Poco a poco se comienza a reconfigurar el mapa político de la región y del país tras los resultados electorales del pasado domingo. No solo queda claro que en la centro izquierda de la región existe un rotundo ganador como lo es el Frente Amplio y el comunismo. Una realidad es como el mundo de la social democracia quedó completamente averiado y con una mínima representación, sino que, además, todo parece indicar que al menos por ahora muere el denominado “Sharpismo”.
Mientras Jaime Bassa, Jorge Brito, Diego Ibáñez, Francisca Bello, Camila Nieto, Macarena Ripamonti celebran, un hombre que construyó la génesis del Frente Amplio con el propio Presidente Gabriel Boric parece quedar en el olvido. Nos referimos a Jorge Sharp.
El ex alcalde de Valparaíso cometió muchos errores. Primero al estilo de un llanero solitario intentó generar un propio movimiento sin ningún éxito. No alcanzó ni siquiera ver la luz el denominado “transformar”. Ya en las pasadas municipales había quedado completamente averiado cuando intentó una especie de alianza con Constanza Lizana de San Antonio o Javiera Toledo de Villa Alemana, ambas con malos resultados, el mismo que consiguió, por ejemplo, Carla Mayer en Valparaíso.
Pese a eso, Sharp siguió buscando la forma de tener protagonismo en una izquierda que cada vez más lo ve con desconfianza ante su poca habilidad de trabajar en equipos. Y la verdad que los actos del ex alcalde porteño oriundo de Punta Arenas parecen develar su modus operandi. La traición hacía sus aliados políticos es una constante.
En el pasado traicionó las confianzas del propio Presidente Boric. Gabriel y Jorge eran amigos. Subían juntos los árboles de la mítica Avenida Colón de Punta Arenas. Boric se la jugó a concho para que su amigo fuera alcalde de Valparaíso, quebró incluso relación con la izquierda autónoma por su amigo, sin embargo, Sharp como un buen alacrán no pudo evitar traicionarlo.
Sharp quería robarle protagonismo al actual Presidente. Mientras este último apostaba a fortalecer al Frente Amplio junto a Revolución Democrática, el ex edil porteño promovía aliarse con movimiento populares.
Esa poca lealtad política con sus pares de Sharp también quedó clara en esta última campaña, cuando en vez de apoyar a Germán Correa que era el candidato a Senador de su lista, cruzó la línea apoyando a Karol Cariola, hasta intentó ser más “Jarista” que los propios comunistas.
Pero ese relato era poco creíble. Sharp fue crítico en el pasado de los comunistas. Dijo por ejemplo: "Veo al PC más cómodo y más cerca de la Nueva Mayoría que de la construcción de un campo político nuevo". Él veía con lejanía una posible integración de los comunistas con el Frente Amplio. Sin embargo, ahora en campaña se sacaba la foto con Cariola.
Sharp se comenzó a transformar en una especie de Camila Flores de izquierda. Un oportunismo político empezó a inundar sus movimientos, pensaba más en él que en el proyecto en conjunto, y eso fue fue castigado en las urnas. Pese a sacar más votos que tres diputados electos, su estilo de “llanero solitario” no le permitió ser electo y por ende quedó fuera del escenario al menos por los próximos 4 años. Todo se paga en política. La traición, los protagonismos personales, pero por sobre todo, la poca capacidad de trabajar en equipo. Pero como dice el dicho “no hay muertos en política”, veremos como resucita el Sharpismo, por ahora, dejó de existir.