Pese a que a las cúpulas de los partidos tradicionales de Chile Vamos les gustan más los apellidos de la élite, candidatos con magíster o postgrado, los verdaderos ganadores del sector en la Región de Valparaíso justamente no vienen de ese denominador común. Puranoticia.cl analizó los resultados electorales de las figuras más emblemáticas del sector y las posibilidades actuales, de cara a las elecciones de este año.
Estamos adportas de las definiciones que tomarán los diferentes conglomerados políticos de cara a las elecciones de octubre próximo donde con voto obligatorio se deberá elegir al Gobernador Regional, a sus Consejeros Regionales, a los Alcaldes y a todos los concejales.
Pero las decisiones de nombrar a los candidatos muchas veces se toman bajo cuatro paredes en las denominadas "cocinas" de los partidos políticos y muy rara vez se transparenta un proceso de primarias. Sin embargo, el sector de Chile Vamos, hoy el más golpeado de la Región de Valparaíso al haber perdido una serie de alcaldías en la última elección municipal, algunas emblemáticas como Viña del Mar, Concón, Quilpué y Villa Alemana, hoy parece estar cometiendo los mismos errores del pasado justamente al no reconocer que su mayor fortaleza es lo que se podría denominar como "Candidatos Pop".
En el subconsciente popular o el discurso instalado en la sociedad chilena está la idea de que lo popular y la derecha son como agua y aceite, que no tienen que ver, porque la derecha ha estado relacionada, en general, a un concepto tan amplio como sobreutilizado: la élite. Pero la excepción -o excepciones- rompe la regla, dicen.
Pero, ¿qué es ser popular en términos políticos? Actualmente se mide la popularidad en términos de cuántos seguidores en redes sociales tiene un personaje, pero anteriormente aquello se daba más que nada por dos factores: El grado de conocimiento público que se tenía, es decir, lo reconocibles que eran los candidatos en la calle y la cercanía que tenían con el público, pero también se asociaba a quienes son menos favorecidos en términos económicos en la sociedad. De hecho, la Real Academia Española tiene cinco conceptos que grafican esta doble definición: “Perteneciente o relativo al pueblo, que es peculiar del pueblo o procede de él, perteneciente o relativo a la parte menos favorecida del pueblo, que está al alcance de la gente con menos recursos económicos o con menos desarrollo cultural, y que es estimado o, al menos, conocido por el público en general”.
Por otro lado, el concepto de élite se asocia a un concepto antagónico al anterior, a quienes son parte de un grupo más favorecido, para utilizar el mismo concepto, que tienen orígenes menos humildes que el otro grupo o han logrado avanzar profesionalmente o económicamente al punto de desmarcarse del concepto de lo popular. Nuevamente la RAE lo define, aunque más brevemente, como “minoría selecta o rectora”, mientras que Charles Wright Mills en La élite del poder los describe como una clase dominante en cuanto a lo político, empresarial e incluso militar. Más allá de cualquier definición, en el vocabulario cotidiano y de la calle del Chile actual es común escuchar la distinción entre la élite y el pueblo, cargando de una significancia más popular a esta última en desmedro de la primera.
Y es esa diferenciación la que han aplicado hace décadas los partidos de la centro derecha, para posicionar a sus candidatos y ganar puestos de poder. Nombres como Jorge Castro, Virginia Reginato, Maite Larrondo, Trinidad Rojo, Manuel Millones, Andrés Celis, Andrés Longton y hasta Gabriel “Coca” Mendoza, más allá de los problemas con la justicia o de gestión que hayan tenido, han mantenido un arrastre importante y digno de analizar en cada elección. Puranoticia.cl observó su comportamiento electoral y público, y los resultados dan cuenta de un factor en común hasta antes del estallido social: La alta votación elección tras elección, pero por sobre que todos tienen en común su arraigo y conexión con el mundo popular.
En Valparaíso, por ejemplo, la centro derecha desde la vuelta a la democracia hasta ahora sólo una vez ha podido ganar una elección municipal.
Castro obtuvo 54.454 (44,98% de los votos), ganándole al entonces alcalde Aldo Cornejo por poco más de 3 mil votos. A la elección siguiente, alcanzó 40.210 votos, ubicándose en el top 10 de candidatos electos con más votación ese año y ganándole al exalcalde Hernán Pinto por casi 10 mil votos. ¿Qué explica esto? Cuando Castro, locutor y Técnico en Comercio Exterior, comenzó su primera campaña a alcalde, lo hizo apelando directamente a un estilo más cercano y “en terreno”. El mensaje que instaló en los porteños a través de su propaganda en las calles era una comparación con el alcalde en ejercicio, Aldo Cornejo, planteando la siguiente pregunta: “¿Qué alcalde quieres? ¿De oficina o de terreno?”, junto a una imagen comparativa con, a la izquierda, zapatos lustrados y formales, y a la derecha, bototos en un piso de tierra.
Después de Jorge Castro la derecha solo ha dado tumbos con nombres muy alejados del perfil carismático y popular del que gozaba el conocido por todos como "Negro Castro". Apellidos como el de Carlos Bannen, por ejemplo, no entusiasmaron a nadie en la pasada municipal y menos lograron identificación con el pueblo porteño como sí lo logró Castro.
Ese ejemplo permite graficar un poco lo que ha hecho parte de la derecha en la Quinta Región -y también en el país- al posicionar a figuras con características, personalidad y carrera pública más popular que “de oficina”, como intentaron graficar en aquella propaganda en 2008.
Esta fórmula funcionó para la UDI popular también en Viña del Mar con Virginia Reginato. No podemos olvidar que anteriormente un conspicuo Luis Parot con toda la élite viñamarina atrás no le hizo ni cosquillas al doctor Jorge Kaplán en la elección municipal del 2000. Pero fue una mujer que antes había sido secretaria comunal de Viña, dirigente vecinal y hasta reina de belleza, la que luego de llegar al Concejo Municipal finalmente logró gobernar Viña del Mar por cuatro periodos con las votaciones más altas a nivel nacional.
Lo que hizo a Reginato, una mujer que no había terminado su Cuarto Medio y que lo sacó en un 2x1, ganar de esta forma cada elección fue su carisma y personalidad, además del apoyo del partido que veía en ella la posibilidad de no sólo mantenerse en el poder en una de las comunas más importantes, sino que también apalancar candidaturas de otros alcaldes, como ocurrió ese 2008 con Jorge Castro y el eslogan “Jorge cambiará Valparaíso como yo lo hice en Viña” en las palomas instaladas en la ciudad puerto, y como también pasó con varios otros candidatos que quisieron colgarse de ella. Pasó también con la excandidata Pop Andrea Molina, quien con una versión remasterizada el 2021, con lentes para que se viera más intelectual -dicen quienes estuvieron cerca de aquella campaña-, trató de alejarse de la imagen popular de Reginato y terminó perdiendo.
La fuerza de Reginato y su apego popular era tan potente que incluso cuando su imagen estaba dañada por los escándalos de las horas extra imposibles y el déficit municipal en Viña del Mar, además de la acusación por notable abandono de deberes, al postularse al Concejo Municipal obtuvo la primera mayoría: 7.123 votos, seguida por Carlos Williams, con 6.408, quien tras su destitución del cargo por el fallo del TRICEL quedó como la primera mayoría del Concejo y actualmente lo preside en ausencia de la actual jefa comunal, Macarena Ripamonti.
La familia de los Celis quizás pueda demostrar de mejor manera lo que queremos identificar como candidatos POP y los ANTI-POP.
Por un lado está Andres Celis quien, pese a tener un apellido ligado a una de las familias más influyentes de la zona, se hizo conocido principalmente gracias a su pasado más farandulero, cuando se hizo amigo de la voluptuosa modelo argentina Luciana Salazar y asistió con ella a la Gala Festival de 2005, causando noticia en la prensa rosa por el diminuto vestido que llevaba la trasandina, algo que para esas fechas era -por decirlo de forma suave- rupturista. Con su estilo más desfachatado en esas épocas logró lo que su hermano, el exintendente Raúl Celis, no pudo: Ser reconocido en la calle y alcanzar un escaño en el Parlamento. Ya había sido electo concejal en Viña del Mar en 2000, pero ese episodio con Salazar lo catapultó desde un pequeño espacio viñamarino a la televisión, lugar donde participó comentando el Festival cada año en varios programas destinados a aquello.
Andrés Celis ha logrado generar una cercanía con su electorado que le permite caminar tranquilo por cerros de Valparaíso y Viña del Mar. De hecho, en el último incendio en el Cerro Cordillera cuentan vecinos del sector que a uno de los afectados le regaló los zapatos que llevaba puestos.
Su hermano Raúl, en cambio, es lo más alejado a aquel carisma. Si bien siempre ha sonado como candidato en Viña por ejemplo, su estilo es totalmente distinto: Siempre de corbata, más formal, con una rutina de almorzar en un restaurant antiguo del Puerto, auto con chofer y una serie de pequeñas formalidades que son bastantes lejanas al mundo popular.
Otra de las fortalezas de la centro derecha es sin duda el diputado Andrés Longton. Pese que el actual parlamentario es abogado, no existe un elector que no sepa que se trata de un ex chico reality, pese a que viene de una familia de políticos. Hijo del exgobernador Arturo Longton y de la exalcaldesa de Quilpué Amelia Herrera, su popularidad la terminó ganando gracias a participar en el reality Mundos Opuestos, uno de los más exitosos de su formato, y a su cercanía con su hermano Arturo Longton, con quien aún algunos lo confunden al hablarle.
La fuerza popular del abogado y ex chico reality fue tal que en la primera elección a diputado de Andrés Longton arrasó y hasta arrastró a la actual diputada Camila Flores. Nunca la derecha había tenido un diputado siendo primera mayoría en el sector de la zona interior de la forma en que lo consiguió Longton.
En el subconsciente popular es mucho más recordado su romance con la española Wilma González en Mundos Opuestos que algún proyecto de ley emblemático impulsado por el parlamentario. Es que hay que reconocer que existe un arraigo popular importante que, como todas las cosas, ha ido bajando justamente tras alejarse de ese mundo televisivo. Es sólo cosa de ver cuántos votos menos sacó desde su primera elección a su segunda - de 38.874 votos en 2017 pasó a 29.169 en 2021- y que no pudo lograr que su madre se eligiera como consejera regional ni alcaldesa en 2021 (sacó 9.198 votos frente a los 19.015 de Valeria Melipillán).
El caso del consejero regional Manuel Millones, cientista político oriundo de Miraflores Alto , en Viña del Mar -donde todavía viven sus hermanas- es más notable aún. Sus votaciones han sido siempre altas, pese a las trabas que le ha puesto su expartido, la UDI, en varias ocasiones. Entre ellas, no se puede olvidar aquella elección de Consejeros Regionales del 2017 cuando la UDI –apoyada por toda la maquinaria que movía por entonces Virginia Reginato y que también puso a Osvaldo Urrutia en la Cámara de Diputados– puso sus fichas en Carlos Briceño para quedarse con el cargo en la provincia de Valparaíso, pero no lo logró, pues Millones le ganó por cerca de 5 mil votos y le dobló la mano al gremialismo en el que aún militaba. Lo que la UDI pasó por alto entonces fue que el actual consejero regional y precandidato a gobernador en 2013 alcanzó 25.807 votos, logrando el top 17 a nivel nacional; en 2017, tuvo 16.792, siendo superado sólo por la exalcaldesa Amelia Herrera, que obtuvo más de 18 mil votos; y en 2021, logró más de 21 mil votos. En la primera elección para gobernadores regionales, Millones también estaba interesado en competir, pero su expartido, nuevamente, optó por otros nombres antes que él, como Macarena Santelices, Ricardo Urenda y hasta Roberto Ampuero, pero tras no conseguir afirmar ninguna de estas alternativas, lo dejaron competir “por descarte”, logrando el segundo lugar a nivel regional con 161.978 votos.
Lo que ocurre con Millones es llamativo por cuanto ha sido resistido por la cúpula de los partidos, con un estilo muy alejado por ejemplo de Jorge Martinez, ex Intendente, que contaba con el apoyo de los empresarios, del Grupo Piensa o del mismo Raúl Celis. Y llevando el tema a la actualidad, con un estilo bastante lejos del que tiene el precandidato Luis Pardo, quien cuenta con el apoyo justamente de las cúpulas de Chile Vamos.
Pese a tener de padrino a un influyente nombre como Edmundo Eluchans, Millones es quien más conoce del funcionamiento regional en la arena política y se codea tanto con dirigentes sociales en las poblaciones como con la élite, recorre cada rincón de los cerros como ocurrió en los últimos incendios de la zona, y es el único que parece tener los votos para competir la Gobernación Regional. Sin embargo, nuevamente está a la espera de la resolución de los partidos sobre el candidato para competir esa plaza. La gran pregunta que cabe hacerse, en vista de todo lo anterior, es: ¿Competirá de manera independiente?
Yendo más hacia el interior está el consejero regional Roberto Chahuán -ex RN tras una fuerte discusión en el Core con sus excompañeros de bancada- quien por 12 años lideró la comuna de La Calera tras ganarse al electorado desde 1996 a 2008 (8.783 votos en 1996; 10.436 en 2000; y 10.712 en 2004). El descendiente de palestinos saltó desde el negocio familiar farmacéutico “Tamanaco”, la farmacia más conocida de La Calera, al sillón alcaldicio, pese a que la comuna siempre había sido un bastión socialista, y luego se vio públicamente afectado por la detención de su hijo, el concejal Karim Chahuán, quien fue acusado de liderar un saqueo a un centro comercial durante el estallido social, además de vinculársele con el mundo narco. Ese episodio marcó un antes y un después en la carrera política del actual consejero regional independiente, quien se desmarcó de RN junto a su hijo a propósito de la postura que tomó el partido en la polémica. Sin embargo la primera vez que la centro derecha logró romper el bastión socialista-comunista de La Calera fue con su estilo cercano a la comunidad, lo que justamente llamamos o describimos como POP.
Fue justamente eso lo que dio piso a que años más tarde la dirigente social Trinidad Rojo nuevamente lograra imponerse en una zona altamente lejana a la centro derecha. El estilo de Rojo era muy similar al de Virginia Reginato, y en el ambiente político se le reconocía como la “Tia Coty de La Calera”.
Siguiendo un poco más hacia el norte, en Nogales, otra figura de la centro derecha popular lograba la alcaldía en 2016 con 3.235 votos, luego de que el alcalde DC Óscar Cortés no fuera a reelección: Margarita Osorio, por Amplitud. Su mandato estuvo lleno de polémicas, desde las agresiones grabadas en video tras un Concejo Municipal, su llamado a “agarrar a peñascazos” a quienes hacían fiestas durante la pandemia, y sus constantes “chilenismos” y fuerte personalidad -por llamarlo de alguna forma- hasta su formalización por estafa reiterada en la realización de un proyecto habitacional que no fue concretado pero que recibió donaciones de vecinos por $170 millones.
Sin embargo, pese a todo aquello Margarita Osorio fue un bastión de la centro derecha muy fuerte en Nogales que incluso hoy podría -si fuera posible olvidar los delitos por los que fue formalizada- mantener un liderazgo, a propósito de esa cercanía. Quizás la más POP de todos los nombres mencionados, Osorio podría traspasar lo positivo de su personalidad a otros candidatos en esa zona.
En La Cruz, por 21 años, fue Maite Larrondo la alcaldesa a punta de su personalidad desfachatada y cercana a las dirigencias sociales, regalando cajas de mercadería cuando era necesario. Comenzó como concejala y en el 2000 ganó por 2.159 votos y un 33% la elección alcaldicia, aumentando su votación en la elección siguiente a más de 3 mil 600; en 2008, a más de 3.800; y en las dos siguientes elecciones pasando de 3.360 a 3.940 votos. En las últimas municipales no se presentó, por el límite a la reelección, ganando en 2021 la candidata socialista Filomena Navia a su hija, Mirentxu Arraztoa Larrondo, por apenas 47 votos. Este año, Larrondo busca volver a liderar La Cruz, y tendrá que competir con la actual alcaldesa que irá a reelección.
El “estilo Larrondo”, entre quienes la conocen más de cerca, es estar siempre acompañada de un buen pisco sour para la tertulia y ese característico lenguaje popular que la caracteriza. Esa personalidad podría convertirla nuevamente en la carta de triunfo en una comuna en la que, cuando ella pudo competir, nunca nadie le pudo hacer sombra.
Volviendo a Viña del Mar, comuna emblemática para la centro derecha y en donde ésta perdió el poder tras 16 años, resulta fundamental para el sector poder mostrar una carta ganadora. Aquí la oportunidad parece perfecta ante los últimos problemas que han afectado a Macarena Ripamonti, donde está claro que la unión del sector es la única posibilidad de derrotarla. El tema es ¿con quién?
La élite, los grupos económicos y los centros de estudios, por un lado, han tratado de levantar encuestas y nombres con grandes currículum pero con poco arraigo popular. En Viña sólo Reginato pudo gobernar ganando y arrasando, pero hoy esa figura no está y quizás los perfiles que más se asemejan a ella son los del concejal Carlos Williams y su popularidad en los hogares de Viña del Mar por sus conocidos despachos en “el móvil de la Festival”.
¿Qué más se escucha en los cerros que la Radio Festival? Pese a que muchos pueden decir que Williams tiene poco nivel de conocimiento en el segmento social más acomodado de Viña del Mar, este sector debiese votar por el candidato que termine definiendo Chile Vamos la próxima semana, tal como hace cuatro años lo hicieron por Andrea Molina pese a que muchos no estaban de acuerdo.
Aquí el concejal va con ventaja, el locutor dio el salto en 2016 al Concejo Municipal alcanzando 4.835, siendo superado sólo por otro rostro de derecha conocido de la televisión: Gabriel “Coca” Mendoza, quien sumó 5.314 votos, utilizando la misma “fórmula” de poner un personaje conocido en un cargo político, aunque en este último caso aquello no se extendió más allá de un periodo por el desinterés del exjugador de Colo Colo, principalmente por los conflictos judiciales en los que se vio envuelto en su trabajo con las escuelas de fútbol y las acusaciones de fraude al fisco. Volviendo a Williams, en la elección siguiente, también salió segundo, después de Virginia Reginato, pero aumentó su votación en cerca de dos mil votos, y hoy si Chile Vamos lo termine eligiendo a él, podría dar a la centro derecha ese voto popular que no quiere seguir con el concepto de Municipios de Cuidados.
Pero a falta de uno, este año justamente en la derecha viñamarina se produce una interesante disputa que deberá zanjarse la próxima semana, a más tardar, porque pese a que RN brindó su apoyo a nivel regional a Williams para ser la carta del partido para la alcaldía, el exsacerdote Marcelo Catril, quien había manifestado su serio interés por competir en esta elección de forma independiente pero apoyado por algún partido, se decidió por Renovación Nacional, también inscribió su precandidatura y espera lograr convencer a la dirigencia santiaguina de la tienda, la que debería definirse antes del próximo 10 de abril. El también excapellán de la Armada y expárroco de Achupallas, también conocido como el “cura colorín” tiene un arraigo importante con los sectores más populares de la Ciudad Jardín -al igual que Williams- aunque más ligado a la labor social en las ollas comunes y campamentos, y últimamente apoyando a los damnificados por el incendio de febrero.
Tanto Williams como Catril podrían ser considerados en la categorías de POP para lograr que la centro derecha retome el mandato en Viña del Mar.
Post estallido la “fórmula POP de la derecha” quedó en segundo plano con la irrupción de nuevos nombres de la izquierda que, con características personales como el carisma y mayor popularidad -esta vez adquirida a través de redes sociales- han posicionado sus figuras en la esfera pública local, lo que les ha brindado nuevas opciones de reelección. La derecha local, entonces, deberá decidir si buscará competirles con rostros poco conocidos, o mediante la ecuación que les brindó buenos frutos por años, aunque actualizada a los nuevos tiempos.
Pero hay que recordar que más allá de los apellidos y contactos, lo que hace ganar elecciones es la cantidad de votos, y las únicas veces en que la centro derecha ha gobernado en comunas de la Región de Valparaíso donde es difícil ser mayoría, como Valparaíso, Viña del Mar o la propia La Calera, ha sido ocupando un perfil específico de candidatos. ¿Para qué insistir en la élite política?
PURANOTICIA