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Mientras desde el Congreso prueban con algunas respuestas parciales a la cadena de decisiones políticas de Trump, el universo opositor le exige mayor fuerza y velocidad a la dirigencia demócrata.
¿Cómo hacer oposición a Donald Trump? Muchos estadounidenses críticos con el presidente y, en especial, dentro del Partido Demócrata se preguntan qué hacer ante el avance de cambios y las agresivas políticas que Trump está llevando adelante en sus primeras semanas de gobierno.
Los demócratas aún estaban intentando recomponerse y analizando las causas de la derrota en noviembre cuando ahora deben enfrentarse al dilema de cómo responderle a Trump.
Y sobre todo a hacerlo con un poder limitado sin control en ninguna de las dos cámaras del Congreso.
El Partido Demócrata sigue "adormecido por los golpes", dice Fernand Amandi, uno de los consultores políticos más requeridos por los demócratas en el sur de Florida.
Y Trump no para de infligir golpes. En sus primeros 10 días, Trump firmó más órdenes ejecutivas que cualquier otro mandatario reciente en sus primeros 100 días de gobierno, según registra la cadena NBC.
"Muchos estamos preocupados porque los demócratas no se están moviendo con la rapidez suficiente ni están demasiado organizados", dice Matthew Duss, exasesor del senador independiente Bernie Sanders.
Mientras desde el Congreso prueban con algunas respuestas parciales a la cadena de decisiones políticas de Trump, el universo opositor le exige mayor fuerza y velocidad a la dirigencia demócrata.
Que el Partido Demócrata no tenga mayoría en ninguna de las cámaras del Congreso no implica que la oposición haya perdido por completo su poder de contrapeso al gobierno.
Si bien es muy poco frecuente que una persona designada por el presidente sea derrotada por votación en el Senado, un sector de representantes demócratas ha intentando obstaculizar la confirmación de algunos de los funcionarios, aunque con escaso éxito: de momento todos los nominados de Trump están siendo confirmados.
Y es que el poder del Partido Demócrata en el Capitolio es limitado. Y a eso se le suma la falta de una estrategia coordinada en el recinto, que ha desatado una ola de indignación y críticas dentro del partido.
Las miradas demócratas apuntan al líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, y al de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, a quienes les exigen una estrategia más agresiva ante la arremetida de Trump.
"Schumer es un líder poco enérgico. Tal vez sepa manejar la dinámica parlamentaria, pero no es lo suficientemente fuerte como para ser el líder de la oposición en este momento", asegura Duss.
Fuera del Congreso, líderes demócratas como Alexandria Ocasio-Cortez y los senadores Elizabeth Warren y Chris Murphy se hacen oír atacando cada anuncio de Trump.
"Me preocupa que los estadounidenses no se levanten si ven a los demócratas colaborando con los republicanos en el Senado de forma regular para aprobar legislación o apoyar a los designados por Trump", señaló Murphy.
"Los demócratas deben oponerse agresivamente a todo lo que está haciendo Trump. No es momento de responder con moderación", recomienda el estratega Amandi.
En respuesta, algunos legisladores demócratas recordaron que su poder en el Congreso es limitado y que el enojo debería estar en el nuevo gobierno republicano.
En las calles un grupo de dirigentes opositores ha hecho oposición a las puertas de las sedes públicas afectadas por las políticas de Trump, para mostrar su apoyo y amplificar la voz del reclamo.
Eso llevó a un grupo de senadores y representantes a presentarse el lunes 3 de febrero ante la sede de USAID, la agencia de desarrollo internacional, para repudiar la decisión de Trump de recortar su personal y su capacidad de acción.
"Esta es una entidad que fue creada a través de la ley federal. Es algo que no se puede cambiar, no se puede eliminar excepto a través de acciones del Congreso", denunció el senador demócrata Andy Kim.
Un día después, centenares de manifestantes se reunieron junto a congresistas demócratas en las puertas del Departamento del Tesoro contra el destacado papel que está jugando en el gobierno de Trump el hombre más rico del mundo, Elon Musk, a cargo del llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental.
"Tiene acceso a toda nuestra información, nuestros números de seguridad social, el sistema de pago federal. ¿Qué va a detenerlo de robar el dinero de los contribuyentes?", dijo el representante Maxwell Frost.
Este acercamiento a las bases afectadas por las nuevas órdenes ejecutivas de Trump llega para intentar superar el clima de desánimo que se vive al interior del heterogéneo universo demócrata.
Según una encuesta de CBS News-YouGov, publicada el fin de semana, el 42% de los demócratas dijo sentirse "desmoralizado" y un 47% "agotado" hacia la política estadounidense en este momento.
Para Duss, el exasesor de Sanders, es hora de ver más "acciones directas".
"Los congresistas tienen que mostrarse para que se los vea y para que los estadounidenses se den cuenta de la gravedad de los problemas", asegura.
En un intento por mostrar que ha dejado atrás la derrota electoral de noviembre, el Partido Demócrata decidió cambiar a su dirección a comienzos de este mes para mostrarse renovado.
Ken Martin, histórico líder demócrata en Minnesota, resultó elegido como el nuevo presidente del Comité Nacional Demócrata.
Martin llega con la tarea urgente de unir a la oposición.
Esto implica ponerse de acuerdo en la lectura sobre los motivos de la derrota, redefinir la identidad del partido y delinear una estrategia a mediano plazo que le permita a la oposición salir de la parálisis política en la que se encuentra.
Pero con el cambio de autoridades, para muchos, no alcanza.
"El problema del partido es que hay una jerarquía generacional que sigue aferrada al poder a pesar de que existen voces, más frescas y más fuertes, que podrían aportar más energía", le dice el consultor Fernand Amandi a BBC Mundo.
"Necesitamos cambios profundos y conversaciones duras", dijo el representante demócrata Pat Ryan.
Otras voces demócratas fuertes, más que un cambio profundo, quieren dejar actuar a Trump hasta que cometa un error no forzado que ubique a los demócratas en un mejor lugar.
En las últimas semanas, los gobernadores demócratas consiguieron levantar su voz ante la arremetida de Trump, lo que los ubicó en el centro de la dinámica opositora.
Muchos de ellos se opusieron abiertamente a las políticas del presidente en asuntos como la ciudadanía por nacimiento, las deportaciones masivas o los aranceles al acero y al aluminio, porque entienden los efectos negativos que impactan de manera directa en sus distritos.
Por ejemplo, el gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, criticó la propuesta de Trump de revocar la ciudadanía por nacimiento por considerarla "caótica" y aseguró que podría impugnar la medida en su estado.
"Eso es inconstitucional. No seguiremos una orden inconstitucional", dijo Pritzker.
Además, seis gobernadores demócratas hablaron con el senador Chuck Schumer para pedirle que frene la confirmación de los nominados del presidente Trump y le recomendaron actuar más fuerte para bloquear su agenda.
Por su parte, el gobernador de Minnesota, Tim Walz, que fue el candidato demócrata a vicepresidente de Kamala Harris en las elecciones, dijo que los demócratas necesitan mostrarse más en los medios exponiendo su visión alternativa a las medidas de Trump.
En síntesis, el Partido Demócrata está parado en medio de un cruce de caminos, sin saber cuál es la dirección correcta para salir del laberinto al que los llevó la vertiginosa actividad de Trump.
Para unos es mejor esperar, para otros es hora de actuar.
"No veo un desierto, sino un proceso fecundo. Aunque no sabemos a dónde nos llevará esto", plantea Amandi.
(Imagen: Erin Scott/Pool via Getty Images)
PURANOTICIA // BBC MUNDO