La guerra ha sido devastadora para Líbano, donde han muerto 3.823 personas y 15.859 han resultado heridas, según datos de las autoridades del país.
La calma reinaba este miércoles en el sur de Líbano con el inicio del alto el fuego acordado entre Israel y Hezbolá tras más de un año de conflicto y meses de intensos bombardeos.
La guerra ha sido devastadora para Líbano, donde han muerto 3.823 personas y 15.859 han resultado heridas, según datos de las autoridades del país.
Además, aproximadamente 1,5 millones de residentes fueron desplazados en áreas de Beirut y otras localidades donde tiene influencia Hezbolá, grupo que ostenta un importante poder político y militar en el país y que es considerado una organización terrorista por EE.UU. y la UE.
Muchos de los desplazados regresaron a casa poco después de la entrada en vigor del alto el fuego.
En la autopista que conecta la capital, Beirut, se generó un gran atasco, con vehículos cargados con las pertenencias de sus ocupantes en el techo.
Otros regresaron en automóviles y motocicletas a otras localidades afectadas, como Sidón o Tiro.
En el norte de Israel también miles de personas se habían tenido que desplazar de sus hogares en el último año después de que Hezbolá iniciara el lanzamiento de cohetes como forma de respaldo a Hamás, tras el ataque del grupo palestino contra Israel del 7 de octubre de 2023.
Tras la entrada en vigor del alto al fuego, el estado de ánimo de los habitantes del sur del Líbano iba desde la celebración por el fin de las hostilidades hasta la tristeza de aquellos que han visto dañadas o destruidas sus propiedades.
Ali Hijazi, uno de los residentes desplazados, explicó que los vecinos solo querían volver a casa y recuperar sus vidas.
"Hoy hay sentimientos encontrados de tristeza y alegría. La guerra terminó hace dos horas, pero la crisis humanitaria está empezando a desarrollarse con cientos de automóviles transitando hacia el sur del Líbano", le djio a la BBC.
Añadió que los recursos son insuficientes y los refugios no pueden acoger a todas las personas que se vieron obligadas a abandonar sus hogares por la guerra.
Al regresar, algunos residentes se encontraron con edificios en ruinas donde antes estaban sus hogares.
“Nos dieron un aviso y nos fuimos. La siguiente noche vimos la casa y era un desastre, pero estaba en pie. Y una noche después, no quedaba nada. Estamos vivos, pero no nos sentimos bien”, lamentaba una joven residente de Beirut frente a las cámaras de BBC News.
En madrugada del miércoles, al inicio del alto el fuego, aún se observaban en Beirut las columnas de humo de los últimos ataques de Israel.
Los bombardeos israelíes del martes acabaron con la vida de 42 personas, según las autoridades libanesas, en una jornada en la que Hezbolá también lanzó cohetes hacia el norte de Israel.