Kei Komuro, de 29 años, no pertenece a la realeza japonesa, motivo por el cual la princesa deberá renunciar a su estatus real.
Después de años de controversia, la princesa Mako de Japón se casará este mes con un su novio que conoció en la universidad.
Kei Komuro, de 29 años, no pertenece a la realeza japonesa, motivo por el cual la princesa deberá renunciar a su estatus real.
La Agencia de la Casa Imperial dijo que la fecha de la ceremonia es el 26 de octubre.
En un principio, la pareja deseaba casarse en 2018, pero la unión se pospuso después de que se supo que la familia de Komuro había tenido dificultades financieras.
Se espera que la pareja se mude a Estados Unidos, donde el novio trabaja como abogado.
Sus movimientos han sido ampliamente cubiertos en los medios locales, lo que ha causado dificultades emocionales a la joven princesa de 29 años, hija del príncipe heredero Fumihito.
La princesa Mako y Komuro se conocieron en 2012 cuando ambos eran estudiantes en la Universidad Cristiana Internacional de Tokio.
La pareja se comprometió en 2017 y tenían planeado casarse al siguiente año.
Pero luego surgieron noticias sobre los problemas financieros de la madre de Komuro que, según la prensa local, había pedido un préstamo a una expareja que no había pagado.
El palacio negó que la demora estuviera relacionada con esto, aunque el príncipe heredero Fumihito dijo que era importante que los problemas de dinero se resolvieran antes de casarse.
Su relación ha sido cubierta en los medios de manera excesiva.
Esto ha provocado que la princesa sufra un trastorno de estrés postraumático, según la Agencia de la Casa Imperial.
Su tía, la emperatriz Masako, también sufría de una enfermedad relacionada con el estrés, habiendo enfrentado una intensa presión por engendrar un heredero varón.
A menudo existe un estigma en torno a las enfermedades mentales en Japón.
Bajo la ley japonesa, las mujeres de la familia imperial pierden su estatus al casarse con un "plebeyo", aunque los hombres no.
Al unirse a Komuro, la princesa Mako tendrá que dejar de recibir varios beneficios de pertenecer a la familia real japonesa.
Por ejemplo, ya no obtendrá un pago de hasta 150 millones de yenes (US$1,3 millones) que normalmente se le da a un miembro de la familia real.
También se espera que ya no sea requerida en los ritos habituales asociados con una boda de la familia real.
Si renuncia a su estatus, será la primera mujer miembro de la familia real en hacerlo.
PURANOTICIA // BBC MUNDO