El ex core de Valparaíso indicó que el 21% del «Rechazo» hay que "crecerlo y cultivarlo", para "atraer, vía convencimiento lícito, a las personas, la verdadera soberanía, para apoyar el articulado fundamental en la nueva Carta Magna".
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Columna de opinión: Jaime Perry, ex consejero regional y candidato a Alcalde de Valparaíso.
Creo que no es bueno tratar de cobardes, traidores, sólo buenos para las redes y otras expresiones, a quienes esperamos se sumen a nuestras posiciones en las próximas contiendas electorales.
Creo debemos analizar los resultados no a la luz de las pasiones, si no a la luz de las cifras y lo que aquellas nos dicen:
la mayor votación de las cuatro opciones la sacó «Convención Constitucional», por la cual votaron no sólo quienes «Aprobaron», sino también muchos quienes votaron «Rechazo». Es un voto castigo hacia la clase política gobernante y parlamentaria que con los años fueron destruyendo la actual Constitución, por acción u omisión, por nuevas leyes inadecuadas, por el poder para el beneficio propio o por simple ego, por no escuchar las necesidades silentes de la sociedad, hasta generar este caos y descontento electoral que es evidente.
La segunda mayor votación fue «Apruebo»: significa que el sentir de la gente, por abrumadora mayoría, acogió la postura de muchos líderes de opinión, tanto de izquierda como de derecha, en cuanto a que nuestra Constitución debe ser reemplazada o modificada, como muchos que optaron por «Rechazo» lo promovían. No escuché, en todo el espectro político, que alguien desgarrara vestiduras por mantener intacta la actual Constitución. Ergo, la Constitución requiere, en concordancia con "Apruebistas y Rechasistas", profundos cambios.
La tercera magnitud de la votación, el «Rechazo», fue la confirmación de un voto duro y consistente: es la base para mantener principios en la nueva y próxima carta fundamental. Ese 21% hay que crecerlo, cultivarlo, para atraer, vía convencimiento lícito, a las personas, la verdadera soberanía, para apoyar el articulado fundamental en la nueva Carta Magna, resguardando los valores tradicionales y fundamentos históricos de la Republica. Ese 21% es el que nos debe sacar de la pugna entre un estado solidario y un estado subsidiario, llevándonos a un estado no adoctrinado por añejas ideologías fracasadas y optar por un estado ecléctico, donde prime la imposición del bien común, donde las personas y el medio ambiente tengan la prioridad y el eclecticismo permita obtener lo mejor de cada lado, en beneficio de nuestra patria y su futuro.
De la cuarta magnitud electoral, la Convención Mixta, poco que decir: una mezcla de parlamentarios e intelectuales filósofos, un "Melange" raro, una amalgama de personas de distinto origen, intereses y naturaleza, normalmente difícil de lograr una emulsión armónica que es la urgente y primera necesidad de nuestra nación, el reencuentro por el bien común.
Tenemos una gran oportunidad, la «Convención Constitucional» debe ser un encuentro politiico, no un enfrentamiento. No repitamos el error ni lo incentivemos.
¡Vamos Chilenos!
PURANOTICIA
