
Aquel viernes de mediados de noviembre tres comandos terroristas paralizaron la ciudad.
Hace frío en París. Las mesitas en las terrazas de los cafés, bajo los calentadores, son muy requeridas. Cuando han pasado cuatro semanas después de los sangrientos ataques del 13 de noviembre, la ciudad busca no dejarse arrebatar sus calles: los ciudadanos quieren estar fuera y mantener su estilo de vida.
Hace un mes los bares y restaurantes se convirtieron en escenario del horror. Aquel viernes de mediados de noviembre tres comandos terroristas paralizaron la ciudad: atacaron lugares tan diversos como un estadio de fútbol y una sala de conciertos.
Los atentados, perpetrados en un breve lapso y durante la noche, se produjeron en forma coordinada en seis lugares de París y del barrio de Saint-Denis.
"Creo que todos tenemos presente todavía el 13 de noviembre. Es una fecha y un hecho que no olvidaremos tan rápido", comenta el mánager de la selección alemana, Oliver Bierhoff. El equipo alemán jugaba un amistoso con la selección francesa en el Stade de France cuando se produjeron los ataques.
Los tres terroristas que estaban en las inmediaciones del estadio no lograron entrar y se hicieron detonar en la zona del ingreso, matando a una persona.
El segundo comando puso en la mira a bares del este de París, más precisamente de los distritos 10 y 11, que, sobre todo los fines de semana, suelen estar repletos de jóvenes. Los terroristas dispararon con sus kalashnikovs contra el "Café Carillon" y, al lado, "Le petit Cambodge", delante de la "Casa Nostra" y enfrente del "Café Bonne Bière".
Pero donde dejaron la mayor cantidad de muertos fue en la sala "Bataclan", donde el tercer comando irrumpió durante un concierto de la banda estadounidense Eagles of Death Metal.
Los terroristas mataron en total a 130 personas e hirieron a otras 350. Siete de los atacantes murieron y dos lograron huir.
No había pasado ni una semana de los atentados cuando en la ciudad volvió a escuchar explosiones y disparos escalofriantes: una vivienda fue asaltada por unidades especiales de seguridad en el barrio de Saint-Danis. Tres terroristas murieron en el operativo, entre ellos quien fue considerado el autor intelectual de los ataques del 13 de noviembre.
Tras los atentados hubo muchos indicios que derivaron en Bélgica, donde actualmente se busca, entre otros, a Salah Abdeslam como el noveno atacante que se supone que estuvo en París.
A nivel político, Francia reaccionó de un modo mucho más drástico que a los atentados de enero contra la redacción del semanario "Charlie Hebdo". Esta vez el presidente, François Hollande, decretó de inmediato el estado de excepción, que luego fue prolongado y seguirá vigente hasta fines de febrero.
A eso se sumaron innumerables registros de viviendas en todo el país. Muchas personas fueron detenidas provisionalmente, mientras que la capital tiene previsto crear 8.500 puestos adicionales de seguridad.
A nivel militar Francia tampoco mostró dudas. Siguiendo la decisión ya tomada para el norte de Irak, Hollande ordenó que los aviones de su país bombardearan posiciones de la milicia terrorista Estado Islámico (EI) en Siria y lanzó una ronda de conversaciones y llamados para lograr una lucha común contra el EI.
Habló con Rusia, con cuyo Gobierno acordó concertar la lucha contra las filas terroristas, y logró sumar el respaldo militar de Alemania para sus ataques en Siria.
Hoy, cuatro semanas después de la conmoción, la vida cotidiana en el este de París sigue de luto. Todos los días se ven flores en los lugares atacados y por la noche se encienden velas en honor a las víctimas, recordándolas en silencio.
Muchos prefieren no visitar la capital francesa en estos momentos. La asociación de turismo local dice registrar una caída del 30 por ciento de visitantes y muchos vuelos han sido cancelados.
Pese al panorama, en parte de desolación, al menos Eagles of Death Metal logró regresar a París. A principios de esta semana el grupo se subió al escenario durante un concierto de U2. Además, la banda ya anunció otra actuación: quiere ser la primera en tocar en el "Bataclan" cuando la sala reabra sus puertas.
DPA