El informe preliminar del accidente apunta a fallos en el sistema de control de hielo del avión, aunque las investigaciones actualmente se encuentran en desarrollo.
El 9 de agosto de 2024, un avión de la compañía Voepass se estrelló cerca de una zona residencial en Vinhedo, estado de Sao Paulo, mientras realizaba un vuelo entre los aeropuertos de Cascavel y Guarulhos. El siniestro, que dejó 62 víctimas fatales, se convirtió en el accidente aéreo más mortal en Brasil desde 2007. El accidente ocurrió bajo unas condiciones climáticas complejas, pero sin que se emitieran advertencias previas por parte de los pilotos.
El informe preliminar sobre el accidente sugiere que la acumulación de hielo en el avión debido a las condiciones de humedad y bajas temperaturas pudo haber jugado un papel importante en la pérdida de control. El Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos (CENIPA) ha revelado que la tripulación reportó problemas en el sistema encargado de evitar la formación de hielo, el cual fue encendido y apagado repetidamente durante el vuelo, marcando posibles fallos en su funcionamiento.
El coronel Paulo Mendes Fróes, jefe del comité investigador, destacó que los accidentes no son causados por un solo factor, sino por una combinación de circunstancias. A pesar de las condiciones propicias para la formación de hielo, no se emitió ninguna declaración de emergencia ni se reportaron condiciones climáticas adversas. Además, los pilotos, con más de 5,000 horas de vuelo y entrenamiento especializado, contaban con las licencias y certificados necesarios para volar en condiciones de hielo.
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El director del CENIPA, Marcelo Moreno, subrayó que este informe preliminar podría actualizarse con el avance de las investigaciones. "Nuestro objetivo es publicar cuanto antes el informe final, siempre dependiendo de la complejidad de lo sucedido y de la necesidad de descubrir factores que pudieran haber contribuido", afirmó.
Este trágico accidente reaviva los recuerdos del desastre de 2007, cuando un avión de TAM se salió de pista en Congonhas, Sao Paulo, cobrando 199 vidas, y plantea serios cuestionamientos sobre la seguridad aérea en Brasil.
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