Alejado del político compuesto, Muñoz habló con La Tercera de su niñez, sus dolores, sus pasiones y su visión de la política.
En una entrevista a La Tercera, el canciller Heraldo Muñoz puso en manifiesto su lado íntimo y más desconocido de su persona. Alejado del político compuesto que se acostumbra a ver a diario, Muñoz habló de su niñez, sus dolores, sus pasiones y su visión de la política.
Su padre era alcohólico y murió de cirrosis a los 39 años, cuando Heraldo tenía 17. Esto provocó una gran crisis económica a nivel familiar en la que Muñóz se tuvo que hacer cargo, ya que era el mayor de tres hermanos.
"En la casa no había dinero y a veces no había ni para comprar las cosas básicas. Eran problemas que se presentaban permanentemente, aunque siempre intentamos llevar una vida normal" señala La Tercera.
Ante tal situación, Heraldo tuvo que trabajar "haciendo de todo" para sustentar económicamente a su familia. Se ganó una beca en Nueva York cuando apenas tenía 18 años, es ahí donde lavó platos y se desempeñó como camionero, uno entre las tantas labores que tuvo que hacer.
"El shock cultural me obligó a adaptarme y tomar medidas rápido, por lo mismo, me dediqué a ser camionero manejando una máquina mediana donde hacía distribución de equipos para restaurantes. Fue una experiencia muy buena. Por lo mismo, cuando se quejan los camioneros tengo una simpatía hasta cierto límite" consigna La Tercera en su artículo.
Heraldo Muñoz no ocultó su pasión por el deporte, especialmente el fútbol y la lucha olímpica, esta última disciplina la desempeñó durante gran parte de su vida, y estuvo a muy poco de ir a los Juegos Panamericanos de 1974, pero el Golpe Militar sucumbió sus sueños olímpicos.
Por último, el canciller habló también de su rol como político y de qué forma interpreta el poder e influencia que ostenta su cargo en el país y el mundo.
"No tengo la vocación por el poder; no tengo una vocación política. No entré a la política por una opción de dedicar la vida al servicio público, entré porque apoyaba a Salvador Allende. Después, me pareció un deber ético el oponerme a la dictadura. De ahí yo llego a la política, pero no por una opción de dedicar la vida al servicio público" señala La Tercera.
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