El recinto cultural, ubicado en avenida Providencia 43 en la comuna del mismo nombre, está a un costado de la Plaza Baquedano, centro neurálgico de las últimas manifestaciones sociales.
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En una emotiva ceremonia, pasado el mediodía de este sábado se reabrió el ingreso principal del Teatro de la Universidad de Chile, cuyas puertas estaban cerradas hace más de dos años, tras el estallido social del 18 de octubre de 2019.
El recinto cultural, ubicado en avenida Providencia 43 en la comuna del mismo nombre, está a un costado de la Plaza Baquedano, centro neurálgico de las últimas manifestaciones sociales. Debido al riesgo asociado a los desórdenes en el sector fue que se tomó la decisión de cerrar el ingreso principal hasta este sábado.
El rector de la Casa de Estudios de Andrés Bello, Ennio Vivaldi, encabezó la ceremonia y en su discurso expresó que emoción por la actividad. “Es tal la identidad que el pueblo de Chile siente por esta institución, que sin lugar a dudas agredir esta institución es como agredirse a sí mismo”, señaló.
“Eso permite, por ejemplo, la emoción tan intensa que sentimos todos al cruzar el umbral de una puerta que estaba infranqueable, pero que quería abrirse cuanto antes”, agregó.
Vivaldi manifestó que “el haber podido, con este simbolismo extraordinario que, a lo largo de la historia de Chile, y que en la historia reciente se ha redoblado, este sector de Plaza Italia, este sector que ha simbolizado a lo largo de la historia tantas cosas, pero que hoy día quisiéramos también que, respondiendo al Chile que queremos todos contribuir a formar, represente el arte y represente el compromiso con la política en Chile”.
Tras las palabras del rector, la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, conducida por su actual director titular, el maestro Rodolfo Saglimbeni, celebró su aniversario 81 con un concierto que incluyó parte de la creación del compositor chileno más reconocido, publicado y registrado fonográficamente tanto en América como en Europa durante la primera mitad del siglo XX, Enrique Soro, y la Sinfonía N°8 de Antonín Dvořák, la figura más reconocida del nacionalismo checo.
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