Experto de la Universidad de Santiago de Chile sostiene que prohibir o criminalizar esta droga no aporta buenos resultados en los más jóvenes.
El undécimo Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar encargado por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) arrojó que uno de cada tres estudiantes de octavo básico a cuarto medio consumió marihuana el año pasado. Se trata de casi 18 mil alumnos, la cifra más alta registrada por esta encuesta.
Para el sociólogo y académico de la Universidad de Santiago de Chile, Claudio Avendaño, "transformar la formación en esto con la lógica de prohibir o criminalizar no tiene ningún sentido porque hoy los jóvenes se están formando, en parte importante, a sí mismos".
El especialista explica que "en culturas prefigurativas, surgen comportamientos, normas y valores a partir de lo que ellos reflexionan como grupo etáreo, sin otorgarle un rol muy importante a la familia, a la escuela o el Estado".
"Un caso concreto es el movimiento estudiantil de esta década", ejemplifica el sociólogo, "generado a partir de los jóvenes sin que adultos lo hayan promovido. Eso es un caso de cómo los jóvenes se están construyendo a sí mismos en términos socioculturales", señala.
Por eso, sostiene que "el giro" en la formación sobre esto "tiene que ver con que los sujetos reciban toda la información, para que puedan generar procesos de reflexión y, desde de sus propias subjetividades, ir construyendo una visión que les permita decidir por sí mismos".
"Hay principios metodológicos que se deben considerar a la hora de tratar con jóvenes", indica Avendaño. "Primero, hay que evitar propuestas 'adultocéntricas'. Es decir, que como los adultos ven el tema, ellos deberían verlo. Estamos ante sujetos distintos, que tienen otra forma de ver las cosas", especifica.
En ese sentido, señala que "hay que partir de los temas o realidades que para ellos son relevantes y las preguntas que ellos se hacen, más que lo que los adultos desean responder".
Es decir, "una metodología participativa, que parta por los temas que ellos proponen, para luego generar una reflexividad que permita que los sujetos tomen conciencia de la situación y no, que se los trate como personas que solo tienen que cumplir instrucciones".
"Que hagan propios estos temas y tengan posibilidades para expresar lo que piensan y sienten. Esto es más efectivo, porque considera al sujeto desde su realidad", agrega.
"Se mira al niño muy asociado a conductas desviadas que se deben corregir y enderezar", continúa Avendaño. "Hay un modelo que se trata de imponer y los jóvenes o adolescentes, por culpa de esto, desarrollan comportamientos refractarios, donde lo que se les dice lo niegan y, por lo tanto, lo evitan", enfatiza.
"Hay que operar desde una lógica mucho más participativa y constructivista que con mensajes apelando al miedo, porque vemos que eso no perdura en el tiempo", resume.
"Si se desea abordar el tema de la droga responsablemente, no deben promoverse visiones conductistas de prohibir, sino que de formar, para que cada uno desarrolle una aproximación que sea consistente con sus puntos de vista", concluye.
Baja percepción de riesgo
De acuerdo al estudio, la percepción de riesgo de la marihuana se mantiene baja entre los estudiantes encuestados. De un 48% que declaraba en 2011 que su consumo era peligroso, se pasó a cifras en torno al 21% desde 2013 en adelante.
Para Avendaño, "hay una serie de cambios en la sociedad respecto a la marihuana que han bajado su percepción de riesgo. Es un factor que incide en el consumo".
El especialista se refiere así al debate que se ha dado a nivel mundial sobre la marihuana, donde se ha hablado desde efectos beneficiosos para la salud de la cannabis hasta el acuocultivo y el consumo responsable de la droga.
PURANOTICIA