Salvo el sector agropecuario, la mayoría de los sectores económicos vieron estrepitosas caídas, llegando en algunos casos al -17,5%.
El Producto Interior Bruto (PIB) de Brasil cayó un 9,7% en el segundo trimestre del año con respecto al trimestre precedente, lo que supone la caída más pronunciada en el indicador desde el inicio de la serie en 1996, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
La caída interanual en el segundo trimestre alcanzó el 11,4%, mientras que en el acumulado hasta junio la contracción de la economía brasileña fue del 5,9% con respecto al mismo periodo de 2019.
Por sectores de actividad, las caídas fueron generalizadas a excepción del sector agropecuario, que creció un 0,4%. Entre las caídas más pronunciadas destacan la contracción del 12,3% en la industria y la reducción del 9,7% en los servicios.
Entre las actividades industriales, destacan las caídas en industrias manufactureras (-17,5%), construcción (-5,7%), en las actividades de electricidad y gas, agua, alcantarillado, gestión de residuos (-4,4%) y en las industrias extractivas (-1,1%).
Dentro del área servicios, el transporte, almacenamiento y correo cayó un 19,3%, mientras que el comercio se contrajo un 13%.
De su lado, se registraron avances en las Actividades financieras, seguros y servicios relacionados (0,8%) y en Actividades inmobiliarias (0,5%). Desde la perspectiva del gasto, la formación bruta de capital fijo cayó un 15,4%, el gasto de consumo de los hogares se redujo en un 12,5% y el gasto de consumo del Gobierno bajó un 8,8% en relación con el trimestre inmediatamente anterior.
Con respecto a la variación interanual, las actividad que más cayó fue la industria (-12,7%). En contraposición, la actividad agropecuaria creció un 1,2%, en comparación con el mismo período de 2019, lo que se puede explicar, principalmente, por el buen desempeño de algunos productos agrícolas que tienen una cosecha relevante en el segundo trimestre, según informa el IBGE.
La actividad de industrias manufactureras tuvo el peor resultado de su historia (-20,0%), influido principalmente por la caída en la fabricación de vehículos; otros productos de transporte; maquinaria y equipamiento; y en la industria textil y de la confección. La segunda caída más intensa vino de la construcción (-11,1%), lastrada por la reducción de la ocupación y producción de sus insumos.
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