Emergencia se registró producto del impacto entre dos trenes, los cuales viajaban a 100 kilómetros por hora (km/h) y a 90 km/h, respectivamente.
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A las 19:45 de este jueves 17 de febrero se cumplirán 36 años de una de las peores tragedias ferroviarias que recuerde nuestro país: la registrada en el sector de Queronque, a 4 kilómetros de la estación de Limache.
Dicha emergencia registrada en 1986 dejó un saldo de 58 personas fallecidas y 510 lesionados (111 de ellos de gravedad) producto del impacto entre dos trenes, los cuales viajaban a 100 kilómetros por hora (km/h) y el otro a 90 km/h.
Uno de los convoyes viajaba en dirección Los Andes - Valparaíso, el cual chocó de manera frontal, en una curva ciega, contra otra máquina que debió haber cumplido el recorrido Valparaíso - Santiago. Entre ambos, transportaban cerca de mil pasajeros.
Respecto a las causas que originaron esta tragedia, se llegó a la conclusión que todo se debió básicamente a una cadena de errores humanos; primero, porque el movilizador de la estación de Limache entregó el bastón de vía libre al maquinista, permitiéndole de esta manera que avanzara con destino a Valparaíso.
No obstante, el señalizador de la estación Peñablanca (ubicada en la vecina comuna de Villa Alemana) hizo lo propio en sentido contrario, permitiendo que continuara el viaje desde Valparaíso a Santiago.
El segundo error consitió en que ambos trenes se desplazaban por la misma vía, ya que la segunda se encontraba inhabilitada de manera temporal producto de un atentado ocurrido meses antes, en noviembre de 1985, el cual destruyó el puente Lo Aranda, ubicado en la comuna de Limache.
Cabe hacer presente que dicha infraestructura alcanzó a ser reparada antes de la gran tragedia en Queronque, de hecho estuvo lista una semana antes, sin embargo no alcanzó a ser inaugurada por las autoridades de la época.
Toda esta situación originó que el tren AES-16, acoplado con el AES-4, avanzara a unos 100 kilómetros por hora, en dirección Valparaíso - Santiago, e impactara de frente con el AES-9, que viajaba a 90 km/h desde Los Andes a Valparaíso, sin que ninguno de los dos maquinistas pudiera hacer efectivo el uso de los frenos.
Según dan cuenta crónicas de prensa de aquellos años, los más afectados fueron los pasajeros ubicados en los primeros asientos, pues los trenes se incrustraron unos cinco metros entre sí, producto de la colisión de alta energía.
Así fue que murieron instantáneamente decenas de personas, mientras que los vagones destruidos quedaron convertidos en sólo una masa de fierro, con cuerpos humanos atrapados en su interior.
Cabe indicar que producto de este accidente, atribuido a falla humana, cuatro funcionarios de Ferrocarriles fueron procesados por su responsabilidad en el hecho.
La defensa de los acusados se basó en las precarias condiciones en que se efectuaba la labor de coordinación en el servicio de trenes.
Vale mencionar que, además de la pérdida de vidas humanas, otra de las consecuencias que trajo este grave accidente ferroviario, fue el fin del servicio de trenes entre Santiago y Valparaíso, el cual no se repuso nunca más.
PURANOTICIA
