Los 36 bebés prematuros sobrevivientes tienen pesos que oscilan entre los 800 y los 1.200 gramos y el más pequeño tiene solo 28 semanas.
"Hay 36 bebés prematuros. Había 39, pero perdimos tres", cuenta el doctor Marwan Abu Saada, jefe del departamento de Cirugía General en el hospital Al Shifa de la Ciudad de Gaza.
"Dos murieron cuando se fue la luz en el hospital debido a la falta de oxígeno. El tercero murió por gastroenteritis".
Habla por teléfono mientras soldados israelíes registran el sótano del mayor hospital de la Franja de Gaza. Israel acusa a la milicia palestina de Hamás de ocultar allí una de sus bases de operaciones y Estados Unidos dice contar con información de inteligencia que respalda esta acusación. Hamás lo niega.
La voz del doctor llega con dificultad por una precaria línea telefónica después de numerosos intentos de hablar con él. El equipo que atiende a los recién nacidos duerme estos días en el hospital junto a los bebés.
El doctor, su equipo y los bebés se han convertido en los últimos protagonistas del drama humano en Gaza, donde el Ejército israelí lleva a cabo una ofensiva en respuesta a los ataques de Hamás en territorio israelí del pasado 7 de octubre.
Los 36 bebés prematuros sobrevivientes tienen pesos que oscilan entre los 800 y los 1.200 gramos y el más pequeño tiene solo 28 semanas. El doctor Abu Saada explicó que el hospital no tiene noticia de ningún familiar, a los que resulta imposible ubicar en medio del caos de la guerra.
Según su relato , dos de los bebés, fueron llevados al hospital después que se los encontrara sin adultos al cargo después de un bombardeo.
Otros cuatro nacieron por cesárea cuando sus madres ya habían muerto.
"Usamos mantas térmicas como las que son habituales en las operaciones y las colocamos bajo los bebés. También, bombonas de oxígeno, aunque, por suerte, ahora solo dos bebés lo necesitan", dice el doctor, sobre cómo cuidan a los pequeños.
El personal del hospital pidió reiteradamente que se habiliten corredores seguros para que los pacientes y profesionales puedan ser evacuados. Abu Saada alerta del riesgo de infecciones por las circunstancias en las que tienen que hacer su trabajo: "Hacemos todo lo que podemos para esterilizar los tubos de oxígeno, pero es difícil. Por eso estamos pidiendo que se evacue a los bebés".
"Nuestros recursos son muy limitados. Ni siquiera tenemos agua. Para abrir la bomba de agua necesitamos tener energía. Solo podemos activarla cada seis horas, lo que se convierte en un enorme desafío. No tenemos agua para beber ni asearnos", relata el doctor.
Los problemas para mantener la higiene ponen a los bebés en riesgo de enfermedades e infecciones.
"Tratamos de salvar la vida de estos bebés manteniendo la temperatura en la sala, alimentándolos y dándoles antibióticos si los necesitan", asegura Abu Saada.
El médico asegura que reciben cuidados médicos constantes, pero que "no están en un ambiente adecuado".
La falta de combustible ha dejado al hospital sin la electricidad que necesita para hacer funcionar las incubadoras.
Según el doctor, el depósito del oxígeno fue alcanzado por un proyectil y no hay combustible para hacerlo funcionar. "El bloqueo sobre Al Shifa nos impide reconstruir nada", lamenta.
Hay entre 8 y 10 bebés en cada cama, con mantas térmicas para protegerlos del frío. "Si hace frío, si no hay electricidad, los cubrimos con papel de aluminio para potegerlos. Son muy vulnerables a la enfermedad", dice Abu Saada.
"Guardamos el poco combustible que tenemos y la poca energía que nos llega de paneles solares para no perder a los prematuros. Ahora se encuentran en el quirófano de cirugía cardíaca.
El Ejército israelí anunció el envío de incubadoras y comida para bebés. Abu Saada no sabe nada de eso y dice que lo que más necesitan es combustible para hacer funcionar las incubadoras.
Cuenta que el ataque de las tropas israelíes al hospital afectó al puente que comunicaba el edificio de Cirugía General con el Cirugía Especializada, por lo que muchos médicos no pueden moverse del lugar donde estaban cuando se inició.
"En los últimos cinco días hemos dejado de recibir prematuros. Los admitíamos antes de que el hospital fuera asediado, pero ahora no podemos porque no estamos en condiciones de proveerles del cuidado que necesitan", explica el médico.
"No están en las incubadoras que los mantendrían a la temperatura adecuada".
"Estoy en contacto a diario con el especialista de Medicina Neonatal para chequear a los bebés prematuros, pero hoy no ha sido posible conectar con el otro edificio".
Los neonatos afrontan un futuro incierto. El personal del hospital matiene la esperanza de que algún día se pueda encontrar a sus familias.
Por ahora, yacen todos juntos con etiquetas en las que dice "hijo de" o "hija de" y el nombre de la madre, si se sabe quién es la madre.
Antes que el doctor Abu Saada, otros médicos del hospital me hablaron de cómo viven la situación allí.
Adnan al-Bursh, jefe del servicio de Cirugía Ortopédica, dijo que no pueden "ni mirar por las ventanas" mientras las tropas israelíes entran en el complejo.
El doctor Mohamed Obeid, un cirujano, contó que alcanzó a echar una mirada por las ventanas de los quirófanos y vio a unos siete soldados israelíes entrar por el centro de Medicina Interna y Diálisis.
"Todo el mundo entró en pánico mientras los soldados se llevaban todo de los sótanos. Antes de que llegaran, habíamos evacuado a los pacientes de la cuarta planta en el edificio de Cirugía General mientras era bombardeado y las paredes sufrían serios daños, con metralla por todas partes, dijo Obeid.
Obeid relató que un grupo de 15 médicos permanece en una sala en el edificio sin contacto con los otros tras la incursión israelí. Dijo que su grupo está "desconectado del mundo exterior".
(Imágenes: Oficina del Primer Ministro Palestino)
PURANOTICIA // BBC MUNDO)