“Una nueva Constitución para Chile no es una ocasión para colocar todos los sueños o expectativas personales o de los electores", dijo el constituyente.
El constituyente Agustín Squella hizo un llamado a sus pares a contenerse de presentar propuestas de norma como un medio de llevar los sueños personales a la Constitución. Esto, después que la convencional María Rivera presentara una iniciativa que busca disolver los tres poderes del Estado y reemplazarlos por una Asamblea Plurinacional de los Trabajadores y los Pueblos.
“Una nueva Constitución para Chile no es una ocasión para colocar todos los sueños o expectativas personales o de los electores (…) La próxima Constitución será de la República de Chile y, en consecuencia, debe ser un gran espejo donde todos nos podamos mirar; unos se podrán mirar más, otros menos y otros van a aparecer por primera vez, como los pueblos indígenas”, señaló Squella.
Planteo que “presentemos normas, pero también tengamos algo que no sólo en la Convención, sino en general en Chile, y tal vez el mundo, nos está fallando: contención. Estamos desbordados emocional y políticamente”.
Respecto al poco tiempo que resta para finalizar el trabajo en la Convención, Squella señaló que “cuando dijimos "acepto" en la ceremonia del 4 de julio del año pasado tomamos compromiso. Cuando uno asume un cargo, una función pública, asume deberes, desde luego aceptar el cargo, pero también reconocer que teníamos que votar las normas por dos tercios -nos gustara o no, a mí nunca me gustó- y hacerlo dentro de un plazo”.
Llamó a los convencionales a “trabajar a un tranco mayor al ya muy intenso al que estamos trabajando, porque estamos trabajando a full, pero no al precio de hacerlo mal”.
Sobre la idea de mantener un Congreso bicameral o cambiarlo a uno unicameral, el constituyente dijo que “habrá posiciones muy divergentes, se darán argumento en pro y en contra. Yo creo que a esta altura todos los convencionales tenemos más menos formada personalmente una idea, de manera que no veo algo insalvable o un nudo que no se pueda desatar; se desatará con argumentos de lado y lado”
Adelantó ser “partidario del bicameralismo con reformas importantes a lo que tenemos hoy. Es decir, desde luego la existencia de una Cámara Baja y de un Senado, cuyos representantes estén más ligados a la división territorial; pero un Senado que no tenga exactamente las mismas funciones e intervenciones que la Cámara de Diputados, no de todos los proyectos de ley, sino de algunos más importantes”.
Afirmó estar “abierto a escuchar las razones que puedan dar a favor del unicameralismo”, pero “por principio, soy partidario de la división del poder. Donde hay poder, mejor que esté dividido porque todo poder tiene capacidad de dañar a las personas; entonces, por el solo hecho de que el poder está dividido simpatizo con un Legislativo de dos cámaras”.
Agregó que “lo complicado es que esa votación va a requerir un altísimo quórum”.
Advirtió que existe “el riesgo de que podríamos terminar aprobando muy pocas normas por dos tercios, y eso significaría que el fruto final no sería propiamente una completa Constitución, sino un conjunto de normas constitucionales que podría correr el riesgo de no llegar a constituir lo que se entiende por una Constitución”.
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