Según los datos de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), cerca de 200.000 migrantes fueron detenidos en septiembre en la frontera con México y de ellos 50.000 eran venezolanos. Es decir, uno de cada cuatro.
La llegada masiva de venezolanos a la frontera de Texas, un estado republicano, y el desbordamiento de albergues en ciudades demócratas como Nueva York y Chicago han logrado unir la voz de políticos de ambos partidos contra la política migratoria del presidente Joe Biden.
Lo que los líderes locales han calificado como "crisis", que ha llevado a declarar incluso el "estado de emergencia", se ha convertido en uno de los grandes temas de la política nacional del país a un año de las elecciones.
Y el presidente Biden se ha visto obligado a tomar medidas con dos decisiones sorprendentes en busca de un giro.
Primero se anunció la construcción de 32 km de vallas fronterizas en un sector del sur de Texas donde los migrantes, venezolanos en su mayoría, han encontrado una vía más fácil de entrar a territorio estadounidense.
Biden vuelve así a apostar por una estrategia por la que fue famoso su predecesor, Donald Trump, quizás nuevamente rival en las presidenciales de 2024 .
Eso le ha valido críticas por recurrir a algo que dijo que nunca haría.
Luego, la Casa Blanca anunció que reiniciará la repatriación de migrantes venezolanos indocumentados directamente a Caracas, algo que se hace posible por un nuevo entendimiento entre los gobiernos de ambos países tras años de relaciones rotas.
En el fondo de estos cambios se observa una nueva estrategia del gobierno de Biden.
“En la preocupación del aumento de migración hay un consenso bipartidista en Estados Unidos. Por eso hemos visto que el gobierno de Biden ha adoptado esta decisión [de la repatriación directa]”, señala a BBC Mundo Geoff Ramsey, director para Venezuela de WOLA, un centro de análisis con sede en Washington.
En esto coincide la analista Leslie Vinjamuri, directora del programa de EE.UU. y las Américas del grupo de expertos Chatham House: “El presidente ha estado trabajando en este tema de forma muy conservadora durante mucho tiempo, incapaz de conseguir una reforma migratoria integral. Ahora creo que se enfrenta a una crisis muy seria en términos reales y se enfrenta a un escenario político muy difícil en Washington”.
Pero ¿cómo se originó esta oleada de venezolanos y qué impacto está teniendo en EE.UU. para convertirse en un problema para Biden?
Los venezolanos han llegado de manera masiva en los últimos tres años a Estados Unidos.
Según los datos de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), cerca de 200.000 migrantes fueron detenidos en septiembre en la frontera con México y de ellos 50.000 eran venezolanos. Es decir, uno de cada cuatro.
Los datos del CBP también muestran que ha habido cuatro oleadas desde la pandemia: en diciembre de 2021 (24.764), septiembre de 2022 (33.749) y abril (29.731) y el número récord de septiembre de este año.
Millones de hombres, mujeres y niños han salido de Venezuela desde hace más de una década por la grave crisis económica y humanitaria que se ha vivido en el país. La mayoría había optado por instalarse en países sudamericanos, pero su situación económica no mejoró mucho.
“Lo que hemos visto en los últimos meses es que con la reducción de oportunidades económicas en América Latina ha habido una ola de venezolanos que inicialmente huyeron a países como Colombia, Ecuador o Perú que ahora están partiendo una vez más hacia Estados Unidos”, explica Ramsey.
Como otros migrantes, los venezolanos han optado por cruzar la frontera sin documentos y solicitar asilo o algún tipo de protección que les permita estar seguros y obtener un permiso de trabajo y acceso a los servicios públicos.
Pero al llegar en un número tan grande, ha creado un problema en la frontera y otras ciudades a las que han llegado de forma masiva.
El territorio de Texas, gobernado por el republicano Greg Abbott, abarca el 50% de la frontera de EE.UU. con México y sus ciudades fronterizas son las más buscadas para cruzar a territorio estadounidense.
El récord de migrantes que se entregan a las autoridades de EE.UU. para obtener asilo o alguna protección que les permita trabajar ha generado que la infraestructura para recibirlos se sature.
Eso ha generado en los últimos años un enfrentamiento entre el gobernador republicano y el presidente demócrata. En un movimiento no visto antes, Abbott pagó autobuses e incluso aviones para llevar a los migrantes a ciudades controladas por los demócratas.
Abbot, que como los republicanos pide más fondos para la seguridad fronteriza y mano dura, buscó que el llamado "problema migratorio" también se trasladara a bastiones demócratas.
Y lo logró.
A Nueva York llegaron más de 120.000 migrantes en el último año. Se estima que cerca de la mitad son venezolanos. Eso ha llevado la capacidad de brindar albergue al límite, ha advertido el alcalde Eric Adams. Los servicios públicos, señala, se han visto afectados en una ciudad que está obligada a prestar servicios a los migrantes.
Adams incluso realizó una visita a varios países de Sudamérica para entender la crisis migratoria que tiene al límite a su ciudad muchos miles de kilómetros al norte.
Chicago es otra ciudad demócrata a la que han llegado miles de migrantes en autobuses. Ante la saturación de albergues, muchos están durmiendo en la calle.
El alcalde de Nueva York, el demócrata Adams, responsabilizó al gobierno federal y estatal, ambos de su partido, por no brindar suficiente ayuda a la ciudad para ofrecer vivienda y otros servicios sociales a los recién llegados.
Bajo el lema “Déjenlos trabajar”, Adams y otros líderes demócratas hicieron llamados para exigir más presupuesto destinado a cubrir la asistencia a los migrantes y la construcción de nueva infraestructura.
Y Biden los escuchó.
Ante esta presión, la Casa Blanca ha tomado decisiones que se enfocan directa e indirectamente en los migrantes venezolanos.
En septiembre, otorgó el beneficio del Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) a casi medio millón de venezolanos, una protección que ofrece un estatus legal y permiso de trabajo a los beneficiarios que entraron a EE.UU. hasta el 31 de julio.
Nunca antes se había ofrecido TPS a tantas personas, lo que puede ser visto en Venezuela y otros países como un aliciente ante la posibilidad de que en el futuro nuevos migrantes tengan también esa protección.
Y esta semana el gobierno anunció la construcción de una nueva sección del muro fronterizo en el sur de Texas, una política emblemática de Trump que Biden prometió detener.
Y luego la Casa Blanca informó del reinicio de repatriaciones directas de todo migrante venezolano que cruce de manera indocumentada la frontera y que no tenga una justificación para quedarse.
Al ser cuestionado sobre qué motivó al gobierno de EE.UU. a retomar las deportaciones de venezolanos, un funcionario de la Casa Blanca lo justificó diciendo que es una de las consecuencias que hay de cruzar de manera ilegal y que se aplica a otros migrantes.
“Esas consecuencias incluyen repatriación directa a sus países. Venezuela hasta esta semana no estaba aceptando repatriaciones directas, pero con base al acuerdo al que se llegó, esas repatriaciones van a empezar. Las hacemos ahora a Venezuela, pero también a otros países que tienen situaciones complicadas, como Haití y Cuba, y otros países”, señaló en una rueda de prensa.
La Casa Blanca asegura que EE.UU. ha admitido a más de 130.000 venezolanos a través de “canales seguros”, como la solicitud de citas para procesos migratorios del CBP y el "parole" humanitario que ha permitido la llegada de venezolanos que cuenten con un patrocinador en Estados Unidos.
Como en las últimas dos elecciones presidenciales, el tema de la seguridad fronteriza es uno de los grandes temas que enfrentan a demócratas y republicanos en un país que no logra aprobar una reforma migratoria que establezca reglas claras.
Pero también es un problema que está entre las preocupaciones de los estadounidenses en general, según diversos sondeos.
“La migración sigue siendo uno de los temas más importantes para el electorado de Estados Unidos, así que tiene su lógica política abordar esta cuestión en un año electoral", dice Ramsey.
Biden busca la reelección en 2024 y, como Leslie Vinjamuri advierte, el presidente no ha podido darle solución con una reforma integralpor la falta de consensos en el Congreso.
Su anuncio de la ampliación del muro fronterizo le atrajo críticas de demócratas que desde el gobierno de Trump se oponen a esa política por considerarla inefectiva.
En tanto, Trump, quien lidera las encuestas de preferencia de los precandidatos republicanos, sostiene el tema como uno de sus principales objetivos en su hipotético regreso a la Casa Blanca y no desaprovecha cualquier oportunidad para enfocarlo contra el actual presidente.
"¿Se disculpará Joe Biden conmigo y con Estados Unidos por tardar tanto en ponerse en acción... ¡Esperaré sus disculpas!", dijo el jueves tras el anuncio de la nueva sección del muro fronterizo.
Como en las últimas dos campañas presidenciales,los migrantes han quedado en medio de las disputas políticas. Antes fueron los mexicanos, luego los centroamericanos y ahora los venezolanos.
Y el hecho de que miles de ellos enfrenten ahora la posibilidad de deportación a Venezuela los deja desprotegidos ante los graves problemas de los que huyen.
“Ahora, más que nunca, es importante que EE.UU. garantice que los venezolanos deportados tengan oportunidad de solicitar asilo, lo cual es una obligación de derecho internacional”, dice Ramsey.
“Nadie que tenga un temor creíble de enfrentar la tortura, la persecución o la detención arbitraria debe ser deportado a Venezuela”.
Muchos también huyen de las dificultades económicas y son lo que ahora tendrán un poco más complicado permanecer en Estados Unidos.
(Imágenes: Getty Images, EPA)
PURANOTICIA // BBC MUNDO