Emmanuel Osses, jefe de carrera de Administración Pública de la U. Viña del Mar, y Fernando Wilson, académico de la U. Adolfo Ibáñez, entregaron algunas luces acerca de cómo debe ser la nueva autoridad municipal de la Ciudad Jardín.
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Finalizado el proceso de Primarias, los partidos políticos comienzan a preparar la Elección Municipal del 11 de abril de 2021, donde la Alcaldía de Viña del Mar parece una de las votaciones que más sedude a las respectivas coaliciones. Es así como Chile Vamos se define entre Andrea Molina (IND-UDI) y Raúl Celis (RN); Unidad Constituyente (ex Nueva Mayoría) busca a su candidato único, donde -hasta el momento- el nombre de la concejala Laura Giannici (DC) parece el más seguro; mientras que el Frente Amplio ve firme a su candidata Macarena Ripamonti, de las filas de Revolución Democrática (RD).
Pero más allá de los nombres, lo cierto es que el próximo Alcalde de la Ciudad Jardín deberá administrar una Municipalidad que arrastra una deuda millonaria, la cual incluso podría llegar a tener un déficit de más de $25 mil millones al finalizar el año, según fuentes de Puranoticia.cl al interior del Concejo Municipal, que atribuyen lo ocurrido a temas de gestión de la administración de Virginia Reginato, a los costos que trajo consigo la pandemia del coronavirus y los respectivos cierres y recursos que dejaron de percibir por el hecho de estar cerrados durante este periodo de crisis sanitaria.
Tomando en consideración esta premisa, Puranoticia.cl conversó con dos especialistas en administración pública y ciencias políticas, con el objetivo de recrear el perfil que debe tener la próxima autoridad municipal viñamarina, teniendo presente que la alcaldesa Virginia Reginato (UDI) deberá dejar el cargo que ocupa desde el año 2004, motivada (obligada, mejor dicho) por la ley que limita la reelección de autoridades y que sólo autoriza dos reelecciones, vale decir hasta tres periodos, o sea 12 años en el cargo, situación que se repite en el caso de los concejales.
El primero en ser contactado por este medio fue Emmanuel Osses, jefe de carrera de Administración Pública de la Universidad Viña del Mar (UVM), quien comenzó su análisis recordando la "profunda crisis institucional" que enfrenta el país, con un "severo nivel de desconfianza en las instituciones", lo que, si bien, han sido sorteados de mejor manera por los alcaldes y alcaldesas, aseguró que estos "no han estado exentos de un escrutinio ciudadano cada vez más sagaz".
En ese sentido, continuó señalando que "los municipios demandan figuras que cumplan con dos requisitos esenciales: por un lado –y aunque suene cliché-, que logren generar mayor nivel de sintonía con las demandas de la ciudadanía y, por otro, que cumplan con los actuales estándares de probidad y transparencia que el contexto amerita, distintos, por cierto, a los de antaño".
Respecto al primer punto, Osses destacó que ese "mayor nivel de sintonía" implica como desafío el propiciar más y mejores mecanismos de participación en la gestión municipal y en el desarrollo comunal, en vez de traer un recetario prestablecido, así como también la adopción de un estilo de liderazgo ciudadano, lo que implica impregnarse de las problemáticas de la realidad comunal y asumir el uso de un lenguaje más adecuado al contexto.
En tanto, en relación a la probidad y transparencia, sostuvo que "es imprescindible que las autoridades comunales logren superar el "test de la blancura", y que asuman la probidad y la transparencia como principios rectores, lo que supone no sólo suscribirlos desde lo discursivo, sino que ello debe materializarse en la forma de hacer gestión municipal con menos espacios de opacidad, que permita recuperar la confianza ciudadana".
A juicio del jefe de carrera de Administración Pública de la UVM, pensar que el próximo Alcalde de Viña del Mar debe ser un experto en -por ejemplo- economía es una "lectura errónea", ya que explicó que en una crisis de representatividad, como la actual, lo que se requiere es, justamente, "mayor representatividad", y agregó que "siempre va a ser más nefasto contar con un liderazgo altamente calificado que no represente los intereses y demandas de la ciudadanía, a una persona que no cuente con todos los elementos técnicos pero que represente esos intereses, porque ese déficit de dominio técnico siempre puede ser suplido por equipos asesores".
Junto a descartar una subvaloración a las competencias técnicas, Emmanuel Osses dijo que "si la representatividad y la competencia técnica van acompañadas, bienvenido sea. Pero los problemas que enfrenta hoy Chile no son precisamente problemas derivados de la falta de competencia técnica. Por ejemplo, hemos tenido alcaldes de diversos sectores políticos, con importantes credenciales académicas y que se han visto involucrados en irregularidades y casos de corrupción. En consecuencia, el debate no debe discurrir por las profesiones".
Ahora, bien, ¿el próximo jefe comunal debe tener un perfil más político o más cercano a lo técnico? Al respecto, el académico sostuvo que "lo técnico nunca es neutral políticamente, por lo que esa pregunta –bastante frecuente- encierra intrínsecamente una falsa dicotomía. Todos los técnicos tienen visiones, énfasis, o propuestas respecto a la gestión municipal o el desarrollo comunal, y esas propuestas tienen domicilios ideológicos, lo cual es muy válido. No hay que despolitizar lo político. Otra cosa distinta es que ese técnico o esa técnica tengan o no una militancia partidaria".
"En el énfasis no debe estar puesto en si son atributos "técnicos" o "políticos". Lo que se requiere en la figura del Alcalde o Alcaldesa, es si esta figura logra generar conexión con la ciudadanía, representar sus intereses y problemáticas, y si logra demostrar que realiza una gestión municipal que tributa la regla de oro de la probidad administrativa: la preeminencia del interés general por sobre el particular", concluyó Osses.
Ahondando en esta última premisa, Puranoticia.cl conversó con Fernando Wilson, académico de la Universidad Adolfo Ibáñez y magíster en Ciencias Políticas, quien comenzó su análisis indicando que la próxima primera autoridad comunal viñamarina debe tener "un perfil de orden técnico, que funcione sobre la base de una plataforma de ordenamiento institucional de la Municipalidad" y agregó que a esta altura "importa poco la cantidad de dinero que se le atribuye de mal gasto" a la casa edilicia porque "las cifras han sido tantas y tan distintas, que necesitan aclararse desde la perspectiva de una entidad técnica especialista en gestión".
Es por eso que sugiere que lo primero que debe realizar el nuevo Alcalde o Alcaldesa es ordenar una auditoría con una empresa internacional consolidada. A partir de esta base, con números reales y un análisis administrativo, "se puede entrar a ordenar y gestionar", dijo, explicando que "eso lo tiene que hacer una figura política que otorgue confianza, que no esté en el marco de la pelea ideológica que vemos hoy día".
Acerca de este último punto, el también doctor en Historia puso como ejemplo al diputado Rodrigo González (PPD), ex Alcalde de Viña del Mar, y a la candidata del Frente Amplio, Macarena Ripamonti, además de darle una "repasada" al Alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp: "El hecho de que el diputado González se presente después de haber sido depuesto de la Municipalidad por problemas de probidad, claramente demuestra que este señor, con todo lo respetable que puede ser como Diputado, no está entendiendo mucho los tiempos. Lo mismo ocurre con otros representantes, como la señorita Ripamonti, que trata de entender un proyecto desde una perspectiva de política nacional, repitiendo los errores de Jorge Sharp".
Prosiguiendo con su análisis acerca del perfil que debe tener el próximo Alcalde de la Ciudad Jardín, Fernando Wilson explicó que "lo primero que necesita es que sea una persona que quiera que su proyecto personal y de vida sea trabajar por Viña del Mar como ciudad. Es decir, no operar desde una estructura política mayor, no ver a Viña como un peldaño de inicio de su carrera, sino que tener una visión viñamarina".
En segundo lugar, y al igual que lo mencionado por Emmanuel Osses, de la UVM, el académico de la UAI sacó a colación el tema de los rasgos de probidad y confianza, diciendo que la nueva autoridad debe ser "una figura que entregue la confiabilidad de una persona que se dedique a esto".
Otra característica señalada es el hecho de que sea una persona "dispuesta a enfrentar los inevitables problemas políticos que va a tener de la política partidista de carácter nacional, ya que habrá gente que no le interesará este proyecto y verá a Viña como un trofeo, por tanto no operará desde una perspectiva ciudadana y urbana".
Por último, y acerca de una crítica que se ha repetido mucho durante los últimos días: ¿La nueva autoridad debe ser local? Al respecto, Wilson indicó que "lo deseable es que lo local tiene siempre una ventaja, porque es una persona que conoce la ciudad y sus problemas, pero yo no soy fanático en eso. No quiero caer en el chovinismo de que sólo los viñamarinos pueden gobernar Viña".
Finalmente concluyó diciendo que "veo más probable el hecho de que se comprometa con el desarrollo de la ciudad como su dedicación permanente y no como un peldaño para la política nacional, como ha sido uno de los grandes problemas que ha tenido Jorge Sharp, donde su condición de magallánico y su particular carácter, ha generado una visión que no ve a Valparaíso más que como parte de una carrera que comienza acá, pero que no se queda acá. El hecho de que sea magallánico le agrega intensidad a esa situación, pero no le veo problema que sea magallánico, el problema es que ha hecho explícito en forma reiterada es que ve a Valparaíso como un peldaño. Él se proyecta al Senado, al Congreso o incluso a la Presidencia de la República. Él por lo general emplaza no a Subdere, al Ministro, sino que directamente al Presidente, entonces ahí nos muestra una persona que tiene una visión no necesariamente porteña".
PURANOTICIA
