Estudiantes de la carrera de diseño de interiores de la Universidad del Pacífico diseñaron una propuesta que busca responder a las necesidades de los damnificados por catástrofes naturales.
Si bien la lógica de una vivienda de emergencia es que sea transitoria, lo cierto es que muchas veces terminan teniendo carácter de permanente debido a la imposibilidad de construir algo definitivo en el corto plazo.
Es por eso, que las egresadas de la escuela de Diseño de la Universidad del Pacífico, Romina Andreani y Mariana Frings, diseñaron una propuesta que busca responder a las necesidades de los damnificados por catástrofes naturales.
Bajo el concepto: "Vivienda de Emergencia: Catástrofes en Chile, Transportable, permanente, modulable", las estudiantes proponen un proyecto de diseño orientado a la solución y mejora de la calidad de vida respecto de las condiciones de habitabilidad para las personas afectadas por catástrofes en Chile.
Para ello diseñaron una estructura modular de fácil montaje y traslado, que permite realizar las actividades cotidianas básicas como comer, dormir y resguardar la privacidad en un espacio reducido, pertinente a diferentes situaciones climáticas y que no requiere del uso de mano de obra especializada, ya que cuenta con un mecanismo de construcción rápido, que puede ser armado en un par de días por voluntarios.
Si bien las jóvenes diseñadoras reconocen que tras las catástrofes de los últimos dos años la Oficina Nacional de Emergencias (ONEMI) junto con la industria de la construcción han desarrollado una solución habitacional de emergencia con mejores estándares, aún queda mucho por hacer. "El diseño de la vivienda de emergencia es un proceso de mejoramiento continuo, he ahí la necesidad de plantear soluciones complementarias a las ya instauradas y realizar aportes concretos que permitan crecer en materia de vivienda de emergencia", plantean.
En este contexto, proponen un proyecto desde el diseño más que desde la arquitectura. "Muchas veces se cree que el habitar se encuentra ligado estrictamente a la acción de construir, olvidando que la acción de habitar va más allá de ocupar o protegerse de. Esta implica la convergencia de diversas variables, como lo natural, social, económico, lo cultural, lo emocional y también lo físico-espacial", señalan.
Así, esta vivienda de emergencia considera a quién va a habitar y cómo quiere habitar."El sistema constructivo es de carácter modular, lo que permite establecer un sistema de armado en base a ensamblaje, ofreciendo una mayor flexibilidad a las posibilidades de armado de la vivienda, ya que no podemos olvidar que ésta considera un futuro de ampliación para permanecer en el tiempo", explican.
Sistema modular
El sistema modular para cuatro personas, cuenta con un primer módulo que considera las actividades básicas, tales como el comer y el dormir, para lo que incluye una mesa plegable adosada al muro y un mobiliario base para dormir.
Esta unidad modular básica es ampliable mediante la repetición de distintas módulos que siguen el mismo patrón, estableciendo un crecimiento progresivo de la vivienda de manera flexible. Con esta idea, las siguientes unidades integran también servicios de cocina y espacios sanitarios, o espacios laborales que permiten continuar con una fuente laboral, "para atender todas las necesidades del ser humano y volverse una vivienda permanente", dicen las diseñadoras.
Pensando en la permanencia, el proyecto plantea además un sistema que acoge la necesidad de agrupar las diferentes viviendas para iniciar el proceso de interacción con el entorno. "El modelo de vivienda conjuga la idea de un futuro urbanizable, donde las personas puedan interactuar con su entorno, apropiándose del lugar y de esta manera volver a sentirse 'parte de', luego de haber sufrido la traumática experiencia de perderlo todo" indican. Con esta mirada, se considera también una plaza común que posee baños químicos y una zona de cocina comunitaria, la cual se ubicará cada 10 casas.
Cabe destacar que el material de la vivienda permite que se adapte a cualquier clima o geografía a lo largo del país.* "Los paneles SIP de 75 mm de espesor, escogidos para conformar muros, piso y techumbre, cumplen con la resistencia térmica requerida de norte a sur",* precisan.
Por otra parte, el proyecto incluye estrategias bioclimáticas para pisos y techumbres, como levantamiento de la estructura del suelo, que permite en el sur aislar de la humedad y en el norte generar una zona de ventilación. Asimismo, incorpora materiales como el zinc para la cubierta, que contribuye a la aislación en zonas de lluvias.
El diseño también busca potenciar la ventilación cruzada, así como aprovechar la luz natural. "Esto con ventanas estratégicamente ubicadas y una lucarna, que permite el ingreso de luz por la cubierta, evitando el uso excesivo de luz artificial", señalan.
De igual modo, responde a la necesidad de contar con agua, aunque esta no esté conectada a la red hídrica. "La vivienda de emergencia propone contar con un contenedor de agua dentro de la vivienda, el cual puede ser llenado por camiones, o en caso de zonas muy lluviosas se propone el uso de un colector de agua lluvia", comentan.
De acuerdo a los cálculos estimados por las jóvenes profesionales, esta vivienda de emergencia tiene un costo de $1.515.366 por cada módulo y su siguiente paso será presentar su propuesta a las autoridades pertinentes. "Esta vivienda adopta un carácter permanente. Si bien responde a la condición de emergencia, se hace cargo también del futuro", señalan Romina Andreani y Mariana Frings de la Universidad del Pacífico.
Pn/gm
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