
Esta semana vivimos lo que se espera sea el último ajuste al gabinete del Presidente Gabriel Boric. Ad portas de la carrera presidencial, cuando se debe negociar el presupuesto del próximo año y cuando se comienzan también a pasar cuentas, lo decimos directamente por la salida del Ministro de Agricultura Esteban Valenzuela.
Valenzuela era el único miembro perteneciente a la Federación Regionalista Verde Social (FRVS), y aunque nadie se atreve a decirlo en “on”, lo cierto es que su salida no se puede dejar de interpretar como una pasada de cuenta a Mulet y compañía por justamente haber quebrado la unidad de una lista única parlamentaria, deseo que tenía justamente Gabriel Boric.
La renuncia de Mario Marcel tiene varias lecturas. Una podría decir que quien lo mantenía en su férrea lealtad al Presidente era Carolina Tohá. La sola negativa a ser parte del comando de Jeannette Jara podría también ser otra de las causales, aunque no hay porqué no creerle que las razones personales y familiares pueden haber sido el detonante o la excusa perfecta para abandonar el barco.
La llegada de Nicolás Grau al manejo de la billetera del país nos deja sensaciones encontradas. Este ha sido un ministro que no ha logrado ser del todo asertivo. No podemos olvidar como fracasó el acuerdo con la empresa Sinovac que decidió no seguir adelante con una planta de vacunas en Quilicura, ni tampoco con un centro de investigación en Antofagasta. Tampoco cuando empresas chinas como Tsingshan y BYD desistieron de sendos proyectos de inversión en la explotación de litio en el norte del país, solo estas maniobras nos dejaron sin una inversión de 500 millones de dólares.
Pero fiel al estilo de este Gobierno, más que las capacidades de los elegidos para cargos, priman las cercanías políticas. Acá es donde Grau tiene sus mayores fortalezas. No podemos olvidar que el actual Ministro de Hacienda ha sido militante de la izquierda dura desde su etapa universitaria. No solo fue Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, sino que siempre formó parte del núcleo que sustento el programa de la candidatura de Gabriel Boric el año 2021.
Menos podemos olvidarnos del verdadero error que provocó por ejemplo el subsecretario de Pesca en la tramitación de la ley de fraccionamiento pesquero. Grau reconoció el grave error, pero mantuvo su respaldo a Julio Salas, algo calificado como impresentable, incluso por figuras del propio Frente Amplio.
Grau tendrá una tarea compleja: defender y negociar el presupuesto de la nación del 2026, el mismo que no va a ejecutar justamente Boric. El déficit fiscal actual del país será un verdadero problema, sobre todo porque deberá presentar un presupuesto austero, y eso significa que no podrá subir de un 2% real, algo complejo en época electoral.
Otro punto no menor que la salida de Marcel genera es que se pierden los contrapesos en el Gobierno en materia económica. Hoy la billetera fiscal pasa a manos completas del Frente Amplio. Por último, la experiencia política de Nicolás Grau no es de las mejores y genera un problema sobre todo porque el presupuesto debe estar despachado el 30 de Noviembre. ¿Podrá ser Grau un buen Marcel? Una duda que preocupa, y que claramente es donde el Gobierno debiera ocuparse.