Con esa iniciativa, las cuatro familias palestinas podrían permanecer en sus viviendas en Sheij Jarrah si reconocen que la tierra en la que están levantadas pertenece a una organización de colonos judíos que adquirió su propiedad.
Debía ser la resolución final para una disputa que se extiende por más de tres décadas, pero no ha sido así.
Aunque muchos esperaban que la Corte Suprema de Justicia de Israel emitiera este lunes un veredicto que pusiera fin a la larga batalla legal sobre la situación de un grupo de palestinos en riesgo de ser desalojados de sus viviendas en el barrio de Sheij Jarrah, en Jerusalén Este, el máximo tribunal optó por proponer un plan que conmina a las partes a llegar a un acuerdo.
Con esa iniciativa, las cuatro familias palestinas podrían permanecer en sus viviendas en Sheij Jarrah si reconocen que la tierra en la que están levantadas pertenece a una organización de colonos judíos que adquirió su propiedad.
Esta disputa ha estado en el centro del conflicto palestino-israelí en los últimos meses y fue uno de los disparadores de la breve guerra entre Israel y Hamás en mayo pasado.
Entonces, el grupo armado palestino comenzó a lanzar miles de cohetes hacia Israel alegando en parte que respondían al "acoso" contra estas familias en Sheij Jarrah, lo que generó una dura reacción de Israel que incluyó bombardeos sobre objetivos en de Hamás en Gaza.
De acuerdo con el plan del tribunal israelí, estos palestinos -entre docenas de familias amenazadas con la posibilidad de ser desalojadas- permanecerían como "inquilinos protegidos" que no podrán ser desalojados de esas viviendas en el futuro previsible, mientras paguen el alquiler a la organización judía que es propietaria de la tierra.
La Corte Suprema le concedió a los palestinos siete días para que presenten una lista de residentes que cumplan con estos requisitos, con lo que difirió cualquier decisión sobre el caso, al menos, hasta entonces.
Disputa sobre derechos
La situación de los palestinos en Sheikh Jarrah ha captado la atención internacional y se ha convertido en un tema que moviliza a quienes se oponen al establecimiento de colonias judías.
Sheij Jarrah simboliza uno de los puntos centrales en el conflicto israelí-palestino: el destino de Jerusalén Oriental.
La jefa de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU hizo un llamado a Israel para que no ejecute ningún desalojo en Sheikh Jarrah, advirtiendo que una acción de este tipo podría constituir un crimen de guerra bajo la legislación internacional.
Israel ocupó Jerusalén Este durante la guerra de los Seis Días en 1967 y, de hecho, la anexó más tarde. El gobierno israelí no considera esa zona como territorio ocupado sino como una parte más de Jerusalén, ciudad a la que designó como su capital, un acto que no es reconocido por la mayor parte de la comunidad internacional.
Las autoridades de Israel sostiene que el tema de Sheikh Jarrah no es un asunto del Estado, sino una disputa de propiedad privada sujeta a las decisiones de los tribunales.
Los palestinos han sostenido que son los legítimos propietarios de la propiedad que, según dijeron, les había sido garantizada por Jordania cuando instaló a las familias allí después de que ocupó el área en la guerra árabe-israelí de 1948.
Sin embargo, un tribunal de Jerusalén rechazó en 2020 los argumentos de los palestinos, lo que confirmó la orden de desalojo que favorecía a la organización de colonos que en 2003 había comprado los títulos sobre esa tierra con miras a establecer unos asentamientos.
Los palestinos ven el caso como parte de un movimiento más amplio de los colonos israelíes para apoderarse de los hogares palestinos en Jerusalén Este, que los primeros reclaman como la capital de un Estado independiente aún por crear.
PURANOTICIA // BBC MUNDO