Aharon Haliva por el momento, es el único alto cargo israelí en dimitir por los fallos de inteligencia que llevaron a que Hamás pudiera llevar a cabo el ataque más mortífero sufrido por Israel en toda su historia.
"Llevo ese día negro conmigo desde entonces, día tras día, noche tras noche. Llevaré conmigo el horrible dolor de la guerra para siempre", escribió en su carta de renuncia hecha pública este lunes Aharon Haliva, el hasta ahora jefe de la inteligencia militar israelí.
Haliva es, por el momento, el único alto cargo israelí en dimitir por los fallos de inteligencia que llevaron a que Hamás pudiera llevar a cabo el pasado 7 de octubre el ataque más mortífero sufrido por Israel en toda su historia.
El general de división reconoció que “no estuvo a la altura de la tarea que se nos había confiado”.
El asalto de Hamás del 7 de octubre tomó por sorpresa al ejército y espionaje de Israel, uno de los países que más invierten en inteligencia del mundo.
Sus funcionarios militares y de inteligencia pasaron por alto o ignoraron múltiples advertencias antes de que cientos de hombres armados de Hamás traspasaran la valla fronteriza de Gaza ese día y atacaran comunidades israelíes, bases militares y un festival de música.
Unas 1.200 personas, mayormente civiles, murieron y 253 fueron tomadas como rehenes en el ataque, que dio pie a las operaciones militares israelíes en Gaza, donde han muerto ya más de 34.000 personas, en su mayoría mujeres y niños.
Pero muchos se preguntan aún en Israel qué es lo que no funcionó en los estamentos militares, policiales, políticos y de espionaje para que nadie fuera capaz de anticipar lo que iba a suceder.
Y la presión en las calles contra los responsables es cada vez mayor.
Haliva ha pedido una comisión estatal de investigación "que pueda investigar y descubrir de manera rigurosa, profunda, exhaustiva y precisa todos los factores y circunstancias que condujeron a los difíciles acontecimientos".
El hasta ahora jefe de la inteligencia militar, quien se mantendrá en el cargo hasta que se elija a su sucesor, según ha comunicado el ejército israelí, no solo ha sido el primero en dimitir, sino que también fue el primero en reconocer, 10 días después del ataque, su responsabilidad por los fallos de inteligencia.
Él mismo se encontraba de vacaciones en la ciudad costera de Eilat, en el Mar Rojo, cuando recibió una llamada de madrugada, unas horas antes del asalto, informándole de un posible ataque de Hamás.
Sin embargo, restó importancia a la advertencia y no informó a sus superiores de lo que estaba pasando.
Segñun los analistas, su renuncia prepara el camino para posibles futuras dimisiones por parte de los principales funcionarios de seguridad de Israel.
Yehuda Fuchs, jefe del Mando Central del ejército israelí, bajo cuya autoridad se encuentran, entre otras, las unidades y brigadas desplegadas en Jerusalén y en la Cisjordania ocupada, también ha anunciado que dimitirá en agosto.
Fuchs, también conocido como Fox, había reconocido en los últimos meses a sus allegados que se veía a sí mismo como parte del Estado Mayor que fracasó el 7 de octubre, y que debía asumir la responsabilidad, según medios israelíes.
En los últimos meses, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el teniente general Herzi Halevi, y el director del Shin Bet, el servicio de inteligencia y seguridad interior, Ronen Bar, también asumieron parte de la responsabilidad, pero decidieron mantenerse en sus puestos mientras dure la guerra en Gaza.
Quien hasta la fecha se ha negado a aceptar ningún tipo de responsabilidad directa es el primer ministro, Benjamín Netanyahu.
El jefe del gobierno dijo dos semanas después del ataque de Hamás que "todos tendrán que dar respuestas, incluido yo mismo". Pero también ha dejado claro que no piensa dimitir, a pesar de la creciente presión de una parte de los israelíes, que piden un cambio de gobierno.
Miles de personas volvieron a manifestarse este pasado sábado en las calles del país para pedir una nueva convocatoria de elecciones y exigir al gobierno progresos en la liberación de los rehenes que aún siguen en manos de Hamás.
Las encuestas indican que la mayor parte de los israelíes culpan a Netanyahu por los fallos de seguridad que no previnieron el ataque del 7 de octubre.
Según un sondeo del Israel Democracy Institute, un centro de estudios independiente, más de la mitad de los israelíes quieren que se celebren nuevas elecciones en 2024, y alrededor de 62% considera que ha llegado el momento de que los responsables del fracaso del 7 de octubre dimitan de sus cargos.
Netanyahu, que encabeza un gobierno de coalición con partidos nacionalistas judíos, entre ellos el Partido Sionista Religioso, ha descartado celebrar elecciones anticipadas, alegando que acudir a las urnas en medio de una guerra solo empoderaría a Hamás.
Su popularidad, sin embargo, se ha desplomado desde el 7 de octubre, y todos los sondeos aseguran que de celebrarse comicios, Netanyahu y su partido, el Likud, los perderían.
La gestión de la guerra de Gaza, donde gran parte de su población se encuentra al borde de la desnutrición y el 85% se ha visto desplazada, ha tensado además la relación con su más estrecho aliado, Estados Unidos.
(Imágenes: FDI, Getty Images)
PURANOTICIA // BBC MUNDO