El porteño se dedicaba al tráfico de merluza negra, uno de los peces más apetecidos por el mercado.
Se trata del porteño de 48 años con residencia en Curauma, Luis Rubio Cataldo, capitán del barco pirata más buscado del mundo, debido a su gran tráfico de merluza negra en zonas prohibidas.
Según informó este miércoles el diario La Estrella de Valparaíso, Rubio, acompañado por otros porteños, manejaba el barco llamado "Thunder", el que se hundió el pasado 6 de abril en las costas del país africano Santo Tomé y Príncipe.
Esto, luego de ser perseguido durante 4 meses por la organización conservacionista Sea Shepherd, por su tráfico ilegal de esta cotizada especie avaluada en 83 millones de dólares las 1,5 toneladas.
Actualmente, Luis Rubio junto a su compatriota Luis Morales Mardones están retenidos en la isla Santo Tomé y Príncipe, con los pasaportes retenidos a la espera que comience su juicio.
Según informó el medio regional, desde el año 2006 que el "Thunder" se encontraba navegando y arrancando incluso de la Interpol. Entre los años 2010 y 2015, el barco habría cambiado de nombre reiteradas veces para escabullerse de quienes los seguían.
A cargo de 40 tripulantes, Rubio habría hundido la nave con su mercancía para esconder las pruebas del tráfico.
Según informó Gonzalo Serey, uno de los integrantes de la corporación Sea Shepherd sostuvo que además dentro del barco pirata utilizaban esclavos para el "trabajo duro".
"De acuerdo a las declaraciones entregadas por el capitán del MV "Bob Barker" (Barco que lo perseguía) Peter Hammrstedt, hay una opinión generalizada de que la tripulación indonesa del "Thunder" correspondía a personas traficadas o esclavos. Dio la sensación de que estaban mantenidos a bordo contra su voluntad y no podían comunicarse libremente hacia el exterior. Una de estas personas intentó suicidarse en alta mar y quedan dudas razonables de que hayan recibido trato vejatorio a bordo del "Thunder", aprovechando la falta de fiscalización", precisa Serey.
Agregando que "Al no presentar el "Thunder" una nacionalidad establecida ni recibir ningún tipo de fiscalización, bien podemos considerar que estaba envuelto en una red de tráfico de personas".
En una entrevista con el diario The Sidney Morning Herald, de Australia, el capitán confesó que llamó la atención la personalidad del chileno: "Mientras los indonesios iban como agradecidos de que se hubiese acabado la persecución, los españoles iban callados, como taimados. Pero el chileno se vino todo el viaje de vuelta alegando. Nunca en mi vida vi un náufrago tan malagradecido", relató.
Su madre, Sara Cataldo, vive en el sector de Curauma, en la casa que su hijo le habría dejado. Sin embargo, desconocía la situación legal y la búsqueda internacional que pesaba sobre su hijo marino.
"Hace mucho tiempo que no sé de él. Yo corté relaciones con él hace ya varios años", señaló escuetamente a La Estrella.
"Me dejaron helada con la noticia. Yo la verdad es que no tenía idea de lo que me están contando. Sabía que navegaba, pero no tenía idea de nada con respecto al hundimiento del barco. Voy a llamar a sus hermanos para preguntarles qué es lo que pasó", agregó conmocionada.
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PURANOTICIA