
El triunfo de Jeannette Jara en las primarias de este domingo, sumado a los resultados de la última encuesta Cadem, nos dejan una incógnita a descifrar: ¿Nos estamos polarizando?
Una candidata comunista ganando las primarias de la izquierda, donde fueron convocados desde los socialistas, radicales, PPD, frenteamplistas, regionalistas verdes, humanistas y, por supuestos, los comunistas, era impensado hace unos años atrás. ¿Qué provoca Jara entonces?
Quizás, el peinado a lo Michelle Bachelet, ese tono pausado de hablar, las frases para el bronce como “desde Conchalí a La Moneda” y su mensaje a las niñas chilenas de que "no olviden sus sueños", son parte de una mística que terminó por encantar a una izquierda cada vez más disminuida en Chile, pero con ansias de buscar una identificación.
El triunfo de Jeannette Jara vino también a develar lo liquido que es el Frente Amplio, que hoy sólo se sostiene con algunos nombres como Tomás Vodanovic, Macarena Ripamonti o Carla Amtmann, liderazgos muy dispares a Gonzalo Winter, Gabriel Boric o Diego Ibáñez.
También el triunfo de Jara dejó al descubierto la extinción que existe en los ex concertacionistas. La oportunidad de Carolina Tohá de resucitar aquella mística quedó diluida en los escasos votos que conquistó el domingo y, de paso, sepultó definitivamente aquella estela de políticos que representan los gobiernos de Lagos o Frei.
Lo de Jara revive lo más extremo de la izquierda. Hace cuatro años no fue Jadue, pero parece que ahora nada detiene a este tren comunista que avanza a paso firme hacía Estación La Moneda y que, de lograr unir a todo su sector en una sola lista parlamentaria, podría pavimentar lo que hasta el domingo parecía utópico: un Chile dirigido por el comunismo.
Pero esto nos obliga a mirar a la derecha. Cuando en la Cadem vemos el desplome de Evelyn Matthei, quien empata con Franco Parisi, nos preocupa. Si a eso le sumamos que José Antonio Kast parece otro tren imparable camino a la estación, vemos que tendremos enfrentados a dos Chile's completamente distintos de cara a la presidencial.
Volveremos hablar de derechas e izquierdas, de Cuba, de los Nazi, de Pinochet, de Venezuela, cuando en el fondo lo que queremos es mejor salud, mejor educación, mejor transporte y, sobre todo, mayor crecimiento y seguridad.
Si se polariza el debate, pierde Chile. Dura tarea para comenzar a desmitificar a Jara y convencernos de que no es una “come guagua”, que miremos a Kast y podamos confiar que no es un “nazi”, que podamos tener certeza que tendremos la altura de mira para discutir los problemas de Chile, desde la nación, con grandeza, con objetividad y sobre todo teniendo en cuenta que pase a lo que pase, los Kast, las Matthei, los Enríquez-Ominami, las Jara, todos y todas, quieren un mejor país. Si no polarizamos, ganamos todos.