La victoria del presidente ruso, Vladimir Putin, en las elecciones que concluyeron el domingo representa para los gobiernos occidentales la confirmación de una tendencia represiva que no deja espacio para un mínimo de disidencia.
La victoria del presidente ruso, Vladimir Putin, en las elecciones que concluyeron el domingo representa para los gobiernos occidentales la confirmación de una tendencia represiva que no deja espacio para un mínimo de disidencia. Sin observadores internacionales independientes, cuestionan la legitimidad del proceso y la aplastante mayoría que le conceden a Putin las autoridades locales.
Para el Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, no fueron unas elecciones ni libres ni justas, sino que tuvieron como único pilar la "represión" y la "intimidación". Ningún candidato opositor relevante pudo plantar cara a Putin, que forzó la votación incluso en las zonas ocupadas de Ucrania.
Francia "toma nota" de los resultados, pero coincide en que "una vez más no se dieron las condiciones para que pueda hablarse de elecciones libres, plurales y democráticas", entre otras cosas porque ninguno de los teóricos rivales de Putin se oponía a la invasión de Ucrania.
El Ministerio de Exteriores galo recuerda en un comunicado, además, el reciente fallecimiento en prisión del opositor Alexei Navalni, poniendo en valor la "valentía" de quienes han protestado de manera "pacífica" en estos últimos días para reivindicar sus derechos y libertades, tal como reclamó el difunto disidente antes de perder la vida.
Fue una "elección sin opciones", como ha apuntado por su parte la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, cuyo departamento ha hablado directamente de "pseudoelecciones" en un mensaje en redes sociales en el que ha criticado también el "autoritarismo" de Putin y las violaciones del Derecho Internacional en Ucrania.
En esta línea, el ministro de Exteriores británico, David Cameron, ha recordado que celebrar los comicios en "territorio ucraniano" es "ilegal", en un mensaje en redes sociales en el que también ha incidido en la falta de alternativas reales en la papeleta y la ausencia de observadores ajenos al Kremlin.
La Casa Blanca asume también como "obvio" que estos comicios no pueden considerarse democráticos habida cuenta de que Putin "ha encarcelado a opositores políticos e impedido que otros puedan presentarse", si bien algunos de los calificativos más duros contra el presidente ruso han llegado de boca de su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, que no ha dudado en tacharlo de "dictador" y decir de él que está "borracho de poder".
El principal portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ve en cambio "absurdo" que se pueda cuestionar la legitimidad de las elecciones y ha sugerido que poner en duda el proceso en términos generales implica también dudar de los votos otorgados a Putin, que superarían el 87 por ciento del total.
Más allá de las opiniones de los gobiernos occidentales, Peskov ha cargado contra personas que "se han aislado completamente de su patria", como la viuda de Navalni, Yulia Navalniya. El Kremlin cree que "está perdiendo sus raíces", un día después de que ésta participase en un acto de protesta en Berlín, donde permanece exiliada, informa la agencia Interfax.
FELICITACIONES DE ALIADOS
Las críticas de lo que Moscú considera países "hostiles" contrastan con la felicitación a Putin por parte de los aliados. En las últimas horas, el mandatario ruso ha recibido mensajes de reconocimiento de los gobiernos e incluso de los principales líderes políticos de China, Bielorrusia, Venezuela, Corea del Norte e Irán, entre otros.
El presidente de bielorrusa, Alexander Lukashenko, aliado clave en la invasión de Ucrania, ha felicitado a Putin por teléfono tras su "convincente" victoria, según la nota difundida por su oficina.
PURANOTICIA