Con la detención de Torres Gacitúa, solo falta someter a la justicia el ex mayor del Ejército Arturo Silva Valdés, que recibió la pena más alta al ser considerado por la Corte Suprema el autor material del secuestro y el asesinato de Eugenio Berríos, ocurrido en Uruguay en 1995.
La policía chilena detuvo hoy a Jaime Torres Gacitúa, uno de los 14 condenados por el secuestro y muerte de un químico y agente de la policía secreta de la dictadura, con lo cual solo uno está prófugo, confirmaron fuentes policiales.
"La Brigada de Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones detuvo al mayor retirado, quien está siendo trasladado hasta el penal de Punta Peuco", donde cumplirá una pena de 10 años y un día por secuestro y otros cinco por asociación ilícita, sin posibilidad de acceder a beneficios", dijeron las fuentes a Efe.
Con la detención de Torres Gacitúa, solo falta someter a la justicia el exmayor del Ejército Arturo Silva Valdés, que recibió la pena más alta al ser considerado por la Corte Suprema el autor material del secuestro y el asesinato de Eugenio Berríos, ocurrido en Uruguay en 1995.
Según medios locales, el exmilitar, condenado el pasado martes a veinte años y un día de cárcel, avisó a su círculo más cercano de que no se iba a entregar a las autoridades.
Once de los militares condenados, entre ellos tres oficiales uruguayos, ya se encuentran en "Punta Peuco", una prisión especial para violadores de derechos humanos situada a 35 kilómetros al norte de Santiago.
Los trámites de ingreso a la cárcel se aceleraron después de que el decimocuarto condenado, el general retirado Hernán Ramírez Rurange, se suicidara el pasado jueves.
Eugenio Berríos, químico de profesión y sindicado como fabricante del gas sarín en Chile, que la policía secreta de Augusto Pinochet usó para cometer varios asesinatos, fue llevado a Uruguay en noviembre de 1991 para evitar que declarara en el juicio por el asesinato del excanciller Orlando Letelier y su asistente Ronnie Moffit, perpetrado en Washington en 1976.
El químico se instaló en Montevideo bajo un nombre falso y fue visto por última vez en 1992, cuando se presentó en una comisaría para denunciar que era vigilado.
Fue entregado a unos militares uruguayos y en abril de 1995 se descubrió su cadáver enterrado en una playa, atado y con disparos en el cráneo.
Pn/ci
AGENCIA UNO