Con un enfoque en recuperar espacios públicos y preservar el legado patrimonial, el candidato de Republicanos busca rescatar la imagen porteña tanto para los vecinos como para el mundo, proyectando una ciudad digna de su estatus de Patrimonio de la Humanidad.
El candidato del Partido Republicano a la Alcaldía de Valparaíso, Rafael González, ha enfocado su campaña en la limpieza y recuperación de los espacios públicos, utilizando la teoría del "vidrio roto" como fundamento central.
Dicho postulado señala que la presencia de deterioro en el entorno fomenta comportamientos negativos, mientras que su mejora puede generar un impacto positivo en la comunidad y en la imagen externa de la ciudad.
Para González, el estado actual de Valparaíso es un claro reflejo del abandono al que ha sido sometida por años. "Estamos viviendo la teoría del 'vidrio roto' en nuestra ciudad. Si dejamos que el deterioro continúe, será cada vez más difícil revertirlo. Valparaíso debe ser un lugar del que los porteños se sientan orgullosos", afirma.
La visión del candidato no se limita sólo a la limpieza de las calles y la eliminación de la basura, sino que también pone énfasis en la preservación de los monumentos y edificios patrimoniales, reconociendo la importancia de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. A juicio del candidato del Partido Republicano, el estado de los espacios históricos y patrimoniales es crucial para proyectar una Ciudad Puerto que se respeta a sí misma y su rica herencia cultural.
"Valparaíso tiene un legado único que no podemos permitir que siga deteriorándose. No sólo se trata de la limpieza, sino de proteger lo que nos hace especiales a nivel mundial. Necesitamos nuevos planes, nuevas personas y una gestión eficiente para recuperar nuestro patrimonio", sostuvo el candidato.
El plan contempla una renovación integral de los espacios públicos, con el objetivo de mejorar la percepción de residentes y visitantes. La idea es que, al cambiar la imagen de la ciudad, se logre no sólo un impacto en la conducta de sus habitantes, sino también atraer de nuevo a turistas e inversionistas que valoren el carácter único de Valparaíso.
“Preservar el estatus de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad es una tarea urgente. Si no actuamos ahora, corremos el riesgo de perder lo que nos ha dado reconocimiento internacional. Este es el momento de devolverle el brillo a nuestra ciudad y hacerla un lugar del que todos nos sintamos orgullosos”, cerró.
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