La iniciativa no es nueva en América Latina. México se inspiró en la experiencia de Chile, que desde 2016 utiliza un etiquetado similar. Perú lo adoptó el año pasado y Uruguay se encuentra en fase de implementación.
En México entró en rigor oficialmente este jueves 1 de octubre el nuevo etiquetado en los alimentos y bebidas a la venta, el que debe advertir claramente del exceso de calorías, azúcares, sodio y grasas.
El gobierno pretende lograr así que los mexicanos cuenten con la información necesaria para hacer compras más saludables y, a la vez, que las empresas reformulen la elaboración de sus productos para evitar tener que incluirles estos antiestéticos sellos.
La iniciativa no es nueva en América Latina. México se inspiró en la experiencia de Chile, que desde 2016 utiliza un etiquetado similar. Perú lo adoptó el año pasado y Uruguay se encuentra en fase de implementación.
Pero, probablemente, en México haya aún mayor expectativa ante sus posibles resultados para ayudar a modificar décadas de mala alimentación en el país, la cual ha sido calificada por las autoridades repetidamente como un verdadero problema para la salud pública.
La iniciativa, sin embargo, causó polémica entre muchas empresas productoras de bebidas y alimentos procesados.
Consideran que el etiquetado podría perjudicar a su actividad y también al consumidor, que creen va a recibir menos información nutricional y más confusa que la que obtenían hasta ahora. Decenas de ellas presentaron amparos ante la Justicia contra la normativa.
Las claves del nuevo etiquetado en México
- Cinco sellos: mientras que en Chile se comenzó con cuatro advertencias (para azúcares, grasas saturadas, sodio y calorías añadidos), México incluye un sello para las grasas trans que irán en la parte superior frontal del empaque.
- "Microchatarras": al contrario que en Chile, los envases de pequeño tamaño deberán también llevar advertencia. Será un solo octógono con el número de sellos que le fueron adjudicados.
- "Exceso de" será la frase que se incluya en cada sello en México, ya que se consideró que el "Alto en" usado en Chile podía interpretarse de manera positiva.
- Edulcorantes y cafeína: los envases en México también advertirán sobre la presencia de estos componentes y la recomendación de que sean evitados por niños.
- Entre 80 y 85% de los productos procesados a la venta llevarán al menos un sello, según cálculos del Instituto Nacional de Salud Pública de México (INSP).
- Multas: aunque la norma entró en vigor este jueves, las empresas contarán con un período de adaptación de sus envases y no se contemplarán penalizaciones hasta el 1 de diciembre.
- Dibujos y personajes animados para atraer la atención de los niños estarán prohibidos, en este caso a partir de abril de 2021. Por ejemplo, la empresa mexicana Bimbo deberá eliminar a su clásico osito de los productos que cuenten con al menos un sello.
Grandes expectativas
Tras estos cambios respecto a la normativa de Chile, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) calificó el nuevo etiquetado mexicano como el mejor modelo que existe en la actualidad.
"Ha alcanzado el nivel de excelencia más alto que hoy tenemos, México se ha vuelto un ejemplo para el mundo en esta materia", aseguró este jueves en conferencia virtual el asesor regional en Nutrición de la OPS, Fabio da Silva Gomes.
El gobierno mexicano tiene grandes expectativas y pronostica que el etiquetado logrará importantes resultados para mejorar la salud.
"Esperamos que con una buena campaña de educación y publicidad sobre este etiquetado, logremos reducir el consumo diario por persona en unas 37 calorías", prevé Simón Barquera, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del INSP.
Según uno de los estudios de este centro, esto permitiría "un ahorro de US$1.800 millones en costos de atención médica en cinco años si el efecto se sostiene, y prevenir que 1,3 millones de personas dejen de tener obesidad", dice el experto a BBC Mundo.
Los resultados de Chile
México basa sus predicciones en los resultados obtenidos por Chile, cuyo Ministerio de Salud presentó en 2019 algunos logros a tres años de la puesta en marcha de su etiquetado.
Si bien reconoció que aún debe transcurrir más tiempo para hacer evaluaciones sobre el impacto que tuvo en la obesidad de la población, sí que identificó cambios en sus hábitos de consumo.
Entre otros, se detectó una disminución del 25% en la compra de bebidas azucaradas, del 17% en postres envasados y del 14% en cereales para desayuno.
Además, identificó en promedio una reducción del 25% de azúcares en la composición de las categorías de alimentos estudiadas.
Barquera asegura que esta reformulación de los productos ya se ha visto en México incluso antes de que el nuevo etiquetado entrara en vigor oficialmente, para así evitar que se les identificara con los nuevos sellos negros.
"Ya hemos visto cereales de caja, que son muy altos en sal y la gente no lo sabe, que ya se la quitaron. En unas semanas logramos que las empresas hicieran lo que debían hace diez años", afirma.
Muchas empresas, sin embargo, aseguran que su responsabilidad con la reformulación hacia productos más saludables viene de antes.
La Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (Anprac), por ejemplo, se comprometió a reducir entre 2018 y 2024 un 20% de calorías en sus artículos.
"Estamos comprometidos con la salud de los mexicanos (...). Continuaremos con nuestro compromiso de reformulación que nos permite estar en constante escucha de las necesidades de los estilos de vida de nuestros consumidores", dijo a BBC Mundo por escrito su director general, Jorge Terrazas.
¿Qué etiquetado es mejor?
Pero las empresas del sector también han tenido duras críticas hacia el nuevo etiquetado. Una de ellas es que los sellos no distinguen entre tamaños o porciones, sino que son colocados cuando el porcentaje de estos componentes en el producto es superior al que el perfil de nutrientes de la OPS recomienda ingerir en la dieta de un adulto.
"Si unas galletas tienen 160 calorías, llevarán el sello de 'exceso'. Pero si una minipastilla tiene dos calorías, también. Al final no importa el contenido específico porque de cualquier manera llevará el sello", critica Lorena Cerdán, directora del Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo (ConMéxico).
También critican que, dado que los sellos no permiten conocer la cantidad concreta de nutrientes, dificultarán al consumidor comparar entre productos. "Si un producto de 50 calorías y otro de 300 tienen el mismo sello, no estoy pudiendo diferenciar", dice Cerdán.
Esta información sí se detallaba en las tablas nutricionales utilizadas hasta ahora, que también mostraban el porcentaje de los nutrimentos diarios que suponían basado en una porción que no era la misma para todos los artículos.
En realidad, esta tabla seguirá estando presente en el nuevo etiquetado, pero ahora en la parte trasera de los envases. Eso sí, deberán mostrar la información basada en 100 gramos o mililitros para homogeneizar el tamaño de las porciones analizadas.
"Entonces, si el objetivo es poner al frente la información importante, ¿cuál es el espíritu de este etiquetado si tengo que dar la vuelta al envase para ver la tabla nutricional?", se pregunta Cerdán.
"Para eso, nos habríamos quedado como estábamos y habríamos invertido en campañas de nutrición para ayudar a la gente a entender esas tablas", le dice a BBC Mundo.
Según Barquera, sin embargo, este tipo de tablas (conocidas como etiquetado GDA) "tienen mucha información, pero mala y engañosa que no sirve para nada".
"No se entienden y no permiten tomar una decisión rápida a la hora de comparar, además que están basadas en porciones arbitrarias. Es una de las peores estrategias claramente interferidas por industrias con intereses comerciales", asegura.
PURANOTICIA // BBC MUNDO