
El nuevo Pontífice es el agustino estadounidense Robert Prevost, quien desde 1985 venía desarrollando labores pastorales en diferentes lugares del país sudamericano, especialmente en el norte.
El nuevo Papa, León XIV, tiene una estrecha relación con Perú, país en el que ha pasado gran parte de su vida y del que es ciudadano.
El nuevo Pontífice es el agustino estadounidense Robert Prevost, quien desde 1985 venía desarrollando labores pastorales en diferentes lugares del país sudamericano, especialmente en el norte.
En 2014, después de muchos años yendo y viniendo entre su Chicago natal y tierras peruanas, el Papa Francisco lo nombró obispo de la diocesis de Chiclayo, en el departmento septentrional de Lambayeque.
Su primer mensaje como líder de la Iglesia Católica puso de manifiesto la importancia que le concede a su experiencia peruana.
"Un saludo a todos aquellos, en modo particular, a mi querida Diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo", dijo en español, dirigiéndose a la multitud reunida en la plaza San Pedro del Vaticano.
La presidenta de Perú, Dina Boluarte, dijo: "Su elección llena de orgullo y esperanza a nuestra nación, que fue su casa, su misión y su fe".
Nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago (Illinois, Estados Unidos), hijo de Louis Marius Prevost, de ascendencia francesa e italiana, y de Mildred Martínez, de ascendencia española.
Graduado en Matemáticas por la Universidad de Villanova, en Pensilvania, donde también estudió Filosofía, Prevost emitió sus votos en agosto de 1981 y se ordenó sacerdote al año siguiente.
Tras completar su formación en Teología en Chicago, y en Derecho Canónico en Roma, y mientras preparaba su tesis doctoral, fue enviado por primera vez a Perú.
Llegó a la misión de los agustinos en Chulucanas, en el departamento peruano de Piura, en 1985.
Y al año siguiente se incorporó a la misión de Trujillo, como director del proyecto de formación común para los aspirantes agustinos de los vicariatos de Chulucanas, Iquitos y Apurímac.
Fueron los primeros contactos con un país que marcaría su vida.
En Trujillo desempeñó diferentes cargos eclesiásticos, antes de regresar a su Chicago natal para asumir un cargo de prior provincial.
Pero en 2014 el Papa Francisco lo nombró obispo de Chiclayo, cargo que asumió en 2015. Entonces dijo que, en señal de compromiso con el país, solicitaría la nacionalidad peruana.
En 2015, ya como peruano, Prevost fue consagrado obispo de Chiclayo.
José Luis Pérez Guadalupe, ministro del Interior peruano entre 2015 y 2016, a quien la correspondió firmar la nacionalización de Prevost y con el que se reunió en numerosas ocasiones, le dijo a BBC Mundo que lo recuerda como "un hombre muy atento y muy reflexivo, que escuchaba más que hablaba".
Pérez Guadalupe es también téologo y criminólogo, y ha trabajado como asesor de los obispos peruanos, por lo que trató a menudo a Prevost.
"Hablabamos de temas pastorales y una de las preocupaciones era que la Iglesia católica estaba perdiendo fieles en América Latina por el aumento de las iglesias cristianas", le explicó a BBC Mundo. "Él era de la opinión de que había que acercar la iglesia a los fieles".
Otro asunto que les tocó tratar fue el de los abusos sexuales a menores dentro de la Iglesia, particularmente espinoso en Perú, donde la influyente comunidad del Sodalicio acumulaba denuncias desde hacía años y que el Papa Francisco ordenó disolver en una de las últimas decisiones de su pontificado.
"La línea de la Conferencia Episcopal peruana era la marcada por el papa Francisco y en esa línea estaba también Prevost", recuerda Martínez Guadalupe, que descarta como falsas las acusaciones de que el nuevo Papa no quiso investigar las denuncias de supuestos abusos presentadas en su diócesis.
Martínez Guadalupe dijo que, aunque permanecía sobre todo centrado en los temas pastorales, el obispo Prevost "estaba muy atento a la realidad de Perú".
En 2023, cuando Perú vivía una ola de protestas tras la caída del entonces presidente Pedro Castillo que se saldó con decenas de muertos, el entonces obispo Prevost le dijo a los medios peruanos que sentía "mucha tristeza y mucho dolor" y contó que le había pedido al papa Francisco prolongar su estancia en el país.
"Se lo he dicho al santo padre; en cierto sentido no es el mejor momento para dejar el país. Yo quiero seguir acompañando al pueblo", dijo entonces.
El reverendo Fidel Purisaca Vigil, director de Comunicación de la diócesis de Chiclayo en la etapa de Prevost, le dijo a AP que como obispo siempre desayunaba y oraba junto a otros sacedotes.
"No importaba cuántos fueran los problemas, siempre mantenía el buen humor y la alegría", le contó Purisaca a la agencia en un correo.
Como obispo de Chiclayo, recorrió también Huancayo, en el centro de Perú.
"Fue bastante cercano con nosotros", le dijo el arzobispo de la ciudad, Luis Alberto Huamán, a la cadena peruana RPP, destacando también su "transparencia".
"Por su modo de ser como obispo, se notaba que amaba al Perú", añadió monseñor Huamán.
En su tiempo en Chiclayo, Prevost priorizó la cercanía con los fieles y acercar la institución a estos, coinciden quienes han hablado públicamente sobre su figura.
En 2018 fue elegido vicepresidente de la Conferencia Episcopal peruana y en 2023 el papa Francisco lo llamó a Roma para asumir como prefecto del del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.
Ese fue el final de su etapa en Perú, pero no de sus lazos con un país al que, como ha dejado claro en su pimer mensaje como papa, lleva en el corazón.
(Imagen: AP Photo)
PURANOTICIA // BBC MUNDO