"Ciego de odio, el supuesto asesino no pudo ver la gracia que rodeaba al reverendo Pinckney y a ese grupo", dijo el presidente estadounidense.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, habló este viernes de las injusticias que aún sufren los ciudadanos afroamericanos en el país al encabezar el funeral del reverendo Clementa Pinckney, que murió la semana pasada en la masacre de Charleston junto a otras ocho personas.
"Ciego de odio, el supuesto asesino no pudo ver la gracia que rodeaba al reverendo Pinckney y a ese grupo", dijo el presidente ante los más de 5.000 asistentes al funeral celebrado en Charleston.
Obama afirmó que el joven atacante fracasó en su intento de dividir al país porque no había contado con la reacción de los familiares de las víctimas ni con que Estados Unidos tomaría el sangriento episodio como un impulso para autoevaluarse.
"El presunto asesino no podría haber anticipado jamás cómo las familias de los caídos, cuando lo vieron en la corte, respondieron en medio de su indecible dolor con palabras de perdón", dijo.
El himno "Amazing Grace" fue el hilo conductor de su panegírico. Sobre el final de su discurso, de aproximadamente 40 minutos, el presidente comenzó a entonarlo, seguido por la concurrencia, y nombró a cada una de las víctimas, en lo que constituyó el momento más emotivo de la ceremonia.
Obama llamó a los asistentes a "probarse" a sí mismos que eran dignos de esa gracia tomando conciencia de las injusticias pasadas "que continúan dándole forma al presente", reflexionando sobre los motivos "que llevan a tantos de nuestros hijos a odiar" y previniendo que "tantos de nuestros hijos" tengan que padecer la pobreza.
En relación con la polémica sobre el uso de la bandera de la Confederación de la época de la Guerra Civil en Estados Unidos, Obama aseveró que "una bandera no causó estas muertes", pero admitió que "por mucho tiempo fuimos ciegos al dolor que causó".
En la masacre racial perpetrada en la histórica iglesia metodista de Charleston, seis mujeres y tres hombres de entre 26 y 87 años murieron asesinadas por Dylan Roof, un joven de 21 años que participó el 18 de junio durante más de una hora en una sesión de estudio de la biblia de la iglesia afroamericana, tras lo cual comenzó a disparar.
Pn/ci
DPA