Hablar solo puede mejorar tu confianza y ayudarte a organizar tus pensamientos, entre otros beneficios.
Luego de trabajar callada y diligentemente muchos años como dentista en Londres, Eugene Gamble decidió cambiar de carrera para convertirse en empresario.
Solo había un problema: no era bueno para los negocios y su confianza se desplomó al ver que sus ideas fracasaban.
Gamble podría haber regresado a la odontología, pero estaba decidido a tener éxito en el mundo empresarial.
Fue así que contrató un consultor de negocios que le dio un extraño consejo. "Me dijo que hablara conmigo mismo en voz alta", señala.
Así como suena. Le recomendó que hablara solo.
"Fue raro porque era algo nuevo para mí", señala Gamble, ahora dedicado a asesorar a clientes adinerados sobre inversiones en el sector inmobiliario.
"No creí que funcionaría, pero cuando lo probé, me pareció perfectamente lógico".
Conducta beneficiosa
Hablar solo puede parecer extraño porque existe la tendencia de asociarlo como señal de enfermedad mental.
Sin embargo, según indican cada vez más investigaciones, tener un diálogo contigo mismo te puede ayudar a recuperar recuerdos, tener seguridad en ti mismo y una mayor concentración, entre otros beneficios.
"No es algo que se haga irracionalmente", apunta Gary Lupyan, un profesor asociado de psicología de la Universidad de Wisconsin, EE.UU. y estudioso del impacto de escucharnos a nosotros mismos sobre la memoria.
"No sabes todo lo que vas a decir. Te podría incluso sorprender", apunta.
En su estudio, que está entre los más citados en este campo, los participantes miraron objetos en una pantalla de computadora. Algunos tenían que decir en voz alta el nombre del artículo, mientras que a otros se les pedía mantenerse en silencio y simplemente guardar la palabra en sus mentes.
Y el resultado fue que quienes dijeron la palabra en voz alta pudieron localizar más rápidamente los objetos sobre la pantalla.
En un experimento similar, un grupo de personas decían en alto los nombres de productos comestibles de un supermercado.
Luego tuvieron que encontrar esos artículos al mirar fotografías. Igualmente, los que dijeron las palabras encontraron los alimentos más rápido.
Aunque todos sabemos a qué se parece un plátano, decir la palabra en voz alta ayuda al cerebro a activar información adicional sobre ese artículo, incluyendo cómo se ve.
Por supuesto que vamos a encontrar de todos modos el plátano, pero lo haremos más rápido si lo mencionamos. "Decir un nombre en alto es una poderosa clave de recuperación", destaca Lupyan.
"Piensa en eso como un indicador para una parte de información en tu mente. Escuchar el nombre exagera lo que podría suceder normalmente cuando solo lo traes a la memoria. El lenguaje impulsa ese proceso".
Mejor sensación
La psicoterapeuta Anne Wilson Schaef, ahora dedicada a su labor como escritora y oradora, muchas veces recomendaba a sus pacientes que hablaran solos.
Y, según señala, eso además de mejorarles la memoria, también los hizo sentirse mejor.
Así, por ejemplo, si un paciente se enojaba, ella le pedía que dijera en voz alta qué cosa lo estaba molestando y eso hacía que la ira desapareciera.
Schaef piensa que eso tiene que ver con el receptor de las palabras.
"Todos necesitamos hablar con alguien interesante, inteligente, que nos conoce bien y está de nuestra parte, y esa persona somos nosotros mismos", apunta.
"Probablemente eres la persona más interesante que conoces. Conocerte y saber cómo te sientes, puede ayudarte a ser mejor"
Y los estudios sugieren que Schaef podría está en lo cierto.
En 2014, Ethan Kross, de la Universidad de Michigan, publicó una investigación señalando que dialogar solos puede hacernos sentir mejor sobre nosotros mismos y darnos una confianza que nos puede ayudar a enfrentar duros desafíos.
Sin embargo, para que eso funcione tenemos que decir las palabras correctas.
En tercera persona
Conjuntamente con varios colegas, Kross condujo una serie de experimentos con personas que describían experiencias emocionales, utilizando sus propios nombres o palabra como "tú", "él" y "ella".
Y encontró que hablar en la tercera o segunda persona ayudó a las personas a controlar mejor los sentimientos que cuando se referían a sí mismos en primera persona.
En otro estudio Kross, quien esbozó su investigación en la revista Harvard Business Review, pidió a los participantes que se refirieran a sí mismos en la segunda o tercera persona al prepararse para dar un discurso.
Y encontró que estaban más tranquilos, con más confianza y rendían mejor en las tareas que quienes solo usaron la primera persona.
Los resultados fueron tan profundos, escribió Kross, que ahora le pide a su hija menor que hable consigo misma en tercera persona cuando se siente afligida.
Y hablar solos tiene muchos otros beneficios.
"Nuestros hallazgos son solo parte de unas investigaciones en curso más amplias que están demostrando tener implicaciones de largo alcance".
"No solo el diálogo interno en segunda y tercera persona ayuda a la gente a tener mejor rendimiento bajo estrés y a controlar las emociones, sino que también contribuye a que tomen sus decisiones más sensatamente", añade Kross.
Músculo de la memoria
Aunque al hablar solo, Gamble no usa la tercera persona, ya que le parece demasiado raro, su asesor le ha pedido que repita comentarios para reafirmarse a sí mismo como: "No hagas lo mejor que puedas, haz lo que sea necesario".
El ahora empresario se tomó el consejo en serio y dice que funciona.
Y hablar solo también lo ha ayudado a mejorar sus presentaciones.
Antes de reunirse con un acaudalado inversionista, revisa lo que va a decir en voz alta. Primero lo escribe y luego lo lee una y otra vez, corrigiendo las palabras en las que se tropieza.
Y agrega que, al escucharse a sí mismo, puede organizar mejor sus pensamientos y recordar mejor la presentación.
"Es el músculo de la memoria", destaca Gamble. "Es como me enseñaron a tocar el piano. Tocaba toda la pieza hasta que podía corregir las partes que no ejecutaba bien".
Como los niños
Hablar solos en voz alta es algo que no es bien visto, y es por eso que la mayoría de nosotros no lo practica en público.
Sin embargo, los niños sí lo hacen y hay muchos estudios que indican que es una parte importante de su desarrollo.
En 2008, por ejemplo, una investigación encontró que los niños de cinco años que hablan solos en voz alta son mejores con las tareas motoras.
Gamble cree que ahora tiene más confianza en sí mismo que nunca.
Aunque hay otras cosas que contribuyeron con su exitosa transformación de dentista a promotor inmobiliario, ciertamente hablar en voz alta es algo que lo ayudó.
"A veces tengo que dar un paso atrás y cuestionarme si realmente estoy hablando solo y si es verdaderamente efectivo", reconoce.
"Pero te puedo decir que estoy en una posición mucho mejor a la que estaba hace tres años. Hablar en voz alta ha dado resultados".
PURANOTICIA / BBC MUNDO