Psicóloga Patricia Casanova advierte que entre los tres y cinco años, la persona empieza a identificar como hombre o mujer.
Que el hijo sea feliz, tal como es, eso es lo más importante. Este fue el principal mensaje que entregó la psicóloga Patricia Casanova Bahamondes, en el marco de una clase magistral que dictó en la Universidad de Playa Ancha (UPLA), titulada "Identidad de género en la Infancia. Desafíos para las y los adultos".
La profesional precisó que, al momento de nacer, lo hacemos con un sexo asignado, que se expresa a través de nuestros cromosomas y genitales. Sin embargo, advirtió que éste no necesariamente tiene que ver con cómo la persona se identifica a sí misma, cuestión que -según los estudios- ocurre entre los tres y cinco años.
"Entre los tres y cinco años nos miramos a nosotros mismos y empezamos a identificar nuestro propio género. Y resulta que, en algunos casos, ese género no coincide con el sexo natal. Allí es cuando nos encontramos con pequeñas personitas que empiezan a manifestar de alguna manera a sus papás y mamás que no se sienten conformes con el género asignado, a través de sus juegos, de su elección de juguetes, o de petición explícita de los papás de 'yo no quiero ser niña', 'Cuando grande quiero ser niño'. Empieza de a poco a decírselo a sus cercanos", sostuvo la psicóloga.
Agregó que desde siempre han existido personas transgéneros, pero con el tiempo, se convirtió en un tema tabú, y se invisibilizó. Por lo tanto, advirtió la profesional, el contexto cultural hace que muchas personas sientan miedo de decir que no se identifica con el sexo natal. Esta misma razón explica que no esté debidamente cuantificados en nuestro país, pues tampoco se consideran en los censos.
Pero, ¿qué hacer si los papás sospechan que su hijo no se siente identificado con su género?
La especialista es muy clara: "Si se dan cuenta que sus niños no se comportan como de la manera tradicional, lo primero es abrir los espacios y la discusión. Es decir, ¿por qué hay juguetes que son para hombres y para mujeres? Si mi hijo quiere jugar con muñecas, no pasa nada, es probable que no sea una persona trans. Eso no hace a una persona trans. Déjenlo jugar, y a lo que uno debe estar atento es si se presenta un sufrimiento. Una cosa es que juegue con muñecas y otra es que, además, me diga, 'mamá yo quisiera no tener genitales masculinos' o 'mamá, yo estoy sufriendo con esto, yo solo sería feliz siendo mujer'", dijo la profesional.
Agregó que, en estos casos, la recomendación es buscar orientación de algún profesional que ayude a que su hijo no siga sufriendo, pues esa es la finalidad de toda intervención profesional: Lograr que la persona se sienta plena y feliz. Para ello, hay distintos caminos, algunos tomarán hormonas y otros se someterán a una intervención quirúrgica, entre otras opciones.
Juan Antonio Bustamante, académico y psicólogo de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), sostuvo que, junto a la familia, que es un factor protector, el entorno de la niña y el niño, como el colegio, el barrio y el resto de los parientes, es clave.
"Un ambiente afirmativo, en el caso de la familia, que permite apoyar los procesos en el marco de la identidad, tanto en género, expresión, biología e internacionalización de la identidad, que apoye a los niños y niñas, es lo fundamental. Poner eso en tensión, quizás, con los otros espacios que también son importantes... como los colegios, por ejemplo, los barrios, la familia más extensa", afirmó el especialista UPLA.
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