A todas nos ha pasado de comprar queso, guardarlo y, cuando lo vamos a ver, ha desarrollado moho, tiene una capa viscosa alrededor. Para evitar el desperdicio y aprovechar al máximo el queso, te revelamos unos trucos para guardar el queso que además te permitirán que se conserve mejor por más tiempo.
1. Envolver el queso
Si compras el queso en el supermercado o envasado, tienes que eliminar el envoltorio plástico cuanto antes, ya que el queso necesita ser guardado en un envoltorio fresco, preferiblemente en papel encerado o de pergamino, después de abierto para evitar que se seque o absorba otros sabores.
Es importante recordar que el queso natural es un organismo vivo, con enzimas y bacterias que necesitan aire y la humedad para sobrevivir. Por lo tanto, envuelve el queso en papel y luego en una envoltura de plástico para crear un microambiente perfecto para su almacenamiento. Sin embargo, no lo dejes en el mismo envoltorio durante largos períodos de tiempo.
2. Cómo guardar los quesos fuertes
Los quesos fuertes o picantes, como el queso azul, necesitan ser envueltos con mayor esmero para evitar que sus aromas impregnen otros alimentos. Lo mejor es colocar estos quesos fuertes en un recipiente hermético y almacenarlos por separado, si es posible, sobre todo los quesos azules.
3. Temperatura ideal para el queso
La temperatura ideal para guardar el queso es de entre 2 y 7 grados, con un alto nivel de humedad, y preferiblemente en la bandeja inferior de las verduras / frutas.
Para evitar congelar accidentalmente el queso, no lo almacenes cerca del compartimento del congelador o en la bandeja de la carne.
4. Congelar queso
Como regla general no conviene congelar los quesos naturales, ya que no solo pueden perder su textura, sino que en algunos casos su sabor será alterado de forma dramática.
Si de cualquier manera debes congelar el queso, permite que se descongele lentamente en el refrigerador y utilízalo para cocinar, ya que la textura se volverá quebradiza y seca después de descongelarlo.
5. Reconocer un queso en mal estado
Si los quesos almacenados y envueltos resultan excesivamente secos, desarrollan una textura viscosa, presentan olor a amoniaco o cualquier otro olor desagradable, por tu seguridad lo mejor será que te deshagas de ellos porque podrían estar en mal estado.
Si encuentras alguna de estas características en el queso del supermercado – especialmente entre los quesos de oferta – no lo compres, ya que ha pasado su mejor momento.
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Pn/gm