Después de tres horas y 20 minutos de un duelo espectacular.
El británico Andy Murray alzó su segundo título en Valencia tras derrotar en una final épica al español Tommy Robredo, en uno de los mejores partidos de año, tras remontar el escocés hasta cinco puntos de partido para apuntarse la victoria por 3-6, 7-6(7) y 7-6(8), después de tres horas y 20 minutos de un duelo espectacular.
Murray conquistó en Valencia su tercer título en las últimas cinco semanas, y el segundo que le gana a Robredo en este periodo, al que ya derrotó hace tres semanas en China, en Shenzen, donde también le enjugó cinco bolas de partido.
Sin duda, ambos jugadores protagonizaron la mejor final que se ha visto en Valencia, en un duelo que levantó de sus asientos a los espectadores, en un sinfín de ocasiones. Un encuentro en el que hubo calidad, puntos espectaculares y emoción a raudales.
Robredo se llevó un duro castigo. Ninguno de los dos mereció perder, pero el español sumó una nueva derrota en su tercera final del año, a pesar de haber exhibido un tenis de muchos quilates durante toda la semana.
El partido arrancó con un intenso intercambio de golpes en el primer punto que fue un perfecto aperitivo de los que estaba por venir. Ambos jugadores se instalaron tras la línea de fondo y se declararon una lucha sin cuartel, buscando el desgaste del rival.
Las hostilidades se abrieron en el sexto juego. Dos dobles faltas del español permitieron a Murray disponer de los primeros puntos de rotura del partido, pero Robredo se defendió con un juego muy valiente y pudo mantener su servicio.
En el siguiente juego, el partido alcanzó el clímax en un punto extraordinario, en el que Murray se defendió de hasta tres remates del español y tras un intercambio con todo tipo de golpes, Robredo se hizo con el punto de iguales.
Ambos pusieron en pie al público en El Ágora, que les ofreció una sonora ovación, mientras Murray recuperaba el aliento como podía sobre el reloj de la pista. El escocés acusó el esfuerzo físico y cometió a continuación dos errores no forzados que le costaron el servicio y a la postre el set.
Y eso que al catalán le costó consolidar su rotura. Tres errores dieron vida la británico, que dispuso de hasta cuatro puntos que no supo aprovechar. Murray acusó el golpe y concedió su servicio y el set.
El campeón olímpico en Londres no se vino abajo y supo cambiar la dinámica del encuentro, con puntos más cortos y, aprovechando el quiebre inicial en el primer juego, llevó el partido al terreno que más le convenía.
Con 4-2, dispuso de un 15-40 para dejar encarrilado el set y forzar la tercera manga, pero en ese momento Robredo consiguió de nuevo encauzar el partido al peloteo agresivo, al desgaste físico y ahí se reencontró con la fórmula del éxito.
No solo salvó su saque sino que rompió el del escocés y llevó el set al desempate. Las dosis de emoción se dispararon. El español, tras algunos puntos antológicos, llegó a disponer de dos opciones de ganar el partido, pero en ese momento revoloteó sobre El Ágora y la cabeza de Robredo el fantasma de la final de Shenzen, y Murray forzó el tercer set.
En el parcial definitivo, Robredo cobró ventaja al romper el servicio de Murray en el séptimo juego, pero el escocés no le dejó consolidar su ventaja y el partido se dirigió inexorablemente hacia un último desempate.
Hasta tres puntos de partido tuvo el español ahí también, pero el escocés se defendió de manera increíble y aprovechó su primera ventaja en el juego decisivo para apuntarse la victoria tras caer extenuado a la pista.
EFE