
La mansión de Pablo Escobar, ubicada en Miami Beach, Florida, era una enorme casa de fachadas rosadas que fue incautada en 1987 por las autoridades estadounidenses. En 2014, el palacete fue adquirido por una pareja estadounidense, Valoppi y Berdouare, por unos 10 millones de dólares. La pareja decidió demoler esta propiedad para encontrar posibles tesoros ocultos por Escobar en su interior, imposibles de localizar sin maquinaria especial.