Las expectativas están puestas en el recorrido que pretende conectar La Calera y Valparaíso en 1 hora y 23 minutos. La construcción de la línea férrea no solo genera preguntas por su demora en poner la primera piedra, sino que también sobre su viabilidad urbana y las prioridades políticas.
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En su cuenta pública de mayo del 2019 el presidente Sebastián Piñera anunció la ampliación en primera instancia del Metro de Valparaíso (Merval) de Limache a La Calera. "No nos olvidaremos de nuestras regiones”, declaró el Mandatario al país. Desde allí que están puestas las expectativas para una mayor y mejor conectividad en la comuna, cuya única forma de transporte público masivo son los microbuses.
Pero la historia de la línea férrea de la comuna tiene larga data. Es más, los antiguos rieles por donde pasaban los vagones de pasajeros y sus respectivas estaciones siguen allí, sin uso, desde que en 1993 se dictó su suspensión. La imagen de La Calera como importante parada y nudo ferroviario del país, quedó sólo en la memoria de sus habitantes más longevos.
Subsecuentes gobiernos han prometido su reactivación, pero solo se han quedado en palabras. Ricardo Lagos, Michelle Bachelet, y Sebastián Piñera, en su primer gobierno, prometieron a los caleranos la extensión hasta su comuna del servicio de Merval.
En junio de 2019 la ministra Hutt, el presidente de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE), Pedro Pablo Errázuriz, y el entonces presidente del Directorio de Metro Valparaíso, Francisco Bartolucci, anunciaban en una actividad que el proceso de licitación de la ingeniería básica ya estaba adjudicado. El plazo de duración sería de 24 meses.
Así, los ojos de los 50.554 habitantes de la comuna también están puestos en los plazos de entrega del nuevo servicio de transporte que comprende un trazado de 26 kilómetros y que entraría en operaciones recién el 2028, según indicó la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) a Puranoticia.cl.
La construcción de la línea férrea no s´ólo genera preguntas por su demora en poner la primera piedra, sino que también sobre su viabilidad urbana y las prioridades políticas.
El precio del suelo e interés inmobiliario hacen imposible no comparar el Tren Limache - La Calera con el Tren Estación Central - Melipilla, que fue presentado en 2015 al Servicio de Evaluación Ambiental; obtuvo la resolución de calificación ambiental el 15 de mayo de 2019; comenzó su construcción en abril de 2021 y se espera su puesta en marcha en 2025.
En el caso de la extensión de Merval a La Calera el proyecto se anunció definitivamente en 2019 y, según reportó EFE a Puranoticia.cl, actualmente se encuentra en fase de estudios de ingeniería básica y desarrollando el estudio de impacto ambiental que debería ingresado al Sistema de Evaluación Ambiental en los próximos meses. El paso siguiente es la ingeniería de detalle y construcción, etapa que según informan en su página web (www.efe.cl), debería comenzar en 2023.
En cuanto a su entrega, EFE indicó que aún no existe claridad en torno a este tema, pues esta fecha depende de los pasos antes mencionados. No obstante, adelantaron que prevén que el tren regrese a La Calera entre los años 2027 y 2028.
Por su parte, el proyecto de tren de pasajeros a Melipilla contempla una inversión estimada de US$1.554 millones y no solo conectará a sus 123.627 habitantes con Santiago, sino que también a otras siete comunas de la región Metropolitana: Estación Central, Cerrillos, Maipú, Padre Hurtado, Peñaflor, Talagante y El Monte. Con esto, se estima que la demanda aproximada será de 50 millones de pasajeros anuales.
La iniciativa considera 11 estaciones en un trayecto de 61 kilómetros de extensión, con tres vías hasta Malloco (dos de pasajeros y una de carga) y dos hasta Melipilla (una de pasajeros y una de carga), junto con conexión con líneas 1 y 6 de Metro.
Mientras que, el proyecto de extensión del Tren Limache – Puerto, entre Limache y La Calera, considera 26 kilómetros, cinco nuevas estaciones que se suman al trayecto desde la actual Estación Limache e incluye dos vías de tránsito para el servicio de pasajeros y una tercera vía para el transporte de carga.
El recorrido completo de La Calera a Puerto tendrá una duración de 1 hora y 23 minutos, frente a las 2 horas y 52 minutos del viaje actual a través de transporte por tierra. Todas las estaciones del nuevo trazado consideran accesibilidad universal y servicios como cajeros automáticos, tiendas, bicicleteros y máquinas de auto-atención, entre otros aspectos. En tanto, el recorrido desde Limache a La Calera será de solo 28 minutos, versus los 52 minutos que significa hacerlo por medio de transporte terrestre.
El proyecto considera la adquisición de 15 nuevos trenes para la extensión del servicio que, de acuerdo a las estimaciones, sumará 12 millones de pasajeros anuales. La inversión estimada para la extensión es de US$538 millones, monto que debería actualizarse una vez concluida la fase de ingeniería.
Así, uno de los trenes cuesta el doble que el otro, tiene más del doble de extensión en kilómetros, y transportará anualmente cuatro veces más el volumen de pasajeros que estima el otro, y aún así ya comenzó su proceso de construcción.
Es por ello que Puranoticia.cl se contactó con la arquitecta, académica, coordinadora de la Línea Urbanismo e investigadora del Laboratorio Ciudad y Territorio de la Universidad Diego Portales, Isabel Serra, para explicar los aspectos fundamentales a considerar en la discusión de la implementación de un proyecto ferroviario en el país y los factores que influyen en su puesta en marcha.
“Estas iniciativas son de gran envergadura, ya sea por temas económicos, políticos y sociales”, señaló la experta.
En primer lugar, la arquitecta apuntó a la relevancia de los proyectos en materia de votos para candidatos a la presidencia, gobernadores regionales y autoridades municipales en las comunas en donde se inaugurará el tren.
“Hay que pensar en la lógica de la temporalidad de la ejecución, porque una cosa es poner la idea, otra es hacer los estudios y otra es construir, y los tiempos de construcción e infraestructura ferroviaria son completamente distintos a los tiempos políticos”. Puntualizando que “en general a las autoridades más bien les gusta inaugurar que construir”.
Sobre este punto, EFE aclaró que "más allá de su extensión, todos los grandes proyectos ferroviarios contemplan diversas etapas para su materialización. Se inician con estudios de perfil y posteriormente es necesario realizar estudios de ingeniería, que definen muchos de los temas que deben ser abordados en el proceso de evaluación ambiental, que a su vez contempla plazos definidos por la legislación. Una vez desarrollados los estudios de ingeniería y contando con Resolución de Calificación Ambiental positiva es posible iniciar la construcción”.
La participación ciudadana y los niveles de aprobación de las comunidades también son un factor importante a considerar, según remarcó Serra “y eso cada día es más difícil, el incorporar procesos participativos de manera vinculante que sean válidos”, advirtió.
Al respecto, EFE enfatizó que desde 2019 iniciaron dicho proceso de escucha en la extensión Limache - La Calera donde “se han generado diversas instancias para recibir los planteamientos de autoridades comunales y vecinos, buscando las mejores alternativas para el desarrollo de este proyecto”.
Junto a lo anterior, la arquitecta mencionó la importancia de distinguir el tipo de tren que será (de carga o de pasajeros) y qué objetivo final tendrá.
“Hay algunos trenes que tienen una condición más bien de la macrocuenca o de logística de mayor importancia. Por ejemplo, estos trenes que llegan a puertos o aeropuertos o que conectan Chile con Argentina y que tienen un carácter más bien sudamericano versus otros que tienen características más locales”, explicó.
“Hay que ver cuánta carga estarían moviendo, cuántos pasajeros y qué tipo de subvención tienen. La gran discusión siempre ha sido cuál es el nivel de subvención que el Estado tendría que aportar para que estos proyectos sean rentables”, remató la arquitecta.
La especialista también destacó la importancia del factor comunicacional, esto es, cómo estas iniciativas se abordan en la agenda pública, mediática y política. “El cómo se toman en campañas presidenciales, senatoriales, de diputadas y diputados. Desde esa perspectiva hay que ver el mapa de actores de quiénes son los mayores interesados para poner la idea en la agenda pública”.
Un ejemplo de aquello es el Tren Estación Central - Melipilla que “está en la agenda pública, en las noticias y en seminarios. Por lo tanto, es importante considerar el cómo el tren es parte de una discusión de carácter nacional o regional”.
Por último, la arquitecta destacó el factor urbano, en materia de construcción y de implementación. “Poner una línea de tren interfiere en el desarrollo. Aunque tenga conectividad con los distintos lugares, pasar una línea del tren por un lugar tiene varios problemas urbanos”, reconoció Serra.
Aquellas dificultades son “obviamente la misma construcción de la línea del tren que separa en dos sectores el lugar y que produce una serie de externalidades negativas”, las cuales deben ser consideradas y mitigadas en el diseño.
“Después hablamos de planes de desarrollo urbano regional o los planos reguladores y cómo estos se incorporan en esta línea. Desde esa perspectiva hay que ver cómo este instrumento de planificación incorpora el desarrollo del contexto urbano por dónde va a pasar el tren ahí”, indicó.
Aquí cobra relevancia otro factor económico: el precio de suelo ex ante y post construcción del tren y por lo tanto, si es que hay interés inmobiliario en la comuna “porque por donde pasará la línea, las estaciones se transforman en lugares de núcleo comercial y habitacional”.
Aún así, la arquitecta reconoció los numerosos beneficios del tren como medio de transporte para la población.
“En general las ciudades están colapsadas y las carreteras también, entonces el tren aparece como una buena manera de contrarrestar la congestión. Sobre la contaminación, el tren reduce y tiene mucha menos emisión de CO2. También produce menos accidentes y aunque produce claras interferencias en las zonas urbanas donde pasan los trenes, eso con un buen diseño se puede mitigar perfectamente”, resumió.
A pesar de que desde EFE aseguraron estar "trabajando con mucha urgencia" en el tren La Calera, aún no terminan las etapas de evaluación.
"Estamos trabajando con mucha urgencia, como lo hemos hecho incluso en los momentos más complejos de la emergencia sanitaria que enfrenta el país. Pero debemos completar cada una de estas etapas para realizar un buen proyecto, que se ajuste a las necesidades existentes y que permita entregar un gran servicio a nuestros pasajeros”, aseguraron.
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