"Las instituciones supieron mostrar su fuerza y no tengo duda de que salieron más fortalecidas", ha asegurado el juez Alexandre de Moraes, que ha descartado la amnistía para Jair Bolsonaro, condenado a 27 años de cárcel por golpismo, y que en las últimas horas ha pedido reducir su pena.
El juez del Tribunal Supremo de Brasil, Alexandre de Moraes, ha remarcado que la amnistía al expresidente Jair Bolsonaro "no es posible" y ha descartado que el perdón sirva para pacificar un país, que a pesar de haber vivido "sus peores momentos" desde el fin de la dictadura militar, ha logrado salir adelante gracias a la fuerza de su Constitución y sus instituciones.
"Las instituciones lo rechazaron, mantuvieron al presidente y al vicepresidente electos y responsabilizaron a todos aquellos que intentaron un golpe de Estado", ha enfatizado el juez del Supremo, de visita en Madrid, en una entrevista este miércoles a Europa Press.
De Moraes ha recordado aquello como un "momento complicado" y "el peor ataque" a la democracia desde que se promulgó la Constitución de 1998, ejecutado por "un grupo político que se transformó en una verdadera organización criminal".
"Sin embargo, las instituciones supieron mostrar su fuerza y no tengo duda de que salieron más fortalecidas", ha asegurado el juez, que ha descartado la amnistía para un Bolsonaro, condenado a 27 años de cárcel por golpismo, y que en las últimas horas ha pedido reducir su pena alegando que se infringió su derecho a la defensa.
"No podemos confundir pacificación con impunidad", ha expuesto De Moraes, llegando incluso a comparar esta idea de la amnistía con los intentos del ex primer ministro británico Neville Chamberlain por apaciguar, en lugar de combatir, a Adolf Hitler con los Acuerdos de Berlín, en vísperas de la II Guerra Mundial. "Eso acabó como acabó", ha recordado.
"Estamos hablando de una organización criminal que intentó atentar contra las instituciones, que intentó cerrar el Tribunal Superior Electoral, que programó el asesinato del presidente electo, del vicepresidente", ha rememorado en referencia a la operación 'Puñal Verde Amarillo', de la que él también fue objetivo.
"No hay ninguna posibilidad de amnistía porque los crímenes contra la democracia, de acuerdo con la Constitución brasileña, los atentados contra el Estado democrático de derecho, son imprescriptibles y no es posible la amnistía", ha zanjado De Moraes, que remata: "Se pacifica el país aplicando la ley y haciendo prevalecer la democracia".
DESINFORMACIÓN Y SANCIONES DE EE.UU.
De Moraes también ha destacado que la independencia de la Justicia brasileña se ha mantenido firme a pesar de las "presiones" que han llegado desde Estados Unidos, sin duda, ha dicho, marcadas por la "información totalmente desvirtuada" que le hicieron llegar los aliados de Bolsonaro al presidente Donald Trump.
"Puedo decir en nombre del Tribunal Supremo de Brasil que cualquier amenaza, coacción, cualquier tipo de sanción interna o externa, no va a afectar a la independencia y autonomía del Poder Judicial de Brasil", ha enfatizado.
El magistrado ha puesto de manifiesto que esa desinformación que llegó a la Casa Blanca ha quedado en evidencia ante la buena sintonía que Trump y el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, han mostrado en las últimas semanas, después de meses de tensión diplomática, alimentada, según apunta una investigación que ha motivado la detención domiciliaria de Bolsonaro, por el círculo del expresidente.
Esos acercamientos, ha explicado el juez, han servido para trasladar al presidente de Estados Unidos las "verdaderas informaciones" sobre un "debido proceso legal con gran cantidad de pruebas" en las que se basó la condena.
Nada parecido a esa "caza de brujas" de la que Trump se sirvió para justificar una campaña económica y diplomática sin precedentes en la relación entre ambos países, con la imposición de aranceles de hasta el 50 por ciento a las productos brasileños, o retirándole el visado al juez amparándose en la Ley Magnitsky, que apunta hacia quienes cometen graves abusos contra los Derechos Humanos.
Aún con todo, De Moraes ha asegurado que la Justicia brasileña "trabajó con total independencia y autonomía". Todo "eso no alteró un milímetro el proceso legal en Brasil", ha dicho el juez, quien ha expresado que confía en que este nuevo acercamiento entre Lula da Silva y Trump reconduzca la situación.
En el plano personal, ha afirmado que ser objetivo de la Administración Trump no ha supuesto un problema para él. "Desde hace cinco años vengo recibiendo amenazas, se acabó la privacidad", ha lamentado, no obstante. "Esas sanciones no influyeron mucho. Mi vida continúa y hago mi trabajo de la misma manera", ha dicho.
DESAFÍOS PARA LAS ELECCIONES DE 2026
De Moraes, que durante el fallido golpe de Estado ejercía a su vez como presidente del Tribunal Superior Electoral, ha puesto de relieve el auge de la desinformación como el gran desafío para las elecciones de 2026, si bien ha extrapolado este fenómeno a cualquier otra parte del mundo.
"Algunos grupos extremistas, grupos ideológicos, principalmente de extrema direcha, con absoluta capacidad, eso es innegable, sabe utilizar las redes sociales para difundir desinformación y con eso captar a voluntad al elector", ha explicado el juez, que tiene bajo su instrucción un caso sobre las llamadas 'milicias digitales' que se encargaron de enturbiar la campaña electoral de 2022.
Esa causa, que investiga amenazas, ataques verbales y desinformación contra las instituciones y el sistema electoral brasileño en vísperas de las elecciones de 2022, fue parte de los argumentos de Donald Trump, incluso en la última Asamblea General de Naciones Unidas donde habló de falta de libertad de expresión, para justificar las sanciones contra el juez, pero también contra el Estado.
"Ese gran desafío en 2022 vuelve ahora a serlo en 2026. El mayor desafío de la justicia electoral brasileña es impedir que la voluntad del elector sea captada por informaciones falsas y con ello desvirtuar el proceso electoral", ha señalado.
PURANOTICIA