
El Pontífice, en su autobiografía «Esperanza», señaló que la suya era "una familia común, con dignidad", mientras que de su madre dijo que "fue una mujer franca y sincera".
En la familia Bergoglio, el hombre que lideró la Iglesia Católica durante 12 años y fue el primer latinoamericano en hacerlo era uno más: Jorge Mario.
Era una familia de clase media que vivía en una casa de una sola planta en el barrio Flores, en Buenos Aires. Los niños iban a la escuela pública y aprendían piano mientras el padre trabajaba como contador y la madre se encargaba de la casa.
"Una familia común, con dignidad", en palabras del Papa Francisco.
En su autobiografía «Esperanza», publicada apenas tres meses antes de su fallecimiento, Francisco escribió que no podía imaginar su camino separado del de su familia.
Su padre, Mario, fue un inmigrante italiano que llegó a Argentina en 1929 huyendo de la pobreza, la Gran Guerra y el fascismo. Francisco lo describía como un hombre alegre que sabía ser "la autoridad de la casa".
De su madre, Regina, escribió que fue "una mujer franca y sincera", que trató de que la familia progresara socialmente "mediante la cultura y los estudios" y a veces sufría por las carencias económicas. Nació en Argentina, pero también tenía ascendencia italiana por ambos lados.
Francisco siempre se sintió parte de una familia inmigrante. "Por eso, al cabo de muchos años, en mi primer viaje como Pontífice fuera del Vaticano, creí que tenía que ir a Lampedusa, la minúscula isla del Mediterráneo que se ha convertido en el símbolo de las contradicciones y de la tragedia de las migraciones".
Fue el mayor de cinco hermanos, en sus palabras "unidos como los dedos de una mano". La familia la completaba Churrinche, un perro mestizo.
Con su hermana menor, Maria Elena, siempre tuvo una relación especial. El nacimiento de la pequeña le causó serios problemas de salud a su madre, por lo que él, al ser el mayor, tuvo que asumir parte de la carga de cuidado de su hermana recién nacida.
Cuando murió Mario, el progenitor, "pasé inevitablemente de ser el hermano mayor a ser casi un padre", relató en su autobiografía. Para entonces, ella tenía 13 años y Jorge Mario, 25.
María Elena es la única de los hermanos de Francisco que sigue viva. Tiene 77 años y vive bajo el cuidado de unas monjas en la provincia de Buenos Aires.
Desde 2010, recordaba el Papa, "quedamos solo Maria Elena y yo. Y una abundante prole de sobrinos y resobrinos".
Estar lejos de ella, en sus propias palabras, fue uno de los mayores sacrificios que le supuso ser Papa, pero mantuvo la conexión con ella con una llamada a la semana hasta la muerte del Pontífice.
PURANOTICIA // BBC MUNDO