Durante los últimos días, el candidato de la derecha a Alcalde por Viña del Mar, Iván Poduje, insistió en no ser apoyado por los empresarios, pese a haber asistido al último encuentro de la Fundación Piensa. Expertos políticos debaten sobre la relación entre ambos mundos, y profundizan en el rol de los medios de comunicación, el límite de aportes y la sinceridad.
Durante los últimos días, la trastienda electoral de cara a las inscripciones de candidatos para las próximas elecciones municipales y de gobernadores ha estado al rojo vivo en el país, pero también en la región de Valparaíso.
Es sabido que la política y el empresariado han tenido un vínculo por décadas, el cual ha sido criticado durante los últimos años e incluso investigado. Recordados son las causas judiciales asociadas a Soquimich o Penta, por nombrar los más mediáticos, pero también el rol del empresariado en catástrofes en el país como los últimos incendios y cómo el mundo privado apoyó a las familias damnificadas.
En la zona, hay algunos candidatos de la derecha en Viña del Mar, como el arquitecto Iván Poduje, que pese a querer desmarcarse públicamente de la marca "empresarial" justamente por este estigma que también vivió el exPresidente Sebastián Piñera, concitan el apoyo de este sector. De hecho, el jueves pasado asistió al último encuentro de la Fundación Piensa e incluso subió fotos a redes sociales, pero al día siguiente en una entrevista dijo que no era apoyado por los empresarios.
Sin embargo, hay quienes consideran que la relación entre ambos mundos no va a acabar y que quizás no es necesario, sino más bien transparentar los nexos e intereses de cada parte, pensando en que todos los ciudadanos chilenos tienen derecho a apoyar a quienes estimen.
El politólogo y académico de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), Felipe Venegas, cree que no es algo nuevo ni necesariamente negativo a priori. “Lo importante es la transparencia en las campañas y posteriormente en el ejercicio del cargo en cuanto a la administración de recursos e intereses involucrados”, dijo.
En ese sentido, recuerda que “en el caso de Chile, la ley 19.884 que regula los aportes permite las donaciones estableciendo ciertos límites. El artículo 10 establece que 'ninguna persona podrá aportar a candidatos a alcalde una suma que supere el diez por ciento del límite de gasto electoral establecido para la comuna correspondiente. Así, el aporte no podrá superar las doscientas cincuenta unidades de fomento'. Ahora bien, el artículo 17 de la legislación establece que para el caso de aportes privados que no superen las 20 unidades de fomento, se puede mantener la privacidad de los aportantes”.
Sin embargo, más allá de lo que establece la ley, lo esperable, menciona, es “la mayor transparencia en términos de aportes e intereses asociados que puede tener un candidato. Esto cobra mayor importancia cuando el aspirante mantiene actividades privadas en el ámbito de la arquitectura y el urbanismo y se postula a alcalde de una comuna que debe desarrollar una enorme reconstrucción con recursos públicos, muchos de los cuales deberán ser asignados con fondos municipales a empresas privadas”.
Por ello, concluye, “todas las candidaturas, especialmente la de Iván Poduje -producto de la reconstrucción y los posibles intereses asociados producto del quehacer actual del candidato- deberían informar previamente a la elección las relaciones de interés que mantengan con el sector privado en todos los ámbitos. Sobre todo en el contexto de conocidos y reiterados hechos de corrupción que hemos conocido en el ámbito municipal.
La doctora Angélica Pacheco, magíster en Ciencias Políticas y académica de la Escuela de Arquitectura, Comunicaciones y Diseño de la Universidad Viña del Mar señala que “más allá de lo positivo o negativo de la relación entre el poder económico y poder político en Chile, lo real es que existe y las zonas grises sin regulación sólo perjudican la confianza pública debilitando los fundamentos democráticos”.
Por ello es que propone varias medidas para tener una relación sana entre ambos mundos, y coincide con Venegas: “Sigue siendo urgente normas que reduzcan las brechas de financiamiento, estableciendo topes estrictos a los aportes privados y propios. En la última elección presidencial y parlamentarias, según datos del SERVEL a noviembre (previo a la primera vuelta) se habían aportado 32.000 millones, de los cuales $4.000 correspondían a la campaña presidencial, 13.000 millones a la cámara, $8.000 para el Senado y $6.000 para CORE”.
Otra urgencia, advierte, sigue siendo el control y reglamento de gastos en difusión e información pública por parte del Gobierno Central y comunales en períodos de campañas. “La autopromoción de figuras políticas, van deteriorando el conocimiento de la ciudadanía en sus derechos y beneficios porque se potencian estilos de marca personal por sobre el rol del Estado en la promoción de información pública. El SERVEL es una entidad que mantiene una información en su página web actualizada, sin embargo, existe necesidad de innovar en la expansión y circulación de la información”, manifestó.
Junto a esto, también sugiere más control y mecanismos de transparencia, pues indica que “son necesarios para que el electorado tenga conocimiento que finalmente ningún candidato/a es independiente; menos si se trata en procesos de campaña donde se requieren recursos económicos para posicionarse y darse a conocer con espectacularidades sin sentido público”, y releva también el rol de la prensa ante el poder: "Mientras más investigación periodística se realice antes, durante y después de las campañas también permite que la ciudadanía tenga conocimiento fidedigno de quiénes son los candidatos/as de su localidad, región y país. En este sentido, el rol de los medios locales es fundamental para aquello. Asimismo, debiera ser la transparencia de recursos asociados de los candidatos en espacios de televisión, diarios y radios”.
No obstante, para Pacheco lo más urgente y menos evidente “es focalizar en el funcionamiento de los partidos políticos. Es la zona gris que no se menciona porque si bien tienen regulaciones legales en transparencia financiera; no ocurre lo mismo respecto a sus decisiones internas, participación electoral, calidad de sus padrones, entre otras. De eso, poco se sabe, conversa y discute públicamente”.
Felipe Vergara, analista político de la Universidad Andrés Bello (Unab) reflexiona diciendo que “el problema no está en ser empresario o ser político, sino cuando mezclan las cosas y no las transparentan los reales intereses. Si alguien quiere ser empresario, fantástico, los países necesitan empresarios, pero lo que no se puede ser es empresario y político, si quieres dedicarte a la política debes dejar el mundo empresarial y sincerar los verdaderos intereses. Y también los empresarios deben transparentar y sincerar cuáles son los intereses en un candidato u otro, si es sólo apoyarlo porque confía en él o hay intereses detrás de un beneficio posterior a cambio de los aportes económicos que se entregan”.
Bajo su punto de vista, eso sí, “en política hay cabida para todo, todos los sectores, todas las tendencias, todos los poderes adquisitivos, sin discriminación. En el caso de aquellos que uno puede denominar con mayor riqueza hay ejemplos buenos de mandatarios y autoridades, y ejemplos malos. Donald Trump es un ejemplo malo, el exprimer ministro de Inglaterra es multimillonario y como ellos hay otros que no tienen ese poder adquisitivo que han tenido buenas o malas gestiones. Acá en Chile tuvimos a un multimillonario de presidente y la clave está en transparentar sus recursos económicos y sincerar cuáles son sus objetivos reales. Si quiero salirme del mundo empresarial, perfecto, es el caso de Eduardo Frei Ruiz Tagle, una persona de muchos ingresos que decide retirarse, traspasarle fideicomiso ciego a su hermanos, mala idea, eso es otra historia, y dedicarse a la política”.
A su parecer, el problema es cuando se producen estas mezclas entre intereses económicos y políticos. “Está el caso LAN, el de Laboratorio Chile, el caso Dominga, casos poco acertados. Cuando no se separan es cuando surgen problemas. Y lo otro es cuando empresarios apoyan a uno u otro candidato, lo que también es válido, el problema es cuando ese apoyo va asociado a una demanda posterior, por ende es más que una donación, es una transacción, te apoyo con plata hoy pero más adelante tú me apoyas con proyectos, con no investigarme, con iniciativas, me contratas gente, etcétera. Ahí se complica”, indica.
Sin embargo, lo que considera también importante es que “más allá de los recursos, quienes postulan tengan realmente competencias e interés en desarrollar esas competencias en una región u otra y no desarrollar su campaña exclusivamente producto de la cantidad de poder adquisitivo o de los recursos disponibles para su campaña, porque ahí se produce una contienda desigual. Al final por más que uno quiera transmitir ideas en campaña, son las lucas lo que finalmente priman. Eso es perjudicial porque al final se termina votando por la cantidad de palomas o las veces que se repite el mismo nombre más que por las ideas de cada candidato”.
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