La producción dirigida por Robert Zemeckis y adaptada de la novela gráfica del mismo nombre de Richard McGuire, salta a través de la historia de un lugar en particular, vista desde una perspectiva única a lo largo de muchos miles de años.
La próxima película de Tom Hanks, «Here» (“Aquí”), se desarrolla en el futuro lejano, en el distante pasado, y en varios momentos entre ambos.
La producción dirigida por Robert Zemeckis y adaptada de la novela gráfica del mismo nombre de Richard McGuire, salta a través de la historia de un lugar en particular, vista desde una perspectiva única a lo largo de muchos miles de años.
Sin embargo, la mayor parte del filme abarca las décadas en las que en ese lugar se encuentra un hogar estadounidense que es propiedad de una pareja interpretada por Hanks y Robin Wright.
Para los fanáticos de «Forrest Gump» (1994), el aspecto más significativo del tráiler promocional que se lanzó la semana pasada, fue la reunión de sus dos protagonistas con el director Zemeckis. Pero lo que fue igualmente notable fue el rejuvenecimiento digital que permitió a Hanks y a Wright interpretar a sus personajes desde la adolescencia.
Hanks, que tiene 67 años, se ve delgado y de cara radiante, con una gruesa melena de pelo ensortijado, tal como apareció en «Splash» y «Despedida de soltero» (1984) hace todos esos años.
Y si Zemeckis puede lograr ese efecto en «Here», ¿cuánto tiempo más tomaría para que ese tipo de rejuvenecimiento se vuelva tan común como usar maquillaje y tinte de cabello para hacer que un actor aparente ser unos años más joven de lo que es en realidad?
Zemeckis siempre ha estado fascinado por la manera en que las personas y los lugares cambian a lo largo de las décadas; sólo hay que pensar en la propia «Forrest Gump», así como su trilogía «Volver al futuro».
También ha estado fascinado desde hace tiempo con la innovación digital, que explica los espantosos maniquíes animados en «El Expreso polar» (2004), «Beowulf» (2007), «Los fantasmas de Scrooge» (2009) y la profundamente rara película «Bienvenidos a Marwen», todas creadas utilizando actores de verdad y tecnología de captura de movimiento.
En cuanto a Hanks, él parece sentirse cómodo pudiendo interpretar personajes juveniles hasta que se muera, incluso después. Hablando en el podcast de Adam Buxton el año pasado, contó que cuando él y Zemeckis hicieron juntos «El Expreso polar», se dieron cuenta de que no había límite a lo que ese tipo de engaño computarizado podía hacer.
“Ahora cualquier persona puede recrearse a sí misma a cualquier edad por medio de Inteligencia Artificial (IA) o tecnología ‘deepfake’. A mí me podría arrollar un autobús mañana y ahí quedo, pero las actuaciones pueden seguir y seguir. Excepto que entiendas lo que es IA y ‘deepfake’, no habrá nada que te diga que no sea yo y sólo yo”.
Es inquietante pensar que, a largo plazo, las superestrellas actuales podrían ser reemplazadas por sus dobles de IA, y que, a corto plazo, el rejuvenecimiento podría permitir que los veteranos de la generación de Hanks podrían seguir interpretando papeles que, por derecho, deberían ser ofrecidos a un nueva camada de actores emergentes. Pero bien podría suceder: el rejuvenecimiento ha progresado de ser una novedad ridiculizada a ser una herramienta cinematográfica útil en menos de 20 años.
En 2006, los artistas de efectos visuales rejuvenecieron a Patrick Stewart y a Ian McKellen pixel por pixel en «X-Men: la batalla final», y la reacción más generalizada fue una sonrisa sarcástica de lo brillantes y robóticos que parecían.
La tecnología fue aplicada con moderación durante años en fantasías de ciencia ficción como «El curioso caso de Benjamin Button» (2008) y «Tron: El legado» (2020). Luego, en 2019, se convirtió en un componente clave de varias películas importantes.
Samuel L Jackson fue rejuvenecido a lo largo de «Capitana Marvel» para interpretar al Nick Fury de los 1990. Numerosos actores recibieron el mismo tratamiento en «Avengers: Endgame»; Will Smith era un asesino enfrentado a su clon más joven en «Proyecto Géminis»; y, causando bastante polémica, el director Martin Scorsese aplicó lo que llamó el “remozamiento” a Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci en «El irlandés».
Pero la presentación más famosa hasta ahora fue en la película del año pasado «Indiana Jones y el dial del destino», dirigida por James Mangold, que tenía extensas escenas retrospectivas de Indy forcejeando con los nazis en 1944.
Algunos críticos se entusiasmaron con ese recordatorio de alta tecnología de lo buenmozo que era Ford en los 1980. Pero muchos más reaccionaron con escepticismo. Cuando te has acostumbrado a ver una cara arrugada y caída, puede resultar molesto ver su extraña contraparte con botox digital.
En «El Irlandés», era irrisorio escuchar a Pesci refirse al De Niro setentón como “el chico”. Y no había duda de que, así le hubieran desaparecido las arrugas, el actor era más ancho, más pesado y más lento que cuando filmó «Taxi Driver».
¿No hubiera tenido más sentido si Scorsese y Mangold hubieran usado formas tradicionales para rejuvenecer a sus héroes? Ver a River Phoenix representar a Ford cuando actuó del colegial Indy en «Indiana Jones y la última cruzada» fue mucho más impresionante que ver a Ford mismo convertido en un personaje de videojuego.
Y no nos olvidemos de que De Niro interpretó una encarnación más joven del Vito Corleone de Marlon Brando en «El Padrino», segunda parte, mientras que Scott Tiler interpretó una más joven encarnación del personaje Noodles Aaronson de De Niro en «Érase una vez en América», y ambos fueron un éxito. Y volviendo a Zemeckis, ¿son los retoques digitales más efectivos que los métodos tradicionales que volvieron a la familia McFly más vieja y más joven en «Volver al futuro?»
Quizás no, pero así como los escenarios generados por computadora y las escenas peligrosas de acción enriquecidas digitalmente se han vuelto la norma, los actores rejuvenecidos probablemente también se volverán comunes pronto.
Lo que sorprende, sin embargo, es lo limitado que ha sido el uso de la tecnología. Hasta ahora, el rejuvenecimiento todavía sigue siendo más un artilugio que un recurso serio para contar una historia, y su propósito principal parece tender menos a hacer los personajes verse más jóvenes que traerle el recuerdo a la audiencia de las películas que veían cuando ellos mismo era más jóvenes.
El impacto emocional de un joven Hanks falseado en «Here» depende de nuestros recuerdos de un joven Hanks cuando iniciaba su carrera. El Ford rejuvenecido en la última entrega de «Indiana Jones» evoca la emoción de ver las aventuras clásicas de Indy. Un Mark Hamill rejuvenecido aparece en «The Mandalorian» y «El libro de Boba Fett» -las series de TV inspiradas en la Guerra de las Galaxias- para explotar nuestro cariño por esa trilogía cinematográfica.
Por otro lado, el concierto «Abba Voyage» que lleva presentándose en Londres desde mayo de 2022, está basado en proyecciones holográficas de “Abbatares” virtuales que se parecen a los músicos del cuarteto sueco como se veían en 1979.
En la mayoría de los casos, el rejuvenecimiento no ha sido utilizado para extender la carrera de las superestrellas, o para facilitar una narrativa de cronología complicada; ha sido utilizado para despertar nostalgia. Irónicamente, para una tecnología que se proyecta como futurista y revolucionaria, todavía sigue anclada en el pasado.
(Imágenes: Sony Pictures, Getty Images, Lucas Films, Getty)
PURANOTICIA // BBC MUNDO