
Mujeres, hombres, jóvenes y niños protagonizaron el lavado de pies. Por tercer año consecutivo, fueron doce inmigrantes quienes recibieron el gesto, provenientes de Bolivia, República Dominicana, Colombia, Venezuela y Haití, entre otros países.
El cardenal Ricardo Ezzati presidió en la Catedral Metropolitana, la celebración con la que se recuerda la "Última Cena" donde se instituyó la Eucaristía y el ministerio sacerdotal, acto que rememora también cuando Jesús lavó los pies de sus discípulos.
En la homilía, el Arzobispo habló de la importancia del celebrar este día, señalando que "la Eucaristía es la certeza de que la vida divina del hijo de Dios sigue impregnando la vida de cada uno de nosotros, la vida de la historia y del mundo, aunque muchos no sean capaces de reconocer este amor infinito de Dios".
"El mandamiento de Jesús es que seamos uno, que nos amemos como Él nos ha amado, en la sencillez de la vida cotidiana, lavándonos los pies los unos a los otros. Lavar los pies a los discípulos significa ponerse de rodilla frente al hermano para reconocerlo como hermano, para cogerlo en su necesidad, tenderle no sólo nuestra mano, sino también nuestro corazón", agregó.
En su mensaje, también dedicó palabras a quienes enriquecen la cultura de nuestro país.
"Voy a lavar los pies a doce hermanos, niños, jóvenes y adultos que vienen de países hermanos de nuestra América Latina. Este gesto quiere decir que la Iglesia de Santiago y todas nuestras comunidades queremos tener un corazón y manos abiertas para la acogida e integración y para que todo hermano en nuestra ciudad e Iglesia se pueda sentir en su casa".
Al final de la homilía, Ezatti dijo: "este Jueves Santo nos invita a multiplicar los gestos de nuestra solidaridad, nos invita a trabajar para que nuestra ciudad y nuestro país sea una ciudad y país de hermanos, que se vuelva cada vez más un hogar donde hay espacio para todos, y de una manera particular, espacio para quien sufre y se siente solo y abandonado".
Mujeres, hombres, jóvenes y niños protagonizaron el lavado de pies. Por tercer año consecutivo, fueron doce inmigrantes quienes recibieron el gesto, provenientes de Bolivia, República Dominicana, Colombia, Venezuela y Haití, entre otros países.
En tanto, según dio a conocer el Arzobispado, el Papa Francisco lavó los pies de doce presos en la cárcel romana de Regina Coeli, donde les dijo: "Jesús quiso hacer este servicio para darnos un ejemplo de cómo nosotros tenemos que servirnos los unos a los otros".
PURANOTICIA / ATON