Pontífice inauguró en la Basílica de San Pedro una cumbre sobre la conservación de la Amazonía y la labor pastoral a sus pueblos indígenas.
El Papa Francisco instó a obispos a proponer formas de cuidar mejor a la Amazonía y a sus pueblos indígenas, en medio de amenazas por los incendios forestales, el desarrollo y lo que describió como las "cenizas del miedo" ideológicas.
El Pontífice inauguró una cumbre sobre la conservación de la Amazonía y la labor pastoral a sus pueblos indígenas, enfrentado a críticas de conservadores que se oponen a su visión ecologista.
A la misa en la Basílica de San Pedro asistieron representantes indígenas, algunos con el rostro pintado y vestidos con plumas, así como más de 180 cardenales, obispos y sacerdotes sudamericanos, vestidos de verde, al igual que el Papa.
Entre las propuestas más polémicas estaba la ordenación de ancianos casados como sacerdotes para combatir la escasez crónica de sacerdotes en la región. De hecho, los indígenas católicos de zonas remotas de la Amazonía pueden pasar meses sin ver un sacerdote o asistir a una misa.
Otra propuesta controvertida pide a la Iglesia católica que identifique nuevos "ministerios oficiales" para las mujeres, aunque los organizadores dejaron claro que la ordenación sacerdotal quedaba descartada.
Respecto a la Amazonía, Francisco dijo que "el fuego prendido por los intereses que destruyen, como el fuego que devastó hace poco la Amazonía, no es el fuego del Evangelio", y agregó que "el fuego de Dios es calidez que atrae y reúne en la unidad. Se alimenta del intercambio, no de los beneficios".
Francisco pidió que la "audaz prudencia" de Dios inspirase a los obispos para tomar medidas valientes que protegieran la región y cerró diciendo que "si todo continúa como era, si pasamos nuestros días satisfechos con el 'así es como se han hecho siempre las cosas', entonces el don se desvanece, sofocado por las cenizas del miedo y la preocupación por defender el statu quo".
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