El esperado discurso de Abe con motivo de los 70 años del final de la contienda promete no dejar indiferentes a los países que fueron víctima del colonialismo nipón como China y Corea del Sur.
El primer ministro nipón, Shinzo Abe, pidió hoy disculpas por las agresiones de Japón a sus países vecinos durante la II Guerra Mundial, de forma un tanto indirecta al remitirse a declaraciones ya formuladas por Gobiernos anteriores.
El esperado discurso de Abe con motivo de los 70 años del final de la contienda promete no dejar indiferentes a los países que fueron víctima del colonialismo nipón como China y Corea del Sur, que reclamaban una disculpa más clara por parte del primer ministro conservador.
"Japón ya ha expresado de forma repetida sus sentimientos de profundo arrepentimiento y sinceras disculpas por sus acciones durante la guerra", dijo el primer ministro, quien empleó un tono distante y ambiguo en una alocución marcada por el uso de verbos en pasado.
Abe se refirió así a las declaraciones de sus antecesores Tomiichi Murayama en el 50 aniversario del fin de la guerra y Junichiro Koizumi diez años después, y eludió pronunciar una nueva y contundente disculpa, e incluso por momentos pareció evitar responsabilizar directamente a Japón de las atrocidades bélicas.
Sin embargo, reconoció que el país asiático "infligió un daño y un sufrimiento inconmensurables sobre gente inocente" y destacó las "incontables vidas de jóvenes" que se perdieron en los países que lucharon contra Japón.
"Nunca debemos olvidar que hubo mujeres cuyo honor y dignidad fueron gravemente dañados más allá de los campos de batalla", añadió Abe, conocido por su perfil nacionalista y por sus iniciativas revisionistas.
Estas palabras pueden considerarse una referencia al uso de esclavas sexuales por parte del Ejército imperial nipón durante la ocupación de Corea, un asunto que ha generado desencuentros diplomáticos entre Tokio y Seúl desde la llegada del actual primer ministro al poder a finales de 2012.
Asimismo, el líder japonés insistió en que Japón mantendrá el camino pacifista iniciado tras la II Guerra Mundial y en que "debe aprender las lecciones de la Historia y mirar hacia el futuro".
No obstante, recalcó que Japón "no debe permitir que las futuras generaciones (...) estén predestinadas a disculparse" por las acciones del pasado, en un guiño a los sectores más conservadores de su partido, que consideran que el país ya ha pedido perdón en suficientes ocasiones.
En el mismo sentido y con vistas a contextualizar el belicismo nipón, Abe aludió al colonialismo iniciado por los países occidentales en el siglo XIX, a la Gran Depresión y al "profundo sentimiento de aislamiento" del país asiático.
"Intentamos salir de este punto muerto diplomático y económico a través del uso de la fuerza. Japón perdió el sentido del orden internacional y lo desafió con la guerra", interpretó.
Con todas estas menciones abiertas a la interpretación, Abe trató de contentar tanto a los sectores nacionalistas de la sociedad nipona como a los países vecinos.
De hecho, el discurso ya ha suscitado las primeras críticas de Pekín y Seúl, que consideran que Abe ha rebajado el tono de las disculpas respecto a Gobiernos anteriores con motivo del aniversario de la rendición nipona.
Las palabras de Abe "han sido una regresión" y están "lejos de ser suficientes para que los vecinos de Japón y la comunidad internacional puedan bajar la guardia", según la agencia oficial china Xinhua en un comentario publicado tras el discurso.
Por su parte, el ministro surcoreano de Exteriores, Yun Byung-se, exigió hoy a Tokio que "emprenda acciones sinceras" respecto a su responsabilidad histórica, en una conversación con su homólogo japonés, Fumio Kishida, que tuvo lugar tras el discurso y fue recogida por la agencia nacional Yonhap.
Las relaciones de Japón tanto con Corea del Sur como con China se han deteriorado tras la llegada al poder de Abe debido a sus roces sobre hechos históricos relacionados con las agresiones bélicas niponas y a sus disputas territoriales.
El primer ministro también es visto con desconfianza por los países vecinos por haber impulsado una reinterpretación del artículo pacifista de la Constitución de Japón, por el que el pueblo japonés renunció para siempre a la guerra.
Pn/fg
EFE.