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Si aun no lees el libro: 15 sensuales y excitantes frases de 50 sombras de Grey que te harán sonrojar

Si aun no lees el libro: 15 sensuales y excitantes frases de 50 sombras de Grey que te harán sonrojar

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Si tienes dudas de la intensa relación que existe entre Christian Grey y Ana Steele, acá te contamos 15 de sus frases más picaronas.

Si aun no lees el libro: 15 sensuales y excitantes frases de 50 sombras de Grey que te harán sonrojar
Jueves 12 de febrero de 2015 15:10
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El portal Publimetro realizó una selección de 15 frases más sensuales de la exitosa saga 50 Sombras de Grey.


"Muéstrame cómo te complaces a tí misma... sigue... vamos a trabajar hasta que lo sigas haciendo, bebé... déjame ver si podemos hacer que te corras así... estás tan deliciosamente húmeda. Dios, te quiero. Voy a joderte, Señorita Steele... duro... ven por mí, Ana".


De repente, él se sienta y remueve mis bragas y las arroja en el suelo. Se quita sus bóxers y su pene sale libre, y erecto. ¡Santo cielo! Se arrodilla y se pone un condón sobre su considerable longitud. Oh, no...¿Lo hará? ¿Cómo...?


Christian está frente a mí con una fusta de cuero trenzado. Solo lleva puestos unos Levi's viejos, gastados y rotos. Golpea despacio la fusta contra la palma de su mano sin dejar de mirarme. Esboza una sonrisa triunfante. No puedo moverme. Estoy desnuda y atada con grilletes, despatarrada en una enorme cama de cuatro postes.


Antes de que lo sepa, él tiene mis manos arriba de su cabeza y me está apoyando contra la pared usando sus labios... su otra mano agarra mi cabello y lo tironea, trayendo mi cabeza hacia arriba y sus labios están en los míos... mi lengua tentativamente acaricia la suya y se unen en una lenta danza erótica... su erección está sobre mi vientre.


Acabas de acostarte con él. Has entregado tu virginidad a un hombre que no te ama, que tiene planes muy raros para ti, que quiere convertirte en una especie de pervertida esclava sexual. ¿ESTÁS LOCA?


¿Cuándo te ha venido la regla, Anastasia?-me pregunta de repente, mirándome. -Eh...ayer –mascullo, excitadísima. -Bien. Me suelta y me da la vuelta. -Agarra el lavabo –me ordena y vuelve a echarme hacia atrás las caderas, como hizo en el cuarto de juegos, de forma que estoy doblada. Me pasa la mano entre las piernas y tira del cordón azul. ¿Qué? Me quita el tampón con cuidado y lo tira al váter, que tiene cerca. Dios mío. La madre del...Y de golpe me penetra, ¡ah!


Sigue tú- me ordena, y se aparta para observarme. Me acaricio. No...quiero que lo haga él. No es lo mismo. Estoy perdida sin él. Se saca la camisa por la cabeza y se quita rápidamente los vaqueros. -¿Prefieres que lo haga yo? Sus ojos grises abrasan los míos en el espejo. -Sí, por favor-digo.

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Se trata de ganarme tu confianza y tu respeto para que me permitas ejercer mi voluntad sobre ti. Obtendré un gran placer, incluso una gran alegría, si te sometes. Cuanto más te sometas, mayor será mi alegría. La ecuación es muy sencilla. -De acuerdo, ¿y qué saco yo de todo esto? -A mí-.


Por favor, no te molestes, alégrame el día –me dice muy serio. Miro al techo. -Bueno, unos azotes me despertarían, supongo.

Quiero mover las piernas, pero no puedo. Me tiene aprisionada y mantiene un ritmo constante, lento y tortuoso. Es absolutamente maravilloso. Gimo de nuevo y de pronto se mueve. -Abre la boca-me pide. Y me introduce en la boca el pulgar. Pestañeo frenéticamente. -Mira cómo sabes -me susurra al oído-. Chúpame, nena.


Yo quiero que seas mi sumisa y castigarte y tenerte en mi cuarto de juegos. Y castigarte cuando incumplas las normas...


No te sueltes, Anastasia – me advierte-. Te voy a follar duro por detrás. Sujétate bien al poste para no perder el equilibrio. ¿Entendido? -Sí- Me azota el culo con la mano abierta. Au...Duele.


Ahora voy a follarla, señorita Steele –murmura colocando la punta de su miembro erecto delante de mi sexo-. Duro –susurra-.


De repente, el me agarra, volcándome en su regazo. Con un suave movimiento, inclina su cuerpo, mientras mi torso está junto a él. Lanza su pierna derecha sobre mis dos piernas y planta su antebrazo izquierdo en la parte baja de m espalda, sosteniéndome de tal forma que no me puedo mover. Coloca su mano en mi trasero desnudo para acariciarlo suavemente con la palma de su mano. Y luego esta no está allí. Y me golpea... duro.


Volviendo a mirarlo de frente, estoy sorprendida de hallar que él tiene su pene erecto en su mano. Mi boca se abre. "Quiero que conozcas bien, con su nombre de pila si quieres, mi parte favorita y más preciada de mi cuerpo".

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Pn/gm

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