
Se trata de una elaborada jugarreta en donde un actor hace de guardia real del palacio de Buckingham en Inglaterra, mientras su colega interpreta a un desagradable turista que se aprovecha de la posición estática en la que beben estar estos guardianes, hasta que lo saca de sus casillas y el desagradable visitante termina en el piso inconsciente frente la mirada atónita de los espectadores.