
El fallecido Pontífice decidió que su última morada sea la Basílica de Santa María la Mayor, ubicada en Roma, a unos 6 kilómetros de distancia del Vaticano.
San Juan Pablo II fue calificado como el Papa de los récords, pues fue quien más viajes apostólicos realizó (104), más documentos encíclicas, exhortaciones y libros publicó (90) y más santos llevó a los altares (483) en sus 27 años en el trono de San Pedro. Francisco, por su parte, fue el Papa de las primeras veces.
Jorge Mario Bergoglio, quien falleció el pasado 21 de abril a los 88 años, fue el primer líder de la Iglesia Católica nacido en Sudamérica, el primer jesuita y también el primero en utilizar el nombre de Francisco, en homenaje al radical San Francisco de Asís (1181-1230), para identificarse.
Y en sus 12 años de pontificado rompió otras costumbres: fue el primer Papa que vivió fuera del Palacio Apostólico, el primero en visitar países como Irak y el primero en firmar una declaración de fraternidad con autoridades islámicas. Y con su muerte quiso marcar otro precedente: el pontífice argentino será el primero en un siglo que no será sepultado en las grutas de la Basílica de San Pedro.
Francisco decidió que su última morada sea la Basílica de Santa María la Mayor, también en Roma, a unos 6 kilómetros de distancia del Vaticano.
"Deseo que mi último viaje terrenal termine precisamente en este antiguo santuario mariano, donde siempre me detengo a rezar al inicio y al final de cada viaje apostólico, confiando mis intenciones a la Madre Inmaculada y dando gracias por su dulce y maternal cuidado", se lee en el testamento del Pontífice.
Santa María la Mayor es una de las cuatro basílicas papales que hay en la capital italiana. Se trata de una enorme edificación cuyos orígenes se remontan al siglo IV.
De acuerdo con la tradición, el Papa Liberio (36º pontífice romano) mandó construir la iglesia en el sitio donde se produjo una inusual nevada en pleno verano, luego de que la Virgen María se le hubiera aparecido a un matrimonio patricio.
Y aunque en jerarquía San Pedro es el templo católico más importante, no solo por su tamaño, sino porque se cree que está sobre la tumba del primer Papa -el apóstol Pedro-, algunos fieles consideran que con la decisión de Francisco, Santa María la Mayor ganará relevancia.
"La Basílica de San Pedro es la más importante de la Iglesia católica en todo el mundo, pero ahora Santa María va a ser la segunda, porque aquí va a estar el papa Francisco, el santo de la misericordia", le dijo a BBC Mundo desde el exterior del templo Irene Coronado, una guatemalteca residente en Estados Unidos que se encuentra en Roma.
Santa María la Mayor es distinta a otras iglesias, porque es una de las pocas que no tiene forma de cruz, sino que conserva la forma del templo romano pagano sobre la que fue levantada. Originalmente era un santuario en honor a la diosa Cibeles.
Asimismo, su rica y elaborada decoración interna permite al visitante realizar un viaje por el pasado, desde la época bizantina hasta el barroco.
Los mosaicos que recubren las paredes y el artesonado del techo están elaborados con oro extraído de América por la Corona española. Incluso hay quienes afirman que el lote de metal precioso lo llevó el propio Cristóbal Colón.
Por su parte, los más fieles y creyentes encontrarán preciosas reliquias, entre las cuales destacan los cinco maderos que se afirma formaron parte de la cuna donde estuvo Jesús en sus primeros días de vida en Belén.
Las tablas están dentro de un elaborado relicario de cristal de roca, con oro y bronce, el cual se halla a los pies del altar mayor.
"Los maderos han sido fechados científicamente como pertenecientes al período de su nacimiento (de Jesucristo)", explicó Andreas Raub, historiador del arte de la Basílica.
Francisco se unirá a otros siete Papas que ya reposan en el templo, entre quienes figura San Pío V (1504-1572), cuyo cuerpo se exhibe en la llamada Capilla Sixtina o de la Natividad en una urna de cristal donde se puede apreciar su cuerpo 453 años después de fallecido, aunque su rostro está cubierto con una máscara de plata.
Este fue el pontífice que excomulgó a la reina Isabel I de Inglaterra (1533-1603).
Otro Papa que está en la basílica es Clemente IX (1600-1699), quien beatificó a Santa Roma de Lima, la primera santa de América Latina. Sixto V (1521-1590), Clemente VIII (1536-1605), Nicolás IV (1227-1292), Honorio III (1150-1227) y Pablo V (1550-1621) son los otros.
Pero además de los jefes de la Iglesia, en la basílica reposan figuras ilustres como el escultor y arquitecto Gian Lorenzo Bernini (1598-1680), autor de la célebre columnata de la Plaza de San Pedro; y Paulina Bonaparte (1780-1825), hermana del emperador francés Napoleón Bonaparte (1769-1821).
La relación del Papa Francisco con la Basílica es de larga data y ni siquiera su convalecencia por la neumonía bilateral que padeció en sus últimas semanas de vida la interrumpió.
El 23 de marzo pasado, nada más ser dado de alta del hospital Gemelli de Roma, pasó por el templo para dejarle al cardenal Rolandas Makrickas, arcipreste coadjutor del mismo, un ramo de flores.
El pontífice argentino, quien no se bajó del Fiat 500 en el que viajaba, le entregó al purpurado las flores para que las colocara ante el ícono de la virgen, conocida como Salus Populi Romani (la Protectora del Pueblo Romano).
Y, luego el pasado 12 de abril, Bergoglio volvió para rezar ante el ícono bizantino de la Virgen María, apodada como Nuestra Señora de las Nieves, que, según la tradición, fue pintado por el evangelista Lucas sobre un trozo de la mesa en la que Jesús celebró la última cena.
PURANOTICIA // BBC MUNDO