Las predicciones apuntan a una transformación marcada por la hiperpersonalización, la integración de la inteligencia artificial en los objetos cotidianos y un consumidor mucho más atento al valor real que la tecnología añade a sus vidas.
Con cada nuevo año llega una nueva ola de expectativas sobre lo que la tecnología aportará a la vida cotidiana. En 2026, las predicciones apuntan a una transformación marcada por la hiperpersonalización, la integración de la inteligencia artificial en los objetos cotidianos y un consumidor mucho más atento al valor real que la tecnología añade a sus vidas. El panorama chileno sigue exactamente esta línea, impulsado por la acelerada digitalización y las nuevas demandas de los usuarios.
Si 2025 fue el año en que la IA se democratizó, 2026 será el año en que se vuelva invisible. Los dispositivos ya no parecen “tecnología” y empiezan a funcionar como extensiones naturales de las rutinas. Esto ya se nota en los asistentes personales de nueva generación, que interpretan el contexto, la rutina, el estado de ánimo y las preferencias.
Los auriculares inteligentes, por ejemplo, van mucho más allá de la cancelación de ruido. Ajustan automáticamente la ecualización en función del tipo de entorno, controlan el estrés a través de la respiración e incluso pueden sugerir pausas cuando detectan una sobrecarga sensorial. Esta hiperpersonalización se acerca a lo que el sector financiero y el retail ya proyectan para 2026: experiencias adaptadas al usuario, sin esfuerzo consciente por su parte.
Después de años de prototipos, revisiones y apuestas tímidas, 2026 debería consolidar las pantallas plegables como parte del mainstream. La nueva generación de dispositivos presenta mayor durabilidad en bisagras, resistencia reforzada y formatos más útiles, especialmente para quienes trabajan en movilidad.
El usuario típico dispone ahora de un híbrido entre teléfono inteligente y tableta, útil tanto para la productividad como para el entretenimiento. Y esto también incluye sectores que crecieron digitalmente. Ver un evento deportivo en streaming, jugar al ajedrez online o incluso acceder a un casino em línea en una pantalla más amplia se convierte en una experiencia más fluida, siempre tratada como parte natural de la evolución del consumo digital.
Los gadgets de salud siguen siendo uno de los segmentos más demandados, pero en 2026 ganarán una nueva dimensión: la prevención personalizada.
Los relojes inteligentes ahora monitorean indicadores más complejos, como la variabilidad cardíaca detallada, los patrones cognitivos y los microcambios en el sueño. Estas métricas permiten predecir el agotamiento, la ansiedad e incluso posibles infecciones horas antes de que aparezcan síntomas visibles.
Para muchos consumidores, estos dispositivos están empezando a sustituir las consultas rápidas o los exámenes básicos, actuando como una alerta temprana que ayuda a mejorar las decisiones del día a día.
Los hogares inteligentes ya no dependen de decenas de aplicaciones y pasan a funcionar de forma integrada. La tendencia para 2026 es clara: sistemas que “comprenden” al usuario y automatizan acciones sin solicitudes explícitas.
Luces que adaptan la temperatura de color al ritmo circadiano.
Electrodomésticos que ajustan el consumo en función del precio de la energía.
Sensores que evitan desperdicios, desde fugas de agua hasta fallas eléctricas.
Todo ello refuerza el movimiento que los líderes empresariales destacaron en conferencias a finales de 2025: la tecnología al servicio del bienestar y la eficiencia, centrada en la simplicidad.
El consumidor chileno, cada vez más sensible al precio y al valor, busca funcionalidad real. Un dispositivo “moderno” ya no es suficiente; Es necesario mejorar claramente la vida cotidiana.
Los gadgets de 2026 siguen esta lógica: prácticos, intuitivos y construidos para durar. La innovación deja de ser sólo estética y pasa a responder a necesidades concretas, ya sea en movilidad, entretenimiento, salud o trabajo.
En un escenario en constante cambio, estas tendencias muestran que el futuro no estará definido por dispositivos más rápidos o brillantes, sino por tecnología capaz de adaptarse genuinamente a las personas.
(Imagen: Pexels)
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