
Nueve años después de concebir "Naive", uno de los himnos del olimpo musical británico de los últimos tiempos, The Kooks demostró hoy en Chile que aún son capaces de hacer vibrar al público
Santiago de Chile, 14 mar (EFE).- Nueve años después de concebir "Naive", uno de los himnos del olimpo musical británico de los últimos tiempos, The Kooks demostró hoy en Chile que aún son capaces de hacer vibrar al público con sus hits de influencia sesentera y sus nuevos temas de rejuvenecido espíritu multicultural.
En su tercera actuación en Chile, la famosa banda británica exhibió un espectáculo más maduro, en el que expandió las fronteras de su exitosa fórmula de indie rock alternativo al ritmo del funk, hip hop, jazz, gospel y percusión africana de los temas de su nuevo y enérgico álbum "Listen".
Con el virtuoso solo de guitarra de "Ooh La" y la roquera "Bad Habit" la formación consiguió hacer brincar al adormilado público que aguantaba impertérrito bajo el inclemente sol santiaguino de las primeras horas de la tarde.
La formación de Brighton liderada por el vocalista y guitarra Luke Pritchard presentó en el país austral su exhuberante cuarto álbum con canciones de frenéticas percusiones y loops persistentes como "Down", que transmitió a los asistentes un "buenrollismo" contagioso que se evidenció por la marea de manos y palos de "selfies" que se alzaron hacia el cielo.
También echaron mano de temas como "Seaside" o la balada "She moves in her own way" de su disco debut "In/Inside Out" (2006) que les llevaron a la cima de las listas de éxitos y que este sábado pusieron en movimiento hasta el esqueleto del más estático espectador.
"I would like to say something in spanish but... My español is like a shit", dijo Pritchard mientras presentaba en sociedad al nuevo batería de la formación, de origen chileno y a quien el público ovacionó por llevar un parche con la bandera del país en el bombo.
Con este concierto la banda, que durante los últimos años no había sido recibida con mucho entusiasmo por la crítica, demostró al público del Lollapalooza que sobre el escenario siguen gozando de una ciclópea energía musical que de ahora en adelante no va a dejar a nadie indiferente.
La condensada programación del festival, que tantas veces juega malas pasadas a los decididos a no perderse ni un concierto, fue condescendiente con los amantes del indie rock que pudieron encadenar el concierto de The Kooks con el espectáculo del polifacético trío Foster the People, quienes regresaron al Lollapalooza por segundo año consecutivo con la intención de repetir el éxito de la edición anterior.
A pesar de que sólo los fans más incondicionales fueron capaces de corear los tema del álbum "Supermodel" (2014), todos se rindieron al cabeceo rítmico de los hits más pegadizos de "Torches", su primer álbum.
Como la colorista "Houdini", que dio el tono de un dinámico concierto que consiguió hacer las delicias de un variado público con espíritu festivalero.
Un molesto rayo de sol en los ojos era el precio a pagar para quien intentaba seguir los movimientos del carismático Mark Foster ante una inmensa pantalla resplandeciente.
La tan anhelada brisa no hizo acto de presencia hasta el inicio de "Pumped Up Kicks", una de las canciones que consiguió levantar el ánimo de un espectáculo en el que, en ocasiones, se echó en falta la desbordante energía a la que nos tiene acostumbrado el vibrante grupo de California. EFE
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