Acción, ejecutada dos veces desde el mismo sector, fue detectada por personal de Gendarmería, que evitó que el envío llegara a la población penal.
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La constante vigilancia del Centro de Detención Preventiva (CDP) de Quillota, por parte de los funcionarios ubicados en garitas, permitieron impedir que objetos lanzados desde una calle colindante al recinto llegasen a la población penal.
El primer "pelotazo", como se le conoce a este tipo de método se registró cuando un centinela del puesto de vigilancia número 3 se percató que desde calle Rosales, desconocidos arrojaron una bolsa.
El objeto quedó alojado en la malla del patio del pabellón 7, hasta donde llegó personal de guardia, procediendo a la incautación de 15 papelillos de pasta base, dos envoltorios con cannabis sativa, dos teléfonos celulares y tres baterías.
Posteriormente, y desde la misma arteria, lanzaron otro objeto, sin embargo, el rápido actuar del personal uniformado impidió que los elementos prohibidos llegasen a manos de la población penal.
Este segundo "pelotazo" también fue dirigido al pabellón 7, pero esta vez contenía, además de droga y un cargador de teléfonos, cuatro mitades de hojas de sierras para cortar metales.
El jefe (s) del CDP de Quillota, teniente coronel Mario Contreras, sostuvo que "estamos trabajando para poder establecer, de forma interna, a quién estarían dirigidos dichos 'pelotazos' y, de esta manera, poder determinar responsabilidades".
Cabe destacar que en 2016, Gendarmería invirtió cerca de $60 millones en la instalación de mallas superiores en los patios de los pabellones.
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