Un conflicto que se arrastra desde la caída de la Unión Soviética, pero que se ha intensificado desde 2012, tiene su origen en factores geopolíticos, económicos y de nacionalismo.
Desde la caída de la Unión Soviética, Rusia ha solido mantener buenas relaciones con aquellas repúblicas que la conformaban, vale decir Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia (ahora Belarús), Estonia, Georgia, Kazajistán, Kirguistán, Letonia, Lituania, Moldavia (ahora Moldova), Rusia, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán; excepto con una: Ucrania, nación con la que frecuentemente ha tenido conflictos y que hoy en día tiene sumida a esta zona de la Europa Oriental en el temor de una posible guerra.
"Trabajamos activamente para reforzar nuestra cooperación con todos los países independientes surgidos en el espacio postsoviético. Tenemos la intención de trabajar así con todos nuestros vecinos, pero con Ucrania la situación es diferente. Esto se debe a que, por desgracia, el territorio de este país está siendo utilizado por terceros países para crear amenazas contra la propia Federación Rusa. Esa es la única razón", indicó este lunes el presidente ruso Vladimir Putin.
En 1991, tras el fin de la Unión Soviética, las relaciones entre Rusia y Ucrania fueron buenas, pero con el tiempo comenzaron a desgastarse producto del acercamiento de la segunda con Occidente. Esto, hasta el punto en que el año 2012 se elabora un acuerdo de asociación con la Unión Europea, lo que incomodó a Rusia y que derivó en que el presidente ucraniano Víctor Yanukóvick suspendiera a último momento la firma en noviembre del 2013, desatando un estallido social en Kiev.
Dicha revuelta social terminó con más de 100 muertos y el exilio de Yanukóvick en febrero de 2014; pero también con una molestia aún mayor de Moscú, que cinco días más tarde decidió alzar su bandera, tomarse las principales instituciones y convocar a un referéndum de independencia en Crimea, una región estratégica ubicada al norte del mar Negro y que desde 1954 pasó de manos rusas a ucranianas.
En marzo del 2014, fuerzas pro-rusas continuaron con su plan, tomándose varias zonas ubicadas al este de Ucrania. De hecho, en mayo de aquel año se declararon independientes las repúblicas de Donetsk y Lugansk, situación que el presidente Vladimir Putin reflotó este lunes por medio de un encendido discurso que ha dado la vuelta al mundo por la posibilidad de que se abra un conflicto bélico en la zona.
Es justamente en el este de Ucrania donde se han reportado hechos ligados a violaciones a los derechos humanos, miles de víctimas y más de un millón de personas que han debido escapar de esta zona en pro de su seguridad. A su vez, cobra mayor fuerza la participación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), una alianza militar formada en 1949 por 12 países, entre los que se incluyen Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Francia, entre otros.
Dos son los principales factores que influyen a la hora de entender el interés ruso de mantener controlada la zona este de Ucrania: en primer lugar, el sentir pro-ruso de una parte importante de la población de Crimea, Donetsk y Lugansk; e intereses económicos del Gobierno de Vladimir Putin, específicamente por el gas.
Vale hacer presente que el 17% de la población de Ucrania se considera rusa, cifra que es mucho mayor en las tres principales zonas de conflicto donde, por ejemplo, en Crimea alcanza un 68%, pasaporte ruso incluido.
En cuanto a los intereses económicos en esta zona del territorio ucraniano, hay que señalar que Rusia es el principal proveedor del gas que calienta los hogares del noreste de Europa. No obstante, para llegar a este sector del viejo continente, éste debe pasar por territorio de Ucrania. Es por ello que este país le cobra un porcentaje al Kremlin para que el combustible atraviese sus tierras.
Es bajo este contexto que Rusia busca alternativas para transportar el 40% de su gas natural a Europa, pero sin depender de sus vecinos ex soviéticos.
Otro de los factores preponderantes a la hora de entender el conflicto ruso-ucraniano también tiene que ver con materias geopolíticas. Y es ahí donde nuevamente toma importancia el rol de la OTAN. Y es que Putin se ha negado constantemente a que Ucrania ingrese formalmente a la OTAN (hoy sólo es una nación socia).
Esto, bajo motivos de seguridad nacional, pues el Kremlin ve como un peligro la cercanía de países como Estados Unidos, Reino Unido y Francia, entre otros, en territorio ucraniano, llamando incluso a Kiev como "títere de occidente". Es más, Moscú quiere a toda costa que esta alianza militar formada por 12 países vuelva a su configuración de 1997.
Además, el plan de Rusia es que las ex repúblicas soviéticas –hoy naciones independientes– formen una especie de colchón de seguridad en sus fronteras, a pesar de que desde la década de los '90 han ingresado 14 nuevas naciones a la OTAN, muchas de ellas ex repúblicas soviéticas.
De esta manera, Putin busca hacerse nuevamente de la hegemonía del territorio post-soviético, creando para ello organizaciones económica-políticas como la Unión Euroasiática, cuestión que no podrá materializarse sin Ucrania.
Es en medio de toda escalada que este lunes las tensiones llegaron al máximo en la zona, pues el presidente Vladimir Putin ordenó a las Fuerzas Armadas de su país hacer ingreso a las regiones de Donetsk y Lugansk, zonas de las que previamente hizo un reconocimiento de independencia, por lo que es inminente el ingreso de soldados.
Cabe señalar que según Estados Unidos, son cerca de 200.000 los soldados rusos presentes en la frontera este de Ucrania; esto, tras semanas de una constante acumulación de tropas.
Como contraparte, desde la potencia norteamericana, junto a sus aliados en la OTAN, ya adelantaron que iniciarán una serie de sanciones en contra de Moscú en caso que avancen las tropas al territorio que es controlado por Kiev.
Desde Ucrania, en tanto, su presidente Volodymyr Zelensky afirmó que su país "no tiene miedo de nada ni de nadie", agregando que el último discurso de su par ruso es "una violación de la soberanía y la integridad territorial", razón por la que le envió un mensaje a las naciones de occidente: "Es muy importante ver ahora quién es nuestro verdadero amigo y socio, y quién seguirá intimidando a la Federación Rusa sólo con palabras", concluyó el Mandatario.
PURANOTICIA