Desde preocupación por la flora y fauna, planes de emergencia ante incendios forestales y ruidos molestos, hasta los daños al humedal de la desembocadura del río Aconcagua, son parte de las observaciones que recibió la anhelada iniciativa en el sector de Torquemada.
El 17 de mayo de este año, el Ministerio de Obras Públicas presentó la declaración de impacto ambiental para el proyecto «Ampliación y Mejoramiento Aeropuerto Viña del Mar», a propósito del anuncio presidencial de la iniciativa que ha sido esperada por la ciudadanía de la región de Valparaíso por años.
Con una inversión total de más de $76 mil millones, se espera poder recibir más de 900 mil pasajeros al año gracias a vuelos comerciales nacionales y hacia Argentina.
El Aeródromo Viña del Mar, ubicado en el cerro Torquemada de Concón, es un proyecto esperado por décadas, como tantos otros que se prometen para la región. El Gobierno aseguró este año, sin embargo, que éste entrará en operación el año 2027.
Corresponde a la modificación de un proyecto existente que consiste en la ampliación y mejoramiento de las instalaciones del actual aeródromo Viña del Mar, tanto para infraestructura horizontal como vertical y “brindar condiciones de servicio, confort y seguridad acordes a las de un aeropuerto regional con carácter internacional” dice en la presentación del proyecto ante el Sistema de Evaluación de Impacto ambiental (SEIA).
Además de la construcción de un nuevo Edificio Terminal de Pasajeros, se contemplan nuevas obras para favorecer la vialidad interior y exterior, nuevos estacionamientos tanto públicos como para funcionarios del aeropuerto, nuevas Instalaciones aeronáuticas y de saneamiento, nuevas calles de rodaje y alargue de pista para aeronaves, así como la ampliación de la losa de estacionamiento para aeronaves. Además, el MOP anunció el inicio del diseño e ingeniería del proyecto.
Para hacer todo eso ya se inició el proceso de calificación ambiental en el Sistema de Evaluación de Calificación Ambiental (SEIA), plataforma en la que el Ministerio de Obras Públicas ya presentó el proyecto para su evaluación a través de una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) de parte de los diferentes servicios públicos y municipios involucrados.
Entre las principales observaciones medioambientales que se han presentado durante este mes y el anterior están, por ejemplo, las de los dos municipios involucrados. Viña del Mar, por ejemplo, solicitó “revisar y evaluar el área de influencia del proyecto, considerando no sólo el área a intervenir por las obras, pues la afectación de flora, fauna, los impactos de ruidos y de material particulado sedimentable entre los más relevantes, no se acotan sólo al área donde se realizarán las obras, sino más bien en todo lo que se pueda ver afectado según la guía vigente del SEA sobre las áreas de influencia”, además de pedir la descripción de influencia del proyecto “con mayor detalle”, describir más profundamente “la acción de relleno del terreno correspondiente al alargue de la pista cercano a la zona de RESA, indicando de forma detallada material a utilizar, área a rellenar, entre otros”, y revisar la calidad de las imágenes presentadas en la DIA, así como también contar con un plan de emergencias ante incendios forestales y detalles del ecosistema y un estudio de avifauna del lugar.
La Municipalidad de Concón, comuna donde estará emplazado esta ampliación y mejoramiento del proyecto, pide derechamente ampliar el área de influencia y menciona que esta evaluación de impacto ambiental del proyecto de Ampliación y Mejoramiento del Aeropuerto de Viña del Mar “indica que no habrá afectación a áreas protegidas ni sitios prioritarios, por lo que no considera necesario analizar el área de influencia. Sin embargo, esta evaluación omite mencionar el humedal urbano en la desembocadura del río Aconcagua, una zona ecológicamente sensible que puede verse afectada indirectamente por el aumento del tráfico aéreo resultante de la operación del aeropuerto ampliado. Es preocupante que no se haya considerado este humedal como un área de interés, dado su valor ecológico y la importancia de su conservación para la biodiversidad local”, entre otras observaciones.
La Seremi del Medio Ambiente también coincidió con lo solicitado por la municipalidad viñamarina, y pidió “reevaluar los impactos por ruido asociados a fauna nativa, teniendo en consideración todos los alcances y recomendaciones entregados por la guía del SEA “Criterio de evaluación en el SEIA: evaluación de impactos por ruido sobre fauna nativa”, para lo cual solicitaron “definir correctamente el área de influencia asociada al componente ruido del proyecto y tanto para fase de construcción como de operación; justificar fundadamente las áreas representativas de los objetos de protección identificados presentadas en la sección 4.2 del anexo 7 de la DIA”.
Además, observaron que es necesario determinar “correctamente los umbrales de afectación para cada especie en evaluación (...), definir las áreas de afectación conductual y fisiológica generadas por las emisiones de ruido para cada fase del proyecto, sobre la totalidad de especies en evaluación, fundamentar y/o reevaluar el impacto de las emisiones de ruido sobre fauna, tanto para fase de construcción como de operación del proyecto, considerando la afectación a la permanencia, capacidad de regeneración o renovación y condiciones para la presencia y desarrollo de las especies (...) y adjuntar archivos georreferenciados con las respectivas áreas representativas de fauna, áreas de influencia y áreas de afectación obtenidas de la predicción de impactos por ruido”.
Conaf Región de Valparaíso, por su parte, señaló que “en relación a la fase de cierre, se hace presente que no obstante el proyecto tiene una vida útil indefinida, debe indicar las medidas para la restauración de la componente vegetal, en el caso de un eventual cierre”, entre otras cosas.
Además de todo esto, al menos tres personas distintas solicitaron un proceso de Participación Ciudadana (PAC) en el marco de la DIA. Uno de ellos fue Mauricio Galle Arroyo, geógrafo, quien expuso que este proyecto es “de alcance no solo comunal sino regional, en primer término, por lo que los procesos de incidencia son múltiples: El impacto vial que determina su emplazamiento en vías de carácter intercomunal estrechas de circulación y accesos que hoy presentan congestión vehicular, ausencia de indicación del Plan Regulador para el emplazamiento de un aeropuerto de carácter comercial en la jurisdicción Comunal, alta emisión de ruido y contaminantes que afectara una Comuna ya con altos índices de ruido y polución que obliga a un sistema de mientras adicional junto a Quintero y Puchuncaví, daño sobre los sistemas ecológicos de humedales urbanos, falta de proyección de la inversión en medidas de mitigación, ausencia de consulta ciudadana y afectación sobre el micro sistema climático comunal por la alta temperatura que representa el aterrizaje y despegue de aeronaves de gran envergadura y sobre la forestación aledaña”.
Ilén Sáez, concejala de Concón, también pide un proceso de participación ciudadana y planteó en el proceso de evaluación que “como ciudadana de la comuna de Concón considero que seremos afectados por la ampliación de este aeropuerto debido a lo que significará el aumento de los ruidos molestos por transportes aéreos, sobre las viviendas de vecinos y vecinas de la zona rural. Esta situación ya se vive en el sector la comuna y el aumento del tránsito por una mayor actividad de este aeropuerto significará la disminución en la tranquilidad y calidad de vida de las personas además de la afectación de quienes viven con enfermedades auditivas crónicas y de menor gravedad”.
Desde Marga Marga, Luis Pulgar Cruchet, también opinó similar e indicó que como vecinos de Villa Alemana “nos consideramos afectados por la ampliación de este aeropuerto debido a lo que significará el aumento de los ruidos molestos por transportes aéreos, sobre las viviendas de vecinos y vecinas de Villa Alemana, esta situación ya se vive en la comuna y el aumento del tránsito por una mayor actividad de este aeropuerto significará la disminución en la tranquilidad y calidad de vida de las personas además de la afectación de quienes viven con enfermedades auditivas crónicas y de menor gravedad. También hay que considerar que no es menor el impacto que generará sobre las últimas áreas verdes del corredor biológico norte, los ruidos molestos, el trazado de rutas y vialidades necesarias para acceder a las instalaciones de este aeropuerto que aumentará considerablemente sus actividades, impactando de manera negativa a la flora y fauna que vive y habita en el bosque esclerófilo y nativo existente en lo que queda de los cerros”.
Hace dos semanas el MOP entregó el Informe consolidado de solicitud de aclaraciones, rectificaciones y/o ampliaciones a la DIA (ICSARA) que busca resolver algunas dudas, para seguir avanzando en el proceso y comenzar con las obras del anhelado nuevo aeropuerto.
PURANOTICIA